Escultura contemporánea, una cuestión de escala

La Fundación March analiza sus rumbos desde 1945

Madrid,

Hace algo más de cuatro décadas, en 1981, la Fundación March dedicó una exhibición a los cambios estéticos experimentados por la escultura en la primera mitad del siglo pasado, entre 1900 y el fin de la II Guerra Mundial, en una exhibición que repasaba la evolución de la disciplina desde el impresionismo hasta la figuración de posguerra, de Rodin o Matisse a Marino Marini, y que contó con la colaboración de la Fondation Maeght de Saint-Paul-de-Vence. A modo de continuación, en el tiempo y el espacio, de aquel proyecto esta institución presenta ahora en Madrid “Escala : Escultura (1945-2000)”, una muestra que puede visitarse tanto en el interior de su sede de Castelló como en sus jardines y calles aledañas y que aborda esos desarrollos escultóricos de los últimos ochenta años desde la noción de escala, que no habremos de entender únicamente como reducción o ampliación del tamaño de los objetos.

Se inicia el recorrido recordando que la devastación de la II Guerra Mundial tuvo su impacto en la concepción del espacio escultórico por parte de algunos autores, que lo entendieron como refugio, para a continuación atender a las diversas acepciones que se han otorgado a la idea de escala y que explican que este recurso haya dado lugar a formas de hacer y pensar inéditas en las últimas décadas: se ha concebido como medida, progresión o proporción. A partir de ella y de sus modificaciones, la escultura ha trascendido sus pasados límites dimensionales, y también el espacio expositivo tradicional, para configurar instalaciones, dejar de lado el pedestal, entrar en entornos domésticos o salir a la calle (como aquí ocurre) e, incluso, integrarse en performances y en ejercicios de danza contemporánea planteados como instantes escultóricos en movimiento. La propia muestra de la Fundación sale a nuestro encuentro como un juego de escala, permitiendo comprender y comparar las piezas reunidas conforme a la medida en que fueron concebidas.

Podríamos estructurarla, primeramente, en dos secciones atendiendo a sus lugares de instalación: en las salas de exposiciones, el espacio neutro y objetivo habitual de estas exhibiciones, y fuera de él, ocupando otros rincones del edificio (vestíbulo, escaleras, entreplanta y calle), los jardines y la calle como tal. Dentro de la Fundación, se vertebra la muestra en cuatro apartados: Recinto, Medida, Progresión y Proporción.

El primero revela que el manejo de diferentes escalas había adquirido ya cualidades expresivas en años previos a 1939 (en trabajos de Henry Moore o Alberto Giacometti), pero que fue tras la contienda cuando, entre otros muchos cambios formales y estéticos, las dimensiones monumentales de proyectos anteriores quedaron relegadas para prestar mayor atención a la fragilidad del individuo, a los efectos del mundo sobre él y a las posibilidades de ejercer un impacto en su entorno. Adquirió entonces la escultura un carácter conversacional, respondiendo a procesos de trabajo en clave íntima o a miradas abiertas hacia el mundo, y algunos proyectos contemporáneos podrían entenderse desde la noción de jaula: a medio camino entre el hogar -estancia reducida pero de trascendencia vital mayúscula- y la prisión. A caballo entre lo exterior y lo interior, lo público y lo privado, llegaron a configurarse como piezas portables y como ejemplos de que la escala podía responder también a las vivencias propias de cada época; el mencionado Giacometti llevó a cabo varias piezas en este mismo sentido (La Cage).

Alberto Giacometti. La jaula (primera versión), 1950. Colección Klewan © Alberto Giacometti Estate/ADAGP y VEGAP 2022
Alberto Giacometti. La jaula (primera versión), 1950. Colección Klewan © Alberto Giacometti Estate/ADAGP y VEGAP 2022

La segunda sección evoca el fervor por la medida y por el paso como modo de abarcar el espacio y el tiempo que cundió en los sesenta y que tuvo a Duchamp como mayor exponente. El cuerpo humano se convirtió en base de mediciones -en ocasiones desde un enfoque conceptual, a medio camino entre el absurdo y la verdad científica- en un momento en que, además, se asumió que la escultura no tenía por qué ser fruto de la fundición ni la talla, ni tampoco tridimensional, sino que podía realizarse también con cámara y encontrar su inspiración en objetos cotidianos y humildes. O incorporar el espacio circundante: los proyectos de Stanley Brouwn, John Hilliard o Richard Long no podrían entenderse sin el acto de caminar.

Conviene, por otro lado, enlazar la observación del metro y el paso con su materialización en la forma tridimensional del cubo, figura muy presente en el arte de entonces. En relación con la medida, se trabajó entonces con sistemas de progresión más o menos matemáticos, pero no respecto a una sola unidad volumétrica, sino incidiendo en que a través de la escultura también se podía mostrar el cambio a partir de permutaciones, repeticiones y seriaciones.

Carel Visser. Trap, 1929. Colección particular © Carel Visser, VEGAP, Madrid, 2023
Carel Visser. Trap, 1929. Colección particular © Carel Visser, VEGAP, Madrid, 2023

Si algunos artistas se valieron de fórmulas matemáticas estándares o alternativas, como el sistema Fibonacci de Merz, otros prefirieron fijarse en lo infinito o inmensurable: en el primer caso, trabajaron con paredes o cuadrículas e infinitas combinaciones; en el segundo, planteando las innumerables combinaciones posibles entre cero e infinito, expandiéndose en suelos y paredes. La relación entre las partes fue el principio básico de tratamientos de la materia y del color que alcanzaron cotas inusitadas de belleza.

En los ochenta, y a partir del minimalismo de Judd, Flavin o LeWitt, buscaron plasmar formas líricas y narrativas de mostrar la multiplicidad del mundo Bethan Huws (cuya obra remite a los juegos de infancia), González-Torres o Gabriel Orozco, que se valieron de la repetición de gestos cotidianos para alumbrar obras tan inéditas como plenas de sentