Fichados

Liza Ambrossio

Liza AmbrossioNOMBRE: Liza

APELLIDOS: Ambrossio

LUGAR DE NACIMIENTO: México D.F.

FECHA DE NACIMIENTO: 1993

PROFESIÓN: Artista

El de Liza Ambrossio ha sido uno de los hallazgos de 2018: descubrimos a esta fotógrafa gracias a la Galería Cámara Oscura, que presentó “La Ira de la Devoción”, una muestra de fotografías de estética impactante que tenían como fondo temático un asunto entre personal y universal: el de la destrucción de un mundo y un tiempo y el inicio de otros, el desarraigo y la construcción de nuevas raíces (después profundizaremos). Uno de los primeros seducidos por sus modos de trabajar y por el compromiso vital y honesto presente en sus imágenes fue Alberto García-Alix, que ha hablado de ella, valga la redundancia, con devoción: Su obra es su vida y su vida es su obra, tiene la capacidad de envolvernos a todos y no soltarnos. Da miedo, nos aterroriza y también nos atrae porque tiene los demonios muy de fuera y eso la hace una artista espectacular.

Normalmente, al introduciros en nuestros fichados, sabéis que os hablamos de su currículum; en este caso debemos hacerlo, también, de su trayectoria vital. En cuanto al primero, Liza es licenciada en Ciencias de la Comunicación (UNAM) y Diseño Industrial (UAM-UT), realizó el Máster PHotoESPAÑA. Teorías y Proyectos Artísticos en la escuela PIC.A y, de la mano de la serie La Ira de la Devoción, participó en el visionado de proyectos del FotoFest de Houston y en el festival Cortona On the Move, recibió una mención honorífica en los Encontros Da Image portugueses y el primer premio Voies Off de Les Rencontres de Arlés. También fue invitada a exponer en el festival británico FORMAT19, próximamente, y resultó finalista en el Burn Award de la Fundación Magnum y Fujifilm, todo ello el año pasado.

Por su más reciente serie Naranja de sangre, ha sido reconocida con el Premio Nuevo Talento FNAC y con una de las becas al talento fotográfico de la Escuela TAI; además, fue seleccionada en el certamen Full Contact de SCAN Tarragona, recibió el DOCfield Dummy Award de la Fundación Banco Sabadell, el Babel Gallery Award del Concurso de Fotografía Contemporánea de América Latina en Monterrey y el premio alemán Discoveries, de Foto Magazine.

Sus becas de residencia le han llevado (y llevarán) a Islandia, Estados Unidos, Luxemburgo y Francia. En definitiva, Liza ha labrado en los últimos dos años una carrera sólida y prometedora gracias a su fotografía instintiva y salvaje, ligada estrechísimamente, y aquí viene la segunda parte de las presentaciones, a su propia vida. Se independizó a los dieciséis para tomar distancia respecto a la “locura familiar”, logró que empleados de su casa le vendieran imágenes de sus álbumes familiares que le recordaran el pasado y, en las fotografías que tomó desde entonces, encontramos retratos de sus caminos para sobrevivir alejada. A veces son crípticas, otras macabras; en su statement ella habla de pesadillas lúcidas y de libres asociaciones de ciencia ficción y brujería.

Liza Ambrossio. Naranja de sangre, 2018
Liza Ambrossio. Naranja de sangre, 2018

Ambrossio es una de nuestras primeras fichadas de este año porque en su trabajo encontramos un radical (y original) ejercicio de libertad y de autoconocimiento; hay crudeza y también magia, un lado cotidiano y otro casi místico: las suyas son imágenes de lecturas complejas, como las emociones que las originan. También apuntan a reflexiones incómodas, más allá de lo individual, como la rigidez, que ella califica de perversa, de estructuras sociales como la familia y las muchas caras y consecuencias de la violencia sobre la mujer.

Le hemos preguntado por sus comienzos y (algo hemos anticipado ya) nos ha contado que no entiende lo artístico como una actividad, sino como una condición intrínseca e inevitable. La pasión de su obra es la de sus palabras y no podemos sino admirar su definición del universo de la creación como “mundo de los espejos”: Una verdad cliché es que un artista no se hace, nace y es verdad; para mí no hay mayor mentira que la de la educación del arte: es castrar lo que es natural o no lo es. Lo mismo sucede con los deportistas de alto rendimiento, los talentos de la ópera y los aspirantes a santos. Yo ya era artista desde que tengo memoria y después es que estoy aprendiendo a vivir con la libertad que me es innata y en defensa de mi obra. Me dedico a esto porque es lo único que sé hacer y a lo que quiero dedicar mi vida.

