NOMBRE: Gala
APELLIDOS: Knörr Sierra
LUGAR DE NACIMIENTO: Vitoria
FECHA DE NACIMIENTO: 1984
PROFESIÓN: Artista
Mañana se presenta en La Casa Encendida “Generación 2020”, la muestra que reúne los proyectos ganadores de la última convocatoria dedicada a creadores menores de 35 años organizada por este centro y la Fundación Montemadrid, y entre los seleccionados encontraréis a nuestra fichada esta semana, Gala Knörr. Otros quizá conocistéis su trabajo en “Insert Witty Project Title”, la individual que la primavera del año pasado le dedicó el Centro Cultural Memoria de Andalucía de la Fundación CajaGranada, donde analizó, partiendo de la creciente relevancia de los memes, la naturaleza asociativa de las imágenes en nuestra actual cultura visual.
Knörr ha presentado también individuales en Pablo’s Birthday (Nueva York), el Museu de Belles Arts de Castellón, la Casa de la Cultura Doña Mencía (Córdoba), la Fundación Bilbaoarte, Total Refreshment Studios (Londres) o la Cité Internationale des Arts de París y ha participado en colectivas en centros como la Galería T20, de nuevo la Fundación BilbaoArte, Azkuna Zentroa, la Sala Amadís, la Galería Antoni Pinyol de Reus, el Museo Carmen Thyssen, Fabra i Coats, la Galería A del Arte zaragozana, La Térmica, Ikas Art y en varios espacios británicos, americanos y franceses. Hace tres años participó en la feria UNTITLED de Miami, de la mano de Ana Mas Projects, y ha recibido becas del Instituto Etxepare vasco, el Gobierno vasco, la Facultad de Bellas Artes de Granada, la Fundación BilbaoArte, La Térmica y del Ayuntamiento de Basauri y los Otaola. Ya fue premiada antes por La Casa Encendida, en la convocatoria Emergencias 2.0 (2010), y ha desarrollado residencias en varios centros que hemos mencionado, el Consorci de Museus valenciano y en el Solomon R. Guggenheim Museum neoyorquino, en 2017. Una década antes se había graduado en Bellas Artes en la New School de París y después cursó un máster en la Central Saint Martins británica; también fue seleccionada para el Columbia Threadneedle Prize en 2014 y ha resultado finalista en el Premio Miquel Casablancas (2017) o el Premio a la Producción Artística de la Fundación Banco Santander (2018).
Hechas, abreviadamente, las presentaciones, os contamos que Gala se incorpora hoy a esta sección porque nos interesa su buceo creativo en Internet, su estudio de lo efímero, lo no perecedero y lo anónimo en el ámbito de los nuevos medios y nuestros modos de retratarnos, o de indagar en nuestra identidad, en la red. Investiga la artista cómo colectivos antes invisibilizados buscan su espacio allí donde este no es tangible y también en hasta qué punto nuestros datos nos han convertido, en el universo online, en mercancia.
Siguiendo el esquema que conocéis, comenzamos preguntando a Knörr por sus inicios como artista. Y nos ha hablado de música, de literatura y del peso de las (aparentes) casualidades: En los noventa mi hermano vivía en Estados Unidos, solía visitarle al menos una vez al año junto a mis padres y, una tarde, dando una vuelta por algún centro comercial de Aventura, después de ver horas de MTV (cuando todavía emitían música) descubrí un par de discos que me marcarían mucho: “Bringing down the horse” de The Wallflowers, el grupo de rock de Jakob Dylan, el vástago de Bob, y un guilty pleasure personal como el primer disco de Third Eye Blind. De este último, el cantante Stephan Jenkins, en una entrevista, mencionó cómo Jack Kerouac había influenciado su escritura y su música. Más tarde, con 16 años, conseguí una copia de “En el camino” en castellano y, después de descubrir el mundo beatnik, sabía que ya era inevitable: el arte se encontraba en mi futuro, había descubierto otras formas de pensar y expresar en las que necesitaba indagar.
Me gradué en el instituto en Surrey, al sur de Inglaterra, y mi primer año de carrera estudié Liberal Arts en la Richmond University de Londres; llegué tarde al registro de clases y acabé centrándome en Ciencias Políticas y Escritura Creativa. Aunque me encantaba lo que estaba aprendiendo, al año siguiente conseguí plaza en Parsons Paris – The New School, donde me licencié en Bellas Artes. París fue una ciudad perfecta para estudiar y crecer como artista, y todavía tengo una relación especial con ella. Decidí seguir formándome en la Central Saint Martins de Londres, donde me gradué con un MA Fine Arts enfocado en la práctica crítica contemporánea.
Pasaría varios años en Londres, donde monté un estudio de arte llamado “New Elsewhere”, junto a mis compañeros de clase Jwan Yosef, Anne Kuhn y Elsa Philippe en el barrio de Hackney. Constantemente intentando subsistir y hallar mi sitio en la ciudad, perdiendo la voz durante seis meses, mis cuerdas vocales me pidieron un cambio y trabajé como educadora y asistente del Departamento de Educación en la Saatchi Gallery durante un año. A la vez participé en diferentes proyectos activistas de Maximilla Lukacs, cofundadora de The Department for Peace, como “The Village Green Preservation Society” (Earth Day PSA, Rainforest Alliance) o “Bad Reputation” (PSA) junto a Joan Jett; fui seleccionada para el premio The Columbia Threadneedle Prize, que me dio la oportunidad de exponer junto a Sarah Lucas y Chantal Joffe (a quien admiro inmensamente), bajo el comisariado de Sacha Craddock, para quién también trabajé en sus fiestas de cumpleaños recibiendo a ganadores del Turner Prize, y pinchaba discos junto a mi compi Charlie Wyatt de Thee MVPs. Pero fue al siguiente año, en mi primera experiencia en una residencia artística, en la Cité Internationale des Arts en Paris, cuando durante tres meses pude sentir y ver qué era dedicarme y centrarme en mi trabajo artístico a tiempo completo.
Regresé a Londres para trabajar en el British Museum y me puse dos metas: presentar mi primera exposición individual en Londres y buscar nuevas oportunidades fuera de Gran Bretaña. Sentí que llevaba muchos años desconectada de España; me marché de Vitoria-Gasteiz con 16 años y regresé con 31 para realizar la residencia Creadores en La Térmica en Málaga, después fui a Londres y decidí empaquetar toda una vida guardada en cajas en mi casa y mi estudio. Iba a pasar seis meses en la Fundación Bilbaoarte; se votó el Brexit y al día siguiente volaría dirección Bilbao sin saber qué vendría después. Desde entonces he intentando seguir aprendiendo, moviéndome, conociendo, descubriendo e intentando hallar mi sitio como artista en mi país, sin perder mi sentido de asombro y curiosidad.
Después de descubrir el mundo beatnik, sabía que ya era inevitable: el arte se encontraba en mi futuro.
Como avanzamos antes, a Gala le interesa la compleja relación de nuestras identidades y las nuevas tecnologías, las nuevas “normas sociales” y los modos de relacionarnos que Internet ha generado y también las vías posibles para reflexionar sobre estas cuestiones en soportes duraderos, como la pintura. Nos habla de los temas que dominan su producción: Mi trabajo siempre ha estado relacionado con las diferentes subculturas que descubría a través de la literatura, la música o los medios; me interesa la esfera de lo social, en algunas redes me he infiltrado de alguna manera u otra como observadora y otras veces como voz activa. Una de las constantes de mi trabajo es el cambio; suelo trabajar centrándome en cómo se reformulan las identidades a través de la hiperconectividad en la que vivimos con el uso de Internet y el crecimiento exponencial de la tecnología, en nuestras opciones a la hora de cambiar sus realidades sociales y culturales en las narrativas contemporáneas. Me gusta sobre todo evidenciar las disfunciones del lenguaje, el poder asociativo de la imagen y el uso del humor un tanto non-sense; todo ello lo concibo, de alguna forma, como un acto de resistencia.
La disciplina en la que ha desarrollado la mayor parte de su producción es la pintura, pero paulatinamente se ha abierto Gala al empleo de otras técnicas, como la fotografía y el vídeo, en función de sus necesidades expresivas: La base de mi práctica siempre fue la pintura y, poco a poco, he ido experimentando con otros formatos a partir de ella que me permitieran generar nuevos dispositivos en el espacio expositivo que resultaran más dinámicos a la hora de comprender las narrativas de mi obra. Intento ser intuitiva con los formatos y materiales que utilizo y no limitar la totalidad de mi trabajo a una manera de “hablar”.
No os resultara difícil adivinar que sus referencias creativas son diversas y que no se ciñen a lo plástico. Sí cita a creadores que han trabajado a partir de lo pop y lo político: Con la corriente incesante de imágenes que consumimos diariamente en Internet, podría mencionar miles de cosas, pero siempre ha habido varios artistas a los que he regresado a lo largo de estos últimos años, a modo de oráculos. Entre ellos están David Hockney, Robert Rauschenberg, John Baldessari, Ed Ruscha, Dan Graham, Barbara Kruger y quizá, de los más jóvenes, Chantal Joffe, David Shrigley, Jeremy Deller y el señor de la perla que adoro, Mark Leckey. Aunque hay muchos artistas que trabajan otros medios que también han sido grandes influencias para mí, como Calvin Johnson, Kathleen Hannah, Bob Dylan o Lydia Lunch. Mis influencias han sido sobre todo anglosajonas, por el contexto en el que he estudiado y vivido tantos años, lo que me ha hecho descubrir ahora artistas en España, algo bastante estimulante.
