El rebobinador

Praxíteles, la suavidad de la curva

Se sabe que Praxíteles fue ateniense y que realizó la mayor parte de sus esculturas desde el 380 a.C. en adelante, pero sobre su figura no tenemos muchos más datos. Trabajó fundamentalmente en mármol y llevó a sus máximas consecuencias, y con más suavidad, el contraposto que ya había alcanzado Policleto.

Marca curvas y contracurvas, perdiendo la ligera geometrización mantenida en obras anteriores, e imprime un perfil de S a sus esculturas, la llamada curva praxiteliana que imitarían otros artistas posteriores, incluso en el Renacimiento; llegó a aplicar también el sfumato o difuminado: el paso de unas partes del cuerpo a otras marcando los claroscuros con formas suaves que los difuminen. También resulta un rasgo muy característico de las obras de Praxíteles su forma de modelar la cara y los rizos; repasamos sus principales esculturas:

Praxiteles. Hermes
Praxiteles. Hermes

HERMES. Se fecha aproximadamente en el 330 a.C. Hermes lleva al niño Dionisos a que sea cuidado por las ninfas y hace un alto en el camino para darle un racimo de uvas y saciar su sed, momento que representa la composición. El dios mensajero se apoya en el tronco de un árbol y, si en el brazo izquierdo lleva a Dionisos, en el derecho (perdido en buena parte) mostraría en la mano el racimo que este se dispone a coger. La figura de Hermes, quieta, muestra el contraposto: apoya en el suelo el pie de su pierna derecha recta y dobla la izquierda, cuyo pie está algo levantado.

La escultura necesita un punto de apoyo, y este sirve como excusa para colocar unas telas y demostrar el buen manejo del tratamiento de los pliegues.

Las figuras de Hermes y Dionisos se relacionan mediante sus acciones y los caracteres infantiles del niño se aprecian con marcada claridad, rasgo que en el Helenismo cambiará. El rostro de Hermes se caracteriza por la suavidad de sus rasgos, su dulzura y proporción y los rizos de su cabello se ahuecaron con gran soltura, sin llegar a caer por detrás, quizá alborotados por el viento.

APOLO SAUROCTONOS. Representa a un joven, en un momento de descanso, que se dispone a matar a un lagarto que sube por el tronco de un árbol. Utilizaría un arco, que no se ha conservado.

La figura de Apolo se realizó claramente en función de su soporte (el árbol), en él apoya su estructura y a él dirige su mirada. El cuerpo cae hacia un lado, marcando la curva praxiteliana, y se apoya en la pierna derecha, cuyo pie está pegado al suelo. La pierna izquierda se dobla y queda atrasada, y su pie no se soporta en el suelo.

Se estudiaron cuidadosamente los finos rasgos de la cabeza, el sfumato no permite apreciar líneas marcadas y el pelo, aún más abultado que el de Hermes, marca ondas suaves.

SÁTIRO EN REPOSO. Sus rasgos son similares a los del Apolo Sauroctonos, aunque se considera que su belleza es menor. El tratamiento del cabello es diferente y porta una piel de animal que deja un hombro al descubierto, despegándosele del cuerpo con una gran delicadeza.

El sátiro se recuesta con cierta indolencia en un tronco de árbol, del que sus piernas se separan.

AFRODITA DE ARLÉS. Praxíteles representó a la diosa semidesnuda, con la parte superior de su cuerpo al descubierto y la inferior cubierta por una túnica. La tela se enrosca sobre su brazo izquierdo, permitiendo al escultor un estudio más rico de las distintas superficies de piel y túnica.

Se mantiene la postura de la curva praxiteliana, con una pierna recta y otra flexionada, pero no se hace necesario un punto de apoyo porque esa curva no es muy exagerada.

Afrodita gira la cabeza hacia la izquierda y la inclina hacia abajo, probablemente mirando lo que tuviera en su mano izquierda, puede que un pequeño Eros al que ella ofreciera una manzana. Postura y acción estaban, por tanto, relacionadas: se marcarían dos líneas diagonales entre la mirada de Afrodita y el pequeño Eros, y entre la mirada de éste y la manzana que se le ofrece.

Las formas destacan por su enorme suavidad, se idealizan, y no se acentúa apenas la anatomía. Los pliegues, rígidos y abundantes, se multiplican en dos zonas, contraponiéndose a las piernas del todo lisas.

La hemos incluido entre sus obras, pero hay quien discute que esta Afrodita saliera de la mano de Praxíteles.

VENUS KNIDIA. La escultura original de esta Venus probablemente estuviese desnuda, aunque algunas copias la presentan vestida. Tanto el desnudo como la postura se justifican por su acción: la diosa entra o sale del baño, tiene la túnica en una mano y su punto de apoyo es una gran vasija.

Se marcan más las formas femeninas que en desnudos anteriores y predomina el naturalismo en la manera de modelar el vientre y la cintura. Se mantiene además la curva praxiteliana y las formas suaves.

Adelanta su brazo derecho en actitud púdica, sosteniendo quizá el paño que la cubre o con el que se seca.

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