Fichados

David Vimar

David VimarNOMBRE: David

APELLIDOS: Vimar

LUGAR: Madrid

FECHA DE NACIMIENTO: 1988

PROFESIÓN: Artista

 

A David Vimar, nuestro fichado esta semana, lo conocimos en el verano de 2021: en la Galeria Ar+51 de Toledo presentó la muestra individual “Entre silencios”, un conjunto de diecisiete trabajos (y un verso) que podíamos leer en conjunto y que se situaban entre lo pictórico y lo escultórico, valiéndose de diversas técnicas y formatos. Sus procesos de creación los concibió como el modelado de nuevos entes a partir de un ejercicio íntimo y reflexivo, en analogía quizá con el que es el asunto fundamental de su producción al completo: la comunicación entre los seres humanos  y lo que las relaciones sociales tienen de escenificación y pérdida de la autenticidad.

Autor autodidacta, que actualmente reside y trabaja en Madrid y que forma parte del estudio Helarea, trabaja también a partir del simbolismo de los colores y de las confluencias entre luz y forma. Sus inicios, sin embargo, no tuvieron que ver con la pintura y en ellos pesó la influencia familiar: Mi padre era fotógrafo y siempre he vivido dentro del mundo de la fotografía. Mis primeros pasos en el mundo del arte fueron con una cámara analógica de gran formato. Con los años empecé a investigar en nuevas disciplinas y descubrí que mi motivación era mayor si abría el abanico de posibilidades.

Si nosotros nos transformamos cuando dejamos de estar solos (entonces, dicen, empieza el teatro), los trabajos de Vimar lo hacen bajo la incidencia de la luz sobre las formas y colores, y a partir de las sombras que esta genera. Nos presenta telones e interiores, porque el centro de sus propuestas es nuestra cara alternativa ante los demás: Conceptualmente toda mi obra gira en torno a la comunicación entre los seres humanos. La suma de mis piezas engloban una única obra conjunta que pretende exponer mi visión sobre las relaciones humanas como una escenificación que se manifiesta, no a través de lo que somos, sino de lo que representamos.

En un mundo en el que la comunicación se ha transformado radicalmente, nos relacionamos desde nuestro yo social o yo tangencial, mas no desde nuestro yo profundo o verdadero. La incongruencia entre persona y personaje desemboca en una transformación irreflexiva de nuestra propia realidad hasta el punto de alcanzar la completa extrañación de nosotros mismos.

En cuanto al proceso de creación, entiendo cada uno de mis cuadros como un proceso de moldear y descubrir a un nuevo ser, como si de un ejercicio de introspección se tratase. Cada obra que hago, me acerca más a mi yo interior

Lo que más me gusta de mis obras es la transformación a la que les expone el elemento de la luz. Los colores se transforman y las sombras les aportan un carácter diferente según como las ilumine el sol. Los colores y el pigmento que utilizo absorben la luz, y provocan una interacción entre la forma y esta donde el volumen adquiere una dimensión superior. Es tan importante lo que muestra la luz como lo que ocultan las sombras. Percibo el color como el camino directo a lo más primitivo de nuestros sentidos.

David Vimar. Skull
David Vimar. Skull

Sus técnicas, lo decíamos, son diversas, pero podemos decir que enlaza pintura y volumetría. Nos cuenta que prefiere el trabajo manual a la herramienta, que disfruta del vínculo físico con sus piezas y que deja espacio al azar, entendido como parte de la esencia de las obras: Me gusta trabajar las obras por series utilizando materiales diferentes. Me obliga a estar en un estado de investigación constante.

Trabajo prácticamente todo con las manos para lograr un intercambio de energía con la obra. Muchas veces el acto de crear se convierte en un baile con un extraño del que te acabas enamorando. Mantengo una relación cordial con la materia. Yo la moldeo pero no intento doblegarla. Respeto su naturaleza aleatoria.

Sus proyectos los ha bautizado con títulos tan sugerentes como El Camino, El Entorno, El Telón, El Interior o El Bosque y este es también el orden de su creación.

