
NOMBRE: Patricia
APELLIDOS: Sandonis
LUGAR DE NACIMIENTO: Valladolid
FECHA DE NACIMIENTO: 1984
PROFESIÓN: Artista
Nuestra fichada en esta Semana del Arte en Madrid es Patricia Sandonis, cuya obra conocimos precisamente en su ciudad antes de que existiese esta sección: en 2012 mostró sus instalaciones entonces recientes en la Sala de Exposiciones del Teatro Calderón tras resultar seleccionada en la convocatoria de la Fundación Municipal de Cultura; se trataba de piezas que eran fruto de sus pensamientos y reflexiones sobre la percepción actual de la naturaleza y el paisaje cultural, tamizadas por la ironía.
Licenciada en Bellas Artes por la Complutense de Madrid y Máster Art in Context en la Universidad de Bellas Artes de Berlín, esta autora ha desplegado su trayectoria expositiva a medio camino entre nuestro país y Alemania: ha presentado muestras individuales en espacios como Hosek Contemporary, la Galerie Weisser Elefant, Superbien! y Centrum-Berlín, en la capital alemana; en el Palazzo Ducale de Génova, la Galería Merkle de Stuttgart, el Museo Oiasso de Irún y, en Valladolid, además de en el citado Teatro Calderón, en el Zorrilla, en Cadenas de San Gregorio o la Galería Javier Silva. Asimismo, desde que en 2008 obtuvo una beca Leonardo para formarse en el Universalmuseum Joanneum de Graz, ha recibido otras de la Diputación vallisoletana, de CreArt.org para cursar una residencia en Atelierhaus Salzamt, de la Academia alemana en Roma, Neustart y el Senado alemán; igualmente, ha desarrollado residencias en el Museo Oiasso, PRAKSIS Oslo y Nectart (Barcelona) y, en 2018, obtuvo el I Premio de pintura de la Bienal internacional de arte emergente Eve-Marie Zimmermann de Tenerife.
Sandonis se suma a nuestros Fichados porque queremos saber más del peso de la memoria y de los materiales reutilizados en sus trabajos: en sus dibujos, pinturas y ready-mades cobran importancia los relatos individuales e históricos no contados, aquello que decidimos conservar y recordar y lo que queda perdido; también conocer mejor su tratamiento del monumento: ella los reformula en distintos emplazamientos y medios con el fin de adentrarse en la naturaleza que les es propia y en su vigencia. Le interesa por qué y para quién se crearon, que rol desempeña el tiempo en nuestra percepción de los mismos o qué formas, materiales y escalas son más aptos para su conservación.


Patricia, que no se inició en ese campo de la instalación sino con los pinceles, nos cuenta que no concibe su dedicación al arte únicamente como un trabajo, sino como parte de su forma de ser: Empecé desde la pintura, estudié Bellas Artes en la Universidad Complutense en Madrid y después me especialicé en arte en el espacio público en la Universidad de Bellas Artes de Berlín (UdK). Soy artista autónoma desde 2013.
Me apasiona esta profesión, es más que eso: se ha convertido en parte de mi identidad y, aunque dentro del sistema social en el que vivimos, es a menudo una profesión muy dura y precaria, creo que siempre seguiré por este camino.


El eje temático de su trabajo es el pasado sobre nuestras cabezas; el modo en que, como sociedad, lo concebimos y damos forma: Me interesa la búsqueda de lo que podríamos llamar memoria colectiva, si es que aún existe. Me interesa pensar cómo poder representarla desde el arte, centrándome no solo en la representación de una memoria basada en hechos, sino en aspecto formales. Mi trabajo es muy intuitivo: paseo mucho, me encuentro con escenas urbanas que capto a través de una foto con el móvil o recojo objetos de deshecho que, por su forma o material, me resultan atractivos.
Al igual que lo hace la memoria, yo trabajo desde el fragmento. En los últimos proyectos me he centrado mucho en la figura del antimonumento, planteando la posibilidad de una representación democrática de la memoria colectiva. Ahora mismo ya he pasado la fase democrática y estoy buscando formas de consenso en este tema.
Al igual que lo hace la memoria, yo trabajo desde el fragmento.
En algunas de sus propuestas, la antigua piedra, el pasado mármol, han sido reemplazados por desechos habituales de los entornos urbanos, perecederos y precarios, que parecen responder a nuestro momento contemporáneo; también ha trabajado con restos de carteles callejeros que remiten al mármol, de modo que estéticas de ayer se integren en el presente. Como recalca Julianne Cordray, si los monumentos tradicionalmente están destinados a ser eternos, permanentes y estables, en la producción de Sandonis resultan enfáticamente temporales, transitorios, literalmente determinados por sistemas dinámicos.