De muy niña estudie pintura clásica, pero no me considero una pintora con letras mayúsculas. Después pasé un par de años esculpiendo personajes imaginarios en masa de maíz, plastilina y cosas por el estilo. Pronto mi madre descubrió que escribía muy bien, pero no le gustaba lo que escribía porque desde muy pequeña fui radical y me gustaba basar mis personajes en la gente cercana a mí –como hacen la mayoría de los escritores–, mis facultades me ganaron varios pases a terapia. Así que escribir estuvo bien pero en secreto. Tiempo después, cuando tenia dieciséis años, me desperté, tomé un puño de dinero de un cajón, no sabía cuánto costaba nada –quizás me cobraron demasiado o muy poco–. Pero llegué a una tienda en el centro histórico de la Ciudad de México y le dije al vendedor que me diera lo mejor que pudiera comprar con lo que tenía. También fui parte de un colectivo de activistas por la comunidad LGBTTTI siendo aún más joven, a eso de los catorce años; salíamos a hacer performance y desfilar con vestidos de papel. Después que me salí de mi casa familiar y empezara a vivir a lo loco, a eso de mis quince o dieciséis, es que me llegarían becas de estudio en el extranjero (Estados Unidos, Islandia y España) y la conexión con muchos de los artistas más importantes de Latinoamérica y agentes del arte en Europa, que me autentificaría mi potencial para hacer vídeo, continuar escribiendo y fotografiando. Lo demás es una mezcla de caídas y saltos al vuelo. Es así que me integre al mundo de los espejos.

Liza Ambrossio. Naranja de sangre
Liza Ambrossio. Naranja de sangre, 2018
Liza Ambrossio. Naranja de sangre
Liza Ambrossio. Naranja de sangre, 2018

Los temas que le interesan tienen mucho que ver con caídas, a lo más hondo, y vuelos a lo más alto; con lo que no solemos querer ver… hasta que nos supera. Con nuestro lado más escondido, oscuro y auténtico, antitético al social y domesticado. Enumera: Los demonios que me habitan, la infancia maldita, la vejez que arrastra, la violencia femenina, la brujería, la reencarnación, la locura, la psicodelia, la pasión y el amor. Aparentemente, las imágenes que componen sus series son independientes, pero atendiendo al conjunto de la producción de Liza y a sus motivaciones, podemos entender todas como el fruto, la huella visual, de viajes mentales o reales que no la dejaron indemne. Sus formas de reflejarlos han evolucionado con los años, siguiendo la cadencia de su proceso personal de destrucción y reconstrucción (de creación a partir de los fragmentos).

Romper y hacer nacer son también fases de su proceso de trabajo, y ella concede a esas acciones un sentido más amplio y vital: Trabajo principalmente con fotografía, vídeo, performance y escritura. Aunque de un par de años a la fecha no he dejado de maltratar mis imágenes maquillándolas, rompiéndolas o pintándolas; trabajo en su deconstrucción. Creo que es momento de bajar la fotografía de las paredes. Al final, diría que habido una mutua elección de estos medios a mí y de mí a ellos, ha sido por un sístole diástole. Mantiene Liza con la imagen una relación sentimental.

Sus referentes son muy variados, artísticos, literarios y cinematográficos, pero todos ellos tienen en común –y ella lo remarca– el haber concedido a la fantasía la importancia que tantas veces se le niega; menciona a H.P. Lovecraft, Alejandro Jodorowsky, F.W. Murnau, Roman Polanski, David Cronenberg, Luis Buñuel, William Burroughs, Emmanuel Lubezky y Goya: Son quizás una suerte de ritual de exorcismo. Pero creo que lo que más ha marcado mi obra es mi creencia en que la realidad está sobrevalorada y la fantasía subestimada; en mi resolución, lo más rico que existe en la vida es la fabulación y el poder de imaginar. Por eso es que mi fotografía está cargada de gestos performáticos y cinematográficos, al mismo tiempo alusivos al archivo pictórico y al documental. Consecuentemente, mi trabajo se ha convertido en un ejercicio de libertad siniestra llevada hasta sus más extrañas consecuencias, que posee una fuerte relación con el azar y el instinto, tratando de usar todas las herramientas narrativas para crear alguna emoción dentro de la imperfección.

Es una afrenta al terror y la deshumanización, porque creo que la pasión humana es en sí misma un acto de desafío. Disfruto el jugar a fallar y vivir, mezclando diversas técnicas (imágenes de archivo, intervención pictórica, maquillaje, collage, fotografía analógica y digital…).

