Fichados

Marc Badia

Marc BadiaMarc BadiaNOMBRE: Marc

APELLIDOS: Badia Quintana

LUGAR DE NACIMIENTO: Esparreguera, Barcelona

FECHA DE NACIMIENTO: 1984

PROFESIÓN: Artista

 

 

 

 

 

Sabemos que algunos de vosotros sois asiduos al espacio Espositivo madrileño y es posible que el pasado marzo visitaseis allí “Jumanji”, una colectiva de autorías intencionadamente diluidas: podíamos contemplar pinturas de Yann Leto, Jan Monclús y nuestro último fichado, Marc Badia, con la particularidad de que cada uno de ellos había realizado las suyas al estilo de los otros dos.

Pese a lo singular de la propuesta, en el fondo su planteamiento guardaba nexos con los intereses de cada uno: en el caso de Badia, con su querencia por el absurdo como refugio y como punto de partida a la hora de plantear cierta crítica social; esta semana, se suma a esta sección, además, porque nos interesan sus estudios sobre la noción del cuadro como objeto que aúna denso pasado histórico y reflejo de identidades personales. Algunos de los suyos se aproximan a lo escultórico gracias al uso de purpurinas o resinas, pero el artista prueba que no llegan a cruzar esa frontera porque el empleo de materiales como esos forma parte de los mecanismos de la propia pintura.

Marc Badia. Zion, 2019. "Jumanji", Espacio Espositivo
Marc Badia. Zion, 2019. “Jumanji”. Espacio Espositivo
Marc Badia en "Jumanji". Espacio Espositivo, 2019
Marc Badia en “Jumanji”. Espacio Espositivo, 2019

Licenciado en Bellas Artes en la Universidad de Barcelona, donde cursó un máster en Producción e Investigación Artística, Badia ha presentado muestras individuales en la Bauhaus-Universität de Weimar y en Hans & Fritz Contemporary, en Barcelona, y también ha participado en colectivas en centros como La Capella, la antigua Embajada británica en Madrid, la Galería Fran Reus mallorquina, la Free University de Tbilisi, la capital georgiana; la Fundació Arranz Bravo, de nuevo Hans & Fritz Contemporary, la Fundación Olivar de Castillejo, Plaga V, Hangar, el Vorwerk-Stift y el Electrohouse de Hamburgo (en cuyo Hochschule für bildende Künste cursó su Erasmus) o en los tres museos japoneses por donde itineró, en 2012, la exposición “Japan Independence”: el National Art Center of Tokyo, el Kyoto Municipal Museum of Art y el Hiroshima Prefectural Art Museum. También en De Kaaij (Nijmegen) y en algunos espacios barceloneses ya cerrados pero significativos para las carreras de jóvenes artistas hace unos años, como Passatge Studio, la Cyan Gallery o Untitled Bcn.

En 2010 obtuvo una segunda Mención de honor en la III Beca de estudis artistics Autocugat, en 2015 fue seleccionado en la tercera convocatoria de los premios Mardel y obtuvo una residencia artística en el marco del citado festival De Kaaij, y hace dos años realizó una residencia en la Visual Arts and Design School de la citada Free University de Tbilisi, de la mano de la Fundació Ramon Llull y Jiwar Barcelona, y otra en Major 28, espacio expositivo de La Floresta de cuya programación se ocupa Lluc Baños Aixalà, otro de nuestros fichados, que por cierto citó a Badia entre sus referentes cercanos.

Marc Badia en "Panorama 2018". Galería Fran Reus
Marc Badia en “Panorama 2018”. Galería Fran Reus
Marc Badia. All canvases are bored, 2018. "The foolosopher". Hans & Fritz Contemporary, 2018
Marc Badia. All canvases are bored, 2018. “The foolosopher”. Hans & Fritz Contemporary, 2018

Hechas, como siempre, las presentaciones, hemos preguntado a Marc el cuándo y el porqué de sus comienzos artísticos. Nos ha contado que pinta desde la infancia, pero que tuvo más claros sus pasos hacia 2014 y fue un proceso acompañado: Empecé a entenderlo como trabajo hará unos cinco años. Llevo pintando desde que era un crío; aunque le dedicase muchas horas, para mí era exclusivamente una vía de escape. Hubo un momento en el que hice un click gracias a una serie de personas que conocí y empecé a ampliar superficie.

Sus intereses son extensos y difíciles de etiquetar: en sus trabajos investiga las conexiones entre la historia de la pintura tradicional y la estética contemporánea, aplicando esos vínculos al análisis de los lenguajes de las imágenes actuales; ha explorado también los nuevos códigos nacidos en la red y las posibilidades del absurdo cotidiano. Sus propias experiencias y el entorno, en un sentido cercano y extenso, son también puntos de partida: La realidad es que me interesan muchas cosas, la propia  pintura, los memes, los gifs que mandan mis amigos, el hip-hop, el absurdo, los siete años que me pase currando de cajero, las birras con los colegas en la plaza, el capitalismo, la patafísica… Sus referencias son igualmente diversas: Desde mi abuelo hasta Walter Swennen.