Vincula Gala los principales trabajos que ha llevado a cabo hasta ahora a residencias y exposiciones: Un proyecto que inició un cambio en mi obra, mi carrera y mi vida en general fue el que formaría parte de mi primera exposición individual en Londres, “#WTF”, en Total Refreshment Centre (un antiguo club social jamaicano en el barrio de Dalston), comisariado por Antoni Ferrer. La obra reflejaba la delgada línea entre realidad y fantasía que vivimos como usuarios de redes sociales.
Un día me encontré googleando residencias artísticas en España y recibí las dos becas de residencia a las que me presenté: Creadores, en La Térmica de Málaga, y otra en la Fundación BilbaoArte de Bilbao. En esta segunda, mi proyecto reflexionaba sobre narrativas contemporáneas dentro de las redes sociales y los nacimientos de movimientos grassroots, como Black Lives Matter. Me otorgaron una beca para producir mi primera exposición institucional: “Self Identity is a Bad Visual System”, que abrió sus puertas en septiembre de 2017 en la Fundación.
A los dos días, estaba volando hacia Nueva York para realizar una residencia en el Solomon R. Guggenheim Museum con la beca Basque Artist Program, que me dieron ese mismo año en colaboración con el Museo Guggenheim de Bilbao. Mi siguiente proyecto comenzó a germinar allí: fui invitada a la Brooklyn Conference del Brooklyn Museum; fue una experiencia reveladora el estar sentada escuchando durante horas a un grupo interseccional de gente de la cultura americana (como Tania Bruguera, Coco Fusco, Sam Durant, Kevin Gover…) dialogando sobre el poder de la acción artística en tiempos de incertidumbre.
En 2018, después de presentar la investigación inicial de mi proyecto “Ningún hombre es una isla” en el Museu de Belles Arts de Castellón de la Plana, en el marco del programa Cultura Resident del Consorci de Museus, me asocié como Visiting Artist al Centre for Postcolonial Studies de la Goldsmiths University, haciendo una residencia en Londres con el apoyo del Instituto Vasco Etxepare. Durante esta tuve acceso a las colecciones del British Museum no accesibles al público y a explorar la colección Townley, escondida en las profundidades del museo. La experiencia inspiró mi instalación Monument to Noman and Everyman, que fue mostrada en el Salón de Prácticas Contemporáneas Getxoarte y Embarrat. Festival de Creación Contemporánea en Tárrega, y también inspiró mi intervención artística para Bilbao Art District en los mupis de la ciudad de Bilbao y para los Encuentros de Moda y Tradición Contemporánea en La Encartada Fabrika-Museoa de Balmaseda.
El proyecto está inspirado en objetos de la Antigua Grecia y el Imperio Romano que forman parte de la colección permanente del British Museum (emblema de la Gran Bretaña colonial), a través de su reapropiación y resignificación en una narrativa contemporánea; utilizando el dibujo y la pintura me interesaba generar el imaginario de un imperio ficticio que buscara proteger las narrativas existentes de solidaridad, inclusión y multiculturalismo en espacios públicos e íntimos. El proyecto se cerrará este año con un taller que impartiré en el Centre for Postcolonial Studies de la Goldsmiths University.
Al año siguiente, trabajé en dos proyectos que se centraban en la utilización del humor como mecanismo de supervivencia: “Insert Witty Project Tittle” y “The Selfish Meme”. El primero se expuso en la Fundación CajaGranada, en colaboración con la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Granada y el profesor Hugo Carretero, del Departamento de Metodología de las Ciencias del Comportamiento. Cuenta con un breve cameo en formato código QR de Aramis Fuster, leyendo un poema de John Donne que inspiró la campaña contra el Brexit. El segundo, “The Selfish Meme”, con comisariado de Clara Andrade, fue expuesto en Pablo’s Birthday en Nueva York, convirtiéndose en mi primera exposición en una galería, con el apoyo del Departamento de Cultura y Política Lingüística del País Vasco y el Instituto Vasco Etxepare.
Hablaremos algo más sobre “#WTF”: en él Gala consideraba ya la tecnología como un factor esencial a la hora de comprender nuestro tiempo y prever el futuro, también de articular nuestra vida cotidiana y aquello que, a día de hoy, nos define individualmente y como sociedad. Snapchat era entonces su principal fuente y foco de investigación, por posibilitar formas de intercambio tan instantáneas y efímeras que desafían nuestro concepto tradicional de comunicación. La ironía estaba muy presente: capturaba imágenes que debían borrarse automáticamente y las modificaba para generar realidades muy distintas, autónomas respecto a sus fuentes y, a veces, hilarantes. Aludía así a la posibilidad, derivada de las nuevas tecnologías, de crear realidades propias a partir de los datos originales.