Dinámica es también su adopción de unas u otras disciplinas a la hora de trabajar: Mi trabajo artístico es muy versátil. Abordo los temas desde la cerámica, la pintura, la instalación objetual, la escultura, el dibujo… Me gusta producir con las manos, me gusta tocar los materiales, disfruto mucho con la fase de producción. Intento planear menos y ser más intuitiva.
Y lo son sus referencias, artísticas, literarias o fílmicas, pero también, incluso, gastronómicas: Me encantan las películas de Agnes Varda, los ensayos de Mona Chollet, los poemas de Jimmy Durham, el Grapefruit de Yoko Ono, los primeros mobiles de Calder en los que utilizaba cristales rotos, los tapices de Miró, leer a Manuel Vilas, la música de Rival Consoles, los cuadros sobre la maternidad de Elda Cerrato, el ballet, el submarinismo, los bouquets, los vinos de la Ribera del Duero… Todas las experiencias vitales influyen de alguna manera en mi trabajo artístico.



A la hora de hablarnos de sus principales proyectos hasta la fecha, Patricia elige cinco, comenzando por El espacio que nos separa (2021), una serie de cuatro instalaciones con las que buscaba proponer una manera sensata de concebir el espacio y cuestionar la definición del que es público en periodos de cambio, como en los procesos de remodelación que conllevan cierres.
Las líneas encontradas que articulaban estos trabajos suponían un intento por preservar, a través del arte, los rasgos estéticos de las áreas públicas en construcción. En todos ellos las vallas, como delimitación física de una frontera, se convertían en la representación tridimensional de una línea imaginaria marcada en un mapa y susceptible de caerse; su vejez y abandono, como la de tantos objetos o dispositivos públicos, parecía sugerir la nostalgia hacia otros tiempos.


Valor de intercambio (2013) fue una instalación participativa desarrollada en la Plaza Mayor de Valladolid que quería, justamente, poner en cuestión la función social de este lugar. Aunque (salvo en Navidad) no se permiten mercadillos, el 25 de marzo de aquel año aquí tuvo lugar uno: 124 cuadrados blancos se dispusieron en el suelo y en cada uno había un objeto que la gente podía cambiar por otro, con una simple condición: solo si eran del mismo color. Así, el dinero no era el valor de cambio, sino un objeto más… con un color. El proyecto fue documentado y registrado por Francisco Javier Gómez González, catedrático de Comportamiento del Consumidor, y sus estudiantes del departamento de Sociología de la Facultad de Económicas de Valladolid; con sus gráficos entraban en contraste cinco dibujos que la artista elaboró, uno en cada hora que duró esta propuesta.
Además de abordar el papel de la sociología en trabajos como este y en experimentos cuantitativos relativos a la crisis de 2008, Sandonis quería que por unas horas la plaza no fuera un mero lugar de paso, sino una plaza pública en su estricto sentido, donde la gente pudiera pasear, observar, hablar o recoger algo, sumándose a un evento que no pretendía ser espectacular ni exclusivo, por no mediar en él lo monetario.


Foto until it becomes marble (2018) era una columna con mucho de ready-made elaborada a partir de neumáticos reciclados con restos de carteles, un antimonumento ejecutado con esos materiales que dejaremos en la Tierra para las generaciones futuras. Planteaba en ella la artista la urgencia de dar con un nuevo material que reemplace a otros, como el mármol, para acercarse a la temporalidad que requieren los monumentos contemporáneos, que sabemos que serán desmantelados pero cuya existencia deberá documentarse de algún modo.
Haciendo hincapié en ese contraste entre lo que nació para la eternidad y lo que no tiene esa vocación, nos invitaba a reflexionar sobre cuánto debe pervivir un monumento, si los necesitamos y si queremos que las futuras generaciones realmente los hereden.

La instalación El monumento al barrio (2019), por su parte, conjugaba pintura y escultura en ese objetivo de Patricia de proponer formas alternativas de representar la memoria en el espacio público. La elaboró junto a los vecinos del cosmopolita distrito berlinés de Neukölln, que pudieron decidir cómo llevarla a cabo en función del modo en que desearan ser recordados en el futuro: daba voz, en definitiva, a las personas que normalmente no la tienen a la hora de escribir su propia historia.



Por último, The very Important, the in between, the monolith rescataba formas encontradas en espacios públicos de Berlín que Sandonis trataba como patrimonio cultural formal del presente: una pintura de gran formato dispuesta sobre vallas publicitarias en zigzag, baldosas de metro en las que un mensaje fue borrado y solo pervive en sus juntas y una barra de apoyo, de las presentes en los transportes públicos, ejecutada con plástico, vidrio y cartón de colores hallados en el suelo de la calle.
Muy pronto encontraremos a Patricia en el Museo Patio Herreriano: inaugura allí el 20 de marzo de este 2025 “Incertidumbre en consenso”, un repaso a proyectos berlineses que dan cuenta de su concepción de la ciudad como archivo vivo.
Conocedla mejor aquí: https://www.sandonis.com/