Los textos que acompañan mi trabajo los inspiro basados en crudos instantes de desapego extremo. Entre la locura y la completa claridad (flash-backs).

Mi trabajo es una afrenta al terror y la deshumanización, porque creo que la pasión humana es en sí misma un acto de desafío.

Liza Ambrossio. Naranja de sangre
Liza Ambrossio. Naranja de sangre, 2018
Liza Ambrossio. Naranja de sangre
Liza Ambrossio. Naranja de sangre, 2018

Mencionamos al principio que los dos proyectos fundamentales de Liza hasta ahora son La Ira de la Devoción (hasta hace un par de meses en Cámara Oscura) y Naranja de sangre, que pudimos ver en FNAC Callao. Ambos, como nos decía, se acompañan de historias imaginadas; sus fotos se exhibieron en distintas alturas –no hay mecanismo expositivo más opuesto a sus esencias que la convencional fila y la simetría– y manejan, las dos series también, como todas las vidas y las personalidades, conceptos opuestos: la vida y su fin, el mal y la culpa, la ternura y el odio, el atrevimiento y su reverso: el arrepentimiento.

Sobre La Ira, cuenta Liza que su preparación comenzó en la cabeza y terminó en la piel, en las heridas: Es un proyecto de más de diez años de trabajo. Empezó con una imagen mental. Una virgen iracunda como mi madre. En La Ira de la Devoción, lo femenino es amenazante porque seduce y en la poética de su seducción devora. Inmediatamente después llego mi decisión de cambiar de vida de la forma más extraordinaria posible. Me miré hacia adentro y, sin pretenderlo, recordé la frase con la que se despidió mi madre la última vez que la vi a mis dieciséis años: Que te vaya bien, y créeme que de verdad espero que seas muy fuerte y audaz, para no tener piedad a la hora de destrozar tu cuerpo y aplastar tu alma la próxima vez que nos volvamos a encontrar.

Tras un abrumador quiebre emocional, empecé una serie de imágenes entremezclándolas con lienzos pictóricos y fotografías de mi archivo familiar para impulsar al observador a sumergirse en mi psicología. Para añadir el elemento antiguo a mi fotolibro, contacté con la sirvienta de mi familia sugiriéndole un negocio: comprarle cualquiera de las imágenes que pudiera robar de los álbumes antiguos de familia. Por varios años, mientras estudiaba la Universidad, así lo hice, edité y construí un mundo. Y sí, me fui tropezando, pero de igual forma liberándome, al encontrar de mi madre sus miradas lascivas, mi miedo al tacto y la instintiva repulsión que representa para mí el concepto de “familia”. En La Ira de la Devoción descubro que, aunque miro, no quiero mirar, porque, cuando lo que en mí habita mira, es completamente monstruoso.

Ya decíamos que el lado oscuro alimenta muchas obras de Ambrosio (en alguna entrevista, ha dicho la artista no creer en la justicia más allá de su simbolismo). Laura González-Flores hablaba, sin embargo, al hilo de su muestra en Cámara Oscura, de cierta luz entre tinieblas al margen de las intelectuales: ¡Qué difícil destrozar ese mundo vivido como infierno y qué complicado recomponer, con los pedazos de abismo, la propia personalidad! Ambrossio nos muestra un camino –el de las imágenes y su montaje– que pasa por enfrentar y atravesar lo siniestro. Pero que, al final, concluye en un atardecer en que la luz sí parece vencer lo sombrío.

Liza Ambrossio. Naranja de sangre
Liza Ambrossio. Naranja de sangre, 2018
Liza Ambrossio. Naranja de sangre
Liza Ambrossio. Naranja de sangre, 2018

Naranja de sangre data del año pasado y el color como elemento expresivo es importante en su planteamiento: Es la proyección de una naranja que sangra (traducción literal de Orange Sanguine en francés). Dos colores son los pigmentos base de mi proyecto: anaranjado (el olor de la juventud, la alegría, el punto más álgido del fuego, la tierra y la diversión) y el rojo (el color de la violencia, ira, rapidez, fuerza, sangre, poder, pasión y amor). A ellos les adhiero un tercer color complementario: el amarillo (locura, luz y guía en el caos).

Toda la gama explota dentro de una sección de mi mente que permanece en la oscuridad. Y que a su vez rebela una antiquisima simbología encriptada; las naranjas significan en muchos pueblos de la tradición indígena americana y otros credos al sur de Europa, e incluso Asía, traición, violencia, sangre, sol o muerte. En las ofrendas mexicanas de día de muertos, el tono anaranjado controla todo; es el símbolo del astro mayor. Como lo es también el color amarillo, las sombras que se proyectan en todo mi trabajo están relacionadas con el factor tiempo y este fruto; significan a su vez el sol negro que es el principio del amanecer y que se convertirá en la estrella de la mañana latente de mutar al color naranja. La estrella de la mañana es también uno de los nombres de los dioses del inframundo y del dios de la guerra, quien es capaz de dotar al mundo de un nuevo orden después de la destrucción.