David Vimar. Azul. Serie El Camino,
David Vimar. Azul. Serie El Camino

El primero lo define como un paisaje laberíntico interior hacia el reencuentro con nuestro yo verdadero y se refería a la regulación y mecanización de nuestros comportamientos sociales en pos de estándares que implican la pérdida de lo auténtico y espontáneo. He aquí la explicación de su nombre: Lo que antes parecía ser un trayecto directo hacia su meta, largo y tedioso, sí, pero tangible, comenzaba a verse más como un enredado laberinto, estrecho y caótico. Un laberinto de condiciones en que se ve atrapado nuestro yo verdadero y del que debe despertar la ética del problema para llegar al final del camino de la manera correcta. El camino a recorrer en todo este proceso origina la reflexión en torno a la cual se articula este proyecto. Un paisaje laberintico que representa la senda por la que acontece la pérdida de nuestro yo verdadero.

David Vimar. Serie El Camino
David Vimar. Serie El Camino

Los trabajos que componen El Entorno podemos interpretarlos como paisajes urbanos que aquel anterior camino convirtió en escenarios sin figuras humanas, metáforas de nuestras relaciones sociales vacuas y de la comunicación hueca: Este proyecto se plantea como una experiencia a través del fenómeno de la creación de una ciudad. Un recorrido que analiza el devenir de la comunicación entre los seres humanos, dentro de un escenario urbano. La ciudad ha modificado constantemente nuestros espacios de vida y el grupo, como sociedad, se ha visto condicionado a nuevas lecturas espacio-temporales.

Actualmente, todo esto se ve reflejado en una simultaneidad anómala y la contracción de la vida en tiempo real; en donde diversos escenarios se entrelazan y, por consiguiente, la posibilidad de mundos y ciudades “múltiples”, así como la creación de comunidades virtuales, es una realidad. Siempre estamos frente a nuevas formas de estar juntos y lo que resulta determinante es que la ciudad es el escenario donde se producen y observan las transformaciones reales de las sociedades. El individuo se mueve entre flujos que lo van definiendo como parte de una sociedad móvil e individualista, armando sus propios espacios privados de comunicación virtual entre la multitud. Estamos frente a nuevos modos de convivir que provocan, hoy más que nunca, un paradójico descenso de una correcta relación entre los seres humanos.

David Vimar. París y Nueva York. Serie El Entorno
David Vimar. París y Nueva York. Serie El Entorno
David Vimar. París. Serie El Entorno
David Vimar. París. Serie El Entorno

Bajo el epígrafe de El Telón, como podemos adivinar, encontramos alegorías de un escenario, ese donde somos ficticios ante otros: Se disecciona el escenario en dos zonas, una tras el telón que divide el escenario de los espectadores y otra fuera del telón, frente a los espectadores, donde se da rienda suelta a la interpretación (…). Los cuadros nos obligan a contemplar nuestro propio telón, deformado por el intento de escapar y traspasar el “lienzo” que nos separa del otro lado de ese escenario como alegoría de la división entre nuestro yo real y nuestro yo social. Esta incongruencia entre persona y personaje desemboca en una trasformación irreflexiva de nuestra propia realidad. Cada pieza busca un sujeto con el fin de provocar un ejercicio de contemplación interna.

Cada pieza busca un sujeto con el fin de provocar un ejercicio de contemplación interna.

David Vimar. Verde. Serie El Telón
David Vimar. Verde. Serie El Telón
David Vimar. Verde Esmeralda. Serie El Telón
David Vimar. Verde Esmeralda. Serie El Telón
David Vimar. Rosa. Serie El Telón
David Vimar. Rosa. Serie El Telón
David Vimar. Azul. Serie El Telón
David Vimar. Azul. Serie El Telón
David Vimar. Amarillo. Serie El Telón
David Vimar. Amarillo. Serie El Telón

El Interior quería plantear alguna de las consecuencias de esa disociación entre nuestra personalidad y nuestra proyección, que necesariamente generará dolor. La sencillez de estas piezas es engañosa y esta es quizá la serie donde mejor se aprecia el diálogo entre lo pictórico y lo escultórico en su trabajo: Explora la forma a través de la aplicación intuitiva de las cualidades inherentes de un material. Pese a su simplicidad aparente, subyace una profunda complejidad. Los racimos de color nacen de procesos casi alquímicos y aluden a la búsqueda de una relación física e íntima del artista con los elementos. Bajo la superficie de la obra emanan huellas y grietas como sombras de un arte que se mueve en una dialéctica de ambivalencias: entre la espontaneidad y el control.

