NOMBRE: Jorge
APELLIDOS: Gil
LUGAR DE NACIMIENTO: Jaca, Huesca
FECHA DE NACIMIENTO: 1981
PROFESIÓN: Artista
Los asiduos a la sala sevillana Espacio Olvera pudisteis disfrutar la pasada primavera de la última individual de Jorge Gil, nuestro fichado esta semana: en “Al otro lado” presentaba trabajos relativos al pensamiento mágico y a su posible uso como instrumento comunicativo con el que transmitir emociones y experiencias que suelen quedar ocultas, pero también como medio de calmarnos sugiriendo esperanzas imposibles.
Doctor en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca y formado también en animación digital, grabado y enseñanza artística, Gil había presentado antes muestras propias en centros como el Espacio Belleartes de Cáceres, la Quinta del Sordo madrileña, el Contemporary Art Center Mutuo barcelonés, la Galería Fúcares y el Museo Nacional de Teatro de Almagro o el Museo Jarramplas de Piornal. Sus colectivas le han llevado a espacios como el Museo Vostell, el Archivo Histórico y el Museo de Cáceres, el Centro Huarte, el Museo de Guarda y el Nacional de Évora o el Museo Judío de Berlín. También habéis podido encontrar su trabajo en ferias como JustMAD, JUSTLX o SCULTO, y forma parte de las colecciones de la Fundación CIEC, el Museo del Grabado Español Contemporáneo, Caja Duero, la Universidad de Salamanca, Casa Falconieri, la Diputación de Cáceres, el Instituto Juan Gil-Albert alicantino o la Universidad Nacional de Bogotá.
Este creador oscense se suma hoy a nuestros fichados porque nos interesa su empleo de técnicas muy diversas para referirse a menudo a asuntos relacionados con nuestra identidad, a la necesidad de alcanzar el autoconocimiento y el conocimiento de otros y a la relación entre realidad y deseos.
Como a todos los que han pasado por aquí, le hemos preguntado por sus inicios. No recuerda un momento concreto en el que tomara la decisión de dedicarse a lo artístico, pero sí es consciente de que la creación estuvo ya presente en su infancia y de que las investigaciones que desarrolló para su tesis doctoral han incidido en el desarrollo posterior de su obra: No recuerdo muy bien cuándo decidí ser artista, pero desde que era pequeño estuve en contacto con el mundo del arte. En mi casa siempre se fomentó el gusto por la música y el teatro, sobre todo por parte de las mujeres de mi familia materna. Aunque mis inicios estuvieron marcados por el conservatorio, recuerdo que ya desde la infancia me gustaba mucho hacer pequeñas esculturas. Las primeras las hacía con cartón y tizas, y casi con cualquier material que cayese en mis manos. Quizás por eso fue una consecuencia natural que terminase estudiando bachillerato artístico. De esto pasé a especializarme en escultura en Artes y Oficios en Pamplona, y posteriormente a licenciarme en Bellas Artes en Salamanca, donde finalmente defendí mi tesis doctoral en la que investigué sobre las relaciones existentes entre el muñeco y el artista en el arte contemporáneo. Pienso que todo esto ha sentado las bases de mis intereses como artista.
Hablamos antes de su interés por la identidad, pero en las obras de Gil subyace una variedad de asuntos ligados a lo humano y universal. Su herramienta para adentrarse en ellos suelen ser los citados muñecos, que a casi todos nos evocan recuerdos ligados a lo emotivo. Con ellos un público amplio puede quizá conectar íntimamente con mayor facilidad que con otro tipo de instalaciones y esculturas; suelen aludir al individuo o a algunas de sus partes y también hacen referencia a los nexos entre lo real y lo ficticio: Me interesan muchos temas, algunos de ellos son transversales o están en cierto modo relacionados a otros de ellos, y los pongo siempre en cuestión, como la idea de la suerte, la pérdida o la identidad. Entiendo el arte como una vía para lanzar preguntas, más que para resolverlas, que ayuda a pensar sobre los grandes (o pequeños) temas que a todos nos conciernen, y sobre todo, desde un punto de vista actual, aunque estemos viendo arte de otras épocas.
Sí que es cierto, como comentaba anteriormente, que siento una especial atracción por el universo del muñeco, es decir, de una escultura a la que podemos atribuir, al igual que al muñeco como juguete, cierta función, cierto pensamiento mágico, proyectando nuestros deseos, nuestros ideales, o incluso nuestros miedos o fobias. Incluso proyectarnos a nosotros mismos en ellos. Me atrae la idea del muñeco porque al fin y al cabo es un objeto cercano, que desde la infancia tomamos como algo propio y al que dotamos de un contenido claramente emocional. Y de alguna manera, al emplearlo como un soporte artístico, lo situamos en un lugar mucho más cercano de lo que pueda llegar a estar nunca la escultura en términos tradicionales, por muy realista que sea.
Me atrae la idea del muñeco porque al fin y al cabo es un objeto cercano, que desde la infancia tomamos como algo propio y al que dotamos de un contenido claramente emocional.
Las técnicas empleadas en sus trabajos, como decíamos diversas, obedecen a las necesidades de cada uno de ellos: nos explica que parten de las ideas. Predominan las instalaciones y esculturas, pero también se ha acercado a la performance: Normalmente trabajo por proyectos y debo decir que pongo la técnica al servicio de la idea que quiero desarrollar, incluso si esto supone salirme de mis modos de trabajo habituales. Por ejemplo, la obra “Running Time” (2016), tiene carácter performativo, aunque no soy performer, pero el proyecto así lo requería. Esta pieza, consistía en 12 actores vestidos con trajes de conejo rosa jugando partidas de ajedrez de una duración predeterminada, en mesas de ajedrez profesionales, donde el sonido de los relojes tomaba un papel protagonista. Los trajes que vestían procedían de una instalación anterior, “Los impostores” (2015), expuesta por primera vez en la Hospedería Fonseca de Salamanca. En esta instalación anterior, se mostraban vacíos en el suelo de la sala, como si sus portadores se hubieran desintegrado instantáneamente, y en las paredes también podían verse unos pequeños recipientes seriados que contenían gomaespuma como supuesto relleno alternativo.
Pero lo cierto es que el medio en que mejor me desenvuelvo es la instalación, aunque también trabajo en esculturas, dibujos, grabado, etc. Y aunque tengo una tendencia hacia la figuración, en mis últimos proyectos, como en la última individual que hice – “Al otro lado”, Galería Espacio Olvera, Sevilla (2019) – también he comenzado a integrar obras formalmente más neutras, aunque no menos simbólicas que, a mi entender, enriquecen el cuerpo de mi trabajo y con el que me siento cada vez más cómodo.
Entre sus referentes figuran artistas que se han valido de un lenguaje similar (muñecos, cuerpos) a la hora de abordar cuestiones humanas sin geografía: Hay muchos artistas que me fascinan, tanto por el lenguaje que utilizan como por el contenido que subyace en su trabajo; podría citar desde Juan Muñoz, Christian Boltanski, Annette Messager o Louise Bourgeois hasta Hans Bellmer, Pierre Huygue, Cindy Sherman, Sarah Lucas, Laurie Simmons, los hermanos Chapman, Antony Gormley, Joel Peter Witkin, etc.
Y a la hora de citar los proyectos fundamentales en los que hasta ahora ha trabajado, Jorge comienza por Alter-Egos (2007-2015), donde ya comenzaba a adentrarse en complejidades identitarias desde un enfoque negro y también humorístico: Es un proyecto heterogéneo, que se fue fraguando a lo largo de siete años, en el que fui trabajando en una diversidad de personajes que nacen de un imaginario muy particular, inquietante e incluso siniestro, pero a mi parecer con un toque de ironía o humor negro, y que estaba basado fundamentalmente en instalaciones de escultura y obra gráfica.
El punto de partida era el concepto de identidad y la complejidad de esta idea, desde un punto de vista tanto psicológico como antropológico, por lo que me interesé y trabajé fundamentalmente con los conceptos de heterónimo y doppelgänger, hibridándolos entre sí o empleando al muñeco como soporte para materializar esta idea, recreando seres sexuados, personajes anodinos o “figuras collage”, construidos a partir de partes y fragmentos de personas de mi entorno o incluso de mí mismo, a modo de Frankenstein.
Después llegaría Golems, donde hablaría de cuerpos y héroes, pero sobre todo de lo que nuestra identidad puede tener de artificial y cambiante: Se basa en la idea de la construcción del ser artificial a través de una búsqueda constante de la representación del propio cuerpo fragmentado, del cuerpo como recipiente vacío, incidiendo en la relación que existe entre la figura del héroe y del antihéroe. Habla de aquello que nos produce ternura y nos da miedo. Del bien y del mal contenido en un mismo cuerpo. O de las relaciones de vida y muerte. Como en el mito del Golem de Praga.
Este proyecto, que ha podido verse en el Jüdisches Museum Berlin (2016), en el Espacio Zink de Salamanca (2015) o en el XXV Aniversario de Los Encuentros de Jóvenes Artistas de Navarra (2009), entre otros lugares, tiene como origen su primera pieza: Crisálidas (2009), cuyo simbolismo conecta con las muñecas quitapenas de Guatemala o con su versión más Europea y modernizada, que nos enlaza directamente con nuestra infancia, con los muñecos Gusiluz, que, con la misma función, pretenden aliviar los terrores nocturnos de los niños. Pero, también, en piezas como Emeth, Mirror, Slate man o Skin, a través de otros materiales como textiles, pizarra, cartón, arena, etc, se hace hincapié en la idea de fragmentación y en el carácter mutable y voluble del ser.
Sobre un asunto en el que casi todos habremos pensado a fondo, lo que en nuestra forma de ser hay de nuestro y de condicionado, versaba Los otros (2017-2019) a través de sus figuras híbridas, tan parcialmente únicas como semejantes a otras: El proyecto Los otros parte de la pregunta: ¿cuánto de nosotros es realmente nuestro y cuánto de nosotros procede de lo ajeno? Acerca así el concepto de identidad hacia la idea de multiplicidad dentro del Yo, o por decirlo de otra manera, de los desdoblamientos del Yo. ¿Cuánto de uno mismo, es decir de nuestro Yo es realmente nuestro? ¿Y qué cantidad de toda esa amalgama de ideas, ideologías, gustos, aficiones, pensamientos críticos… son producto de las influencias que adquirimos? ¿Son producto de nuestra cultura, del barrio en que vivimos o en el que hemos crecido? ¿De nuestras relaciones interpersonales, de nuestra familia? ¿O de la suma de todos los factores externos que, de algún modo, repercuten indirectamente, aunque de manera certera, sobre nuestra propia identidad?
Con un carácter esencialmente instalativo, las figuras antropomórficas que lo configuran están construidas a partir de elementos moldeados de personas cercanas y de mi entorno, que se entremezclan con moldes de desconocidos y de difuntos de los que se han extraído máscaras funerarias. Construidas con un busto, manos y pies realistas, su estructura en cambio es tosca, aludiendo a las imágenes de candelero propias de la imaginería española, dejadas al descubierto.
Así es como nacen estos nuevos personajes, parecidos a otros, de alguna manera familiares, conocidos, pero al mismo tiempo ajenos y extraños.
En todos los casos, sus caras están cubiertas por máscaras de cartón procedentes de un único molde de mi rostro que, en realidad, no cumple la función de ocultar, si no de homogeneizar, de convertir en iguales a todos los personajes de la habitación que miran a través de las máscaras con ojos de cristal.
Las instalaciones, que han podido verse en la Galería Fúcares de Almagro (2018), el Museo Nacional del Teatro (2018), el Archivo Histórico Provincial de Cáceres (2017) o la Sala Europa de Badajoz (2017), entre otros espacios, funcionan como escenas en las que los personajes interactúan entre ellos, pero al mismo tiempo con el espectador. Los juegos de sombras crean un escenario confuso, con un efecto inquietante y siniestro, que resulta atrayente y extraño.
Por último se refiere Jorge a Al otro lado, el proyecto que este mismo año, como decíamos, pudimos contemplar en Espacio Olvera, la sala con la que viene trabajando desde hace dos años: En él me interesa profundizar en la condición humana y, de manera específica, en la transmutación que sufre la identidad a causa de desajustes mentales como la depresión. Y también de la puesta en duda de todos estos mecanismos de supervivencia, a través del pensamiento mágico, propio de sociedades primitivas o creencias populares, que nos convencen de que podemos modificar el mundo que nos rodea sin ninguna relación científica.
En este sentido he incorporado nuevos lenguajes que hacen referencia al ocultismo, al misticismo y a lo esotérico, con obras como Portal, que formalmente representa una puerta destruida, petrificada o carbonizada, y que nos conecta con lo desconocido, o No, Jamás, Nunca, Nada, que a modo de ouija, se configura como una mano de hierro mecanizada a modo de péndulo, que señala azarosamente hacia cuatro palabras dispuestas en el suelo, otorgando una falsa sensación de libertad de elección. U otras obras que conectan más explícitamente con la idea de la muerte como La familia, configurada por cuatro moldes de cráneos de silicona cosidos y reconstruidos que descansan dentro de una vitrina.
Queremos saber también qué será lo próximo; son varias las exposiciones donde contemplar actualmente su obra: Ahora mismo estoy exponiendo en la cuarta edición de la Bienal de Jerusalén, en la muestra “In the East”, comisariada por Rami Ozeri y Vera Pilpoul, donde también me han invitado a impartir una conferencia sobre mi trabajo a finales de este mes de noviembre con motivo de la clausura de la Bienal. La muestra cuenta con parte del proyecto Family Portrait, en el que trato la idea de la memoria y la pérdida de identidad, tanto individual como la de grupo, a través de la errata numérica en la fotografía grupal a lo largo de la historia, abordándolo desde el dibujo y el grabado.
Por otro lado, también estoy presente en la muestra “45 artistas, 45 museos, 45 años. Homenaje a Marcel Duchamp” en la Galería Fúcares de Almagro, con la que trabajo actualmente. Esta exposición, organizada por Norberto Dotor con motivo del 45 aniversario de la galería, plantea la interpretación por parte de los artistas participantes de la obra del artista francés Boîte en valise (La caja en la maleta). Además, de forma paralela a la exposición, que tendrá un carácter itinerante, se está celebrando un ciclo de conferencias: “Marcel Duchamp: Arte y Pensamiento”.
Asimismo, en la primera quincena de diciembre tengo programada una exposición individual organizada por la Diputación de Cáceres y la Junta de Extremadura, que está comisariada por Julio C. Vázquez Ortiz, como parte del proyecto de Ayudas a Artistas Visuales de Junta de Extremadura con el que fui premiado en 2018. Se trata de una exposición muy especial, en la que pondremos en diálogo parte de mi trabajo con el de la colección de arte precolombino y colonial del pintor y escultor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, que alberga la Casa-Museo Guayasamín en Cáceres.
Conoced mejor a Jorge Gil, aquí: www.jorgegil.net