Se trata (Swennen) de un artista belga que cree, a grandes rasgos, en la autonomía absoluta de la obra de arte y en que la pintura no necesita narrar historias ni generar emociones, sino que se basta por sí misma, ya que formas, colores y temas proceden del exterior y no del interior del autor. Sus imágenes, realizadas en estilos y materiales variados, se relacionan a veces con la cultura popular y las imágenes de la prensa y la publicidad o toman la forma de objetos cotidianos, como bicicletas o botellas. Jugando con las asociaciones libres y abriendo paso al humor, ha explorado el tratamiento pictórico y la legibilidad de los símbolos.

Como habréis adivinado ya, la pintura es justamente la principal disciplina de trabajo de Marc. Le interesa su genealogía, que continúa condicionando su interpretación, y el reto que, a día de hoy, no deja de suponer: Me fascina la pintura por toda la herencia que tiene detrás y la imposibilidad de manejarla. Es decir, cuando alguien se enfrenta a un cuadro, la lectura que hace de él depende del concepto que tenga del medio, y en el caso de la pintura, el peso histórico connota algo incontrolable. Todas esas posibilidades que se abren sobre las lecturas del objeto, la imagen, la materia… me fascinan. Sin embargo, el hecho de enfrentarse a una tela es algo diferente, estamos llenos de limitaciones, por lo tanto el cuadro para mí es eso, una serie de limitaciones establecidas en un momento concreto.

Marc Badia. "The foolosopher". Hans & Fritz Contemporary
Marc Badia. “The foolosopher”. Hans & Fritz Contemporary, 2018
Marc Badia. Life socks II, 2018. "The Foolosopher". Hans & Fritz Contemporary
Marc Badia. Life socks II, 2018. “The Foolosopher”. Hans & Fritz Contemporary
Marc Badia. Another day in paradise, 2017
Marc Badia. Another day in paradise, 2017

Nos resume el barcelonés sus principales proyectos hasta ahora: “The Foolosopher” fue la primera exposición individual que hice en Barcelona dentro del contexto de ArtNou (en Hans & Fritz Contemporary). Foolosopher es un término que aparece en escritos medievales y renacentistas. Proviene de la palabra “philosopher” (filósofo), en la que se sustituye el filo (amar) por fool (necio, bufón); el resultado es un oxímoron, un necio de la sabiduría. A pesar de poder parecer peyorativo, en ocasiones se utilizaba para señalar que en ciertos aspectos en los que hasta el mas sabio fracasa, el idiota puede llegar a dar en la diana. Fue el momento en el que vi clara la relación de mi trabajo con el absurdo y el humor.

Algo que siempre ha estado ahí, como en la exposición “Jumanji” con Yann Leto y Jan Monclús en Espositivo Mad, “Let me die alone but please film it” en la Fundació Arranz Bravo o el trabajo presentado en “Archipiélago”, en la antigua Embajada inglesa en Madrid. En este último incluí una serie de tickets realizados durante el horario laboral como cajero; tenia “hackeada” la máquina de los tickets e imprimía dibujos que hacia en el “paint”. En uno de esos tickets simplemente ponía “BORRRRRRRRRRRRRING”, me hice una camiseta que aparece en varias de mis piezas como “art work 2” o “Style is a losing game”. Esta relación con el trabajo en la tienda también aparece en el título “cashier’s don’t cry” o en “another day in paradise”, una pieza presentada en la exposición “Kaia Shechema”, en el casino de Vic, compuesta a base de tiras de ticket.

En “The Foolosopher” nos enseñó pinturas y esculturas relacionadas con un vídeo viral en el que se malinterpretaba una palabra de la canción Thinking’Bot You de Frank Ocean, confundiéndose potato y tornado y presentándose una pata atada a un ventilador y girando una y otra vez; en “Let me die alone but please film it”, exhibición que compartió con el citado Monclús, se centró en las relaciones entre el fracaso y el éxito y en la broma del hacer y producir a pesar de todo. De “Jumanji” hemos hablado al principio: se trataba de un desafío a la seriedad, de un intento entre lúdico e imposible de habitar la cabeza ajena y de convertir a la presa en depredador y viceversa.

Marc Badia. "Archipiélago". Antigua Embajada británica en Madrid, 2018
Marc Badia. “Archipiélago”. Antigua Embajada británica en Madrid, 2018
Marc Badia. Cashiers don’t cry, 2019. "Jumanji", Espacio Espositivo
Marc Badia. Cashiers don’t cry, 2019. “Jumanji”, Espacio Espositivo

Hemos preguntado a Marc por lo próximo: Ahora estoy con un proyecto que se titula “a monument for a broken shoe”, que parte de la historia del zapato roto de Zion Williamson, un jugador de baloncesto. Formará parte de una iniciativa que se realizará en Casabanchel a principios de septiembre. También estoy trabajando en una especie de hip-hop extraño para un bolo en Chiquita Room (Barcelona) de cara a octubre. Y finalmente estoy preparando con Jan Monclús una pieza conjunta; hace unos años hicimos una serie de palas de ping-pong pintadas con confesiones acerca del mundo del arte, estamos cocinando la segunda “temporada”.

Podéis conocer mejor a Marc, aquí: marcbadia.com

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