En “Self Identity is a Bad Visual System”, su proyecto para BilbaoArte, continuaba trabajando sobre ese mismo asunto haciendo hincapié en las razones de su elección de la pintura como medio para abordar lo intangible y resbaladizo. En palabras de Jesús Alcaide, la producción de Gala Knörr también trabaja sobre la realidad, sobre una realidad construida a partir de estas imágenes pobres, fantasmas, perecederas. Imágenes que desaparecerán según la lógica de Snapchat si no hacemos una captura de pantalla, o si no construimos con ellas otros relatos posibles a través de modos de registro y representación menos perecederos. La pintura, quizás. La pintura, aún.
Es en este punto donde el trabajo de Knörr se complejiza, pues a diferencia de muchos artistas que utilizarían esas imágenes para remezclarlas, scratchearlas y alterarlas según la lógica de los propios procedimientos del lenguaje audiovisual (montaje y postproducción), podemos decir que su trabajo consiste en hackear el código, alterar y apropiarse de esas imágenes para, extraídas de su canal “natural” de circulación, la inmensa e incontrolable red de dispositivos tecnológicos móviles, convertirlas a una nueva narrativa y red de relaciones que se da en la propia simultaneidad de las imágenes en el display expositivo, la instalación de esas imágenes pintadas en el cubo blanco, espacio con unas connotaciones ideológicas y unos modos de hacer muy diferentes a como operan estas mismas imágenes en la esfera pública.
Narrar el devenir de nuestro tiempo a partir de la pintura bien podría parecer una vuelta al orden, a la pintura de historia, pero no es ahora tiempo de Juramento de los Horacios, y el trabajo de Knörr se mantiene alerta respecto a esta cuestión, pues su utilización premeditada de la pintura es una decisiva y estratégica elección por hacer de esta un territorio de resistencia frente al inminente flujo de circulación de las imágenes. Una pausa que rompe el ritmo, una interferencia que altera la narración, un glitch que cambia el sentido.
Hemos preguntado también a la artista qué será lo próximo, y sus nuevos trabajos enlazan con otros anteriores y de cariz literario; podemos entender su obra como un continuum en mutación: El año pasado realicé una residencia de cuatro meses en la Cité Internationale des Arts, como parte de la Beca Juan y Pablo de Otaola 2019. El proyecto se inspira en el libro “Satori in Paris” de Jack Kerouac, en el que el autor narra un viaje de diez días a París y Brest en busca de una revelación espiritual sobre los orígenes de su familia. Jack estaba muy orgulloso de ser francocanadiense de origen bretón, pero en su viaje, más que una revelación espiritual, realizó un peregrinaje etílico por el París de los sesenta. De esta manera decidí crear una relación ficticia epistolar junto a Jack, modelando mi escritura al estilo de su novela, contándole mi vida en el Paris de hoy día desde la perspectiva de una artista. Varias de estas cartas han sido leídas en lecturas performadas en el Atelier Cartier Canada de la Cité junto al poeta australiano Kevin Brophy, Zarah Mansoor Hussain, Virginia Galván y los músicos Guido Spannocchi y Michelangelo Scandroglio.
En diciembre, después de tomar un té con Jean Jacques Lebel, quien fue íntimo amigo de toda la Generación Beat (algo surreal y emocionante para mí), fui invitada a realizar una lectura performada de mis cartas como parte del proyecto comisarial de Nicolas de Ribou “The Plot is in the process of writing”, en SB34-The Pool, en Bruselas, con la colaboración del artista británico Chris Dobrowolski y el apoyo de Spain+Culture, de la Embajada de España en Bélgica. El proyecto finalizado, “Tumbleweeds”, será expuesto en mayo en la Torre de Ariz en Basauri; este proyecto ha sido el primero donde he generado obra inmaterial y trabajaba exclusivamente con el lenguaje de la palabra y la música; siento que quizá sea una dirección nueva.
Este año también participo en la exposición colectiva del Premio Art Emergent de la Acadèmia de Belles Arts de Sabadell y en la del premio Generaciones de la Fundación Montemadrid en La Casa Encendida, donde presentaré mi proyecto Good Bad Not Evil, con el que me he vuelto full-mode millennial y que contará también con una pequeña colaboración con el compositor y artista sonoro argentino Pablo Chimenti en una de mis piezas audiovisuales. Poco después participaré por primera vez en ArcoMadrid de la mano de la Galería T20.
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