El juego entre la pintura y la escultura armoniza una ruta directa hacia un simbolismo no verbal del color. La naturaleza absorbente del pigmento provoca una interacción entre forma y luz, con la que aspiro a evocar experiencias sublimes, que nos dirijan a estados primarios físicos y psicológicos. (…) Cada cuadro brota como un reflejo cómplice, autónomo e independiente de nuestro yo verdadero. Un análisis de ritmo meditativo hacia un monocromático paisaje interior.

David Vimar. Rojo. Serie El Interior
David Vimar. Rojo. Serie El Interior
David Vimar. Rojo. Serie El Interior
David Vimar. Rojo. Serie El Interior
David Vimar. Azul. Serie El Interior
David Vimar. Azul. Serie El Interior

El proyecto en el que actualmente trabaja Vimar es El Bosque y en él ha aplicado estas mismas reflexiones a ese entorno natural: El 7 de agosto de 1997, la prestigiosa revista Nature publica unos sorprendentes resultados que suponen el lanzamiento a la fama (científica) de la joven Suzanne Simard y el auge en la investigación sobre las redes de micorrizas, que serían bautizadas como Wood Wide Web: la investigadora canadiense de ecología forestal de la Universidad de Columbia Británica descubrió que los árboles del bosque están conectados por una red de micorrizas que generan una asociación simbiótica entre hongos y raíces de plantas. Las hifas o filamentos de los hongos movilizan y transportan los nutrientes minerales del suelo hasta las raíces de las plantas, mientras que el hongo recibe a cambio hidratos de carbono fotosintetizados por la planta. Es así como, a través de las redes micorrizas, los árboles son partes de un complejo tejido subterráneo que contribuye a la subsistencia del ecosistema forestal. En un bosque, un sólo árbol puede estar conectado con centenares de otros para compartir nitrógeno, agua, carbono y fósforo.

Fascinado por la comunicación entre estos seres vivos, creo una nueva serie inspirada en esta naturaleza, que llena de simbolismo las capacidades de comunicación, de recogida de información, de memoria y de relación entre las plantas. Lejos de ser organismos inanimados, como suelen ser consideradas, las plantas son estructuras dotadas de todo tipo de habilidades sociales. Y una de las principales es la de su capacidad de relación con el entorno y de intercambio de información. Las piezas están provistas de esta materia orgánica, de troncos y cortezas de arboles vivos y muertos, que impregnan todas sus propiedades bajo el efecto de la forma. La presencia de monocolor en los cuadros actúa como foco de atención sobre las cualidades materiales de la superficie del objeto.

La serie nos impulsa a indagar en nuestro poder comunicativo dentro de una sociedad, presentando una serie de obras que conversan como unidad simbólica del poder de interconexión de nuestros bosques.

De la pintura de David ha dicho Publio López Mondéjar que es materia insondable llena de silencios. En la primavera de 2023 expondrá en la Galería Espacio_E de León; entretanto podemos conocerlo mejor aquí: www.davidvimar.com

David Vimar. Bosque Humani II. Serie El Bosque
David Vimar. Bosque Humano II. Serie El Bosque
David Vimar. Bosque Humano. Serie El Bosque
David Vimar. Bosque Humano. Serie El Bosque
David Vimar. Ramas Madre. Serie El Bosque
David Vimar. Ramas Madre. Serie El Bosque
David Vimar. Mapa I. Serie El Bosque
David Vimar. Mapa I. Serie El Bosque

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