Naranja de sangre es un retrato contemporáneo del caos que se expresa convulsivamente en torno al cambio, la maldad y lo maldito, la enfermedad mental, la soledad, la epigenética, el ritualismo, el desarraigo, la libertad y el destino. Traza una narrativa usando la fuerza del instinto y la supervivencia emocional en el marco de un mundo cuyas leyes de vida están igualmente marcadas por el amor y la violencia. Un mundo donde lo sentido y lo vivido a veces se fusionan de manera mágica o trágica.

En este circuito, mi relación con el terror responde a una necesidad muy primitiva, porque me permite desarrollar universos en los que surgen personajes extraños que pueden asumir una personalidad sobrenatural para enfrentar diferentes fases del infierno solo a través de la demencia.

Liza Ambrossio. Naranja de sangre
Liza Ambrossio. Naranja de sangre, 2018
Liza Ambrossio. Naranja de sangre
Liza Ambrossio. Naranja de sangre, 2018

Este proyecto es un drama agudo, rítmico y desgarrador que busca devorar al espectador a través de la asociación tradicional de mi origen mexicano: rituales de muerte, sacrificio, sangre y actos de brujería, ejecutados en los rincones teóricamente más alejados a mi cultura: Islandia, Suecia, Suiza, Dinamarca, Holanda, etc. El sentido del desarraigo y la necesidad de conectar con lo más profundo de los orígenes de la humanidad pierden el pudor y se dejan encontrar en mi mirada.

En una de las cartas de Hernán Cortés (conquistador español del continente americano) a la reina de España Isabel la Católica, a la llegada de este a la ciudad imperial de Tenotchitlan, hoy Ciudad de México, este describe a los pobladores originarios como seres del inframundo. “Cuando, sorprendido por la blancura y la dimensión de la pirámide del sol contrastada por un denso color rojo en las escaleras, se aterroriza al ver recostarse en la punta de la pirámide al ultimo ganador del juego de pelota, un sacerdote azteca le clava un cuchillo de obsidiana en el esternón. En ese instante le saca el corazón mientras aún grita de dolor, ahora se ha convertido en comida para los dioses; el sacerdote se lo devora aún palpitando y deja que la sangre del moribundo pinte las escaleras de la pirámide de rojo”. Al igual que en esta escena de la historia de la humanidad, mi libro sangra: lo animal y lo vegetal, lo espiritual y lo carnal adquieren la misma dimensión. Y la historia cambia de ruta cuando los arquetipos de europeo se vuelven extravagantes en mi iconografía.

Todos mis proyectos están vinculados y direccionados por un rictus relacionado con la figura de la hechicera como un ser capaz de emerger del inframundo, inteligente, arriesgado, mágico y todo poderoso. Todo hombre o ser vivo se inclina, desarma o muere.

Liza Ambrossio. Naranja de sangre
Liza Ambrossio. Naranja de sangre, 2018

En esta serie, la angustia se mira y casi se palpa; continuaba la artista desarrollando su apuesta por la libertad frente a las estructuras dadas y las etiquetas; por la fantasía y por explorar el espacio del caos y de lo salvaje.

Tendremos ocasión de verla de nuevo; nos avanza Liza lo próximo: Actualmente me he dejado envolver por dos proyectos: Leche de tigre y Agua de fuego, donde enfrento algunas de las zonas mas densas de mi vida. Intento por segunda vez enfrentar la muerte de mi padre, las adicciónes y el trauma sexualizado.

En cuestión de exposiciones, en el mes de enero (19) se inaugura en la FNAC de Barcelona mi serie “Naranja de Sangre” como parte del premio FNAC Nuevo Talento que gané este año y cada mes tendré una apertura en otras FNAC; en febrero inauguro en Valencia, marzo Coruña, abril Zaragoza, mayo Alicante, junio Murcia y julio en Valencia.

Igualmente, presento una exposición individual en el Festival FORMAT con “La ira de la devoción-The rage of devotion”, en Londres, Reino Unido. Y estaré dentro de la feria de arte Photo London el mes de mayo junto a uno de los artistas que más admiro: Roger Ballen, con mi galería, Camara Oscura.

Para saber más, pasad por aquí: lizaambrossio.com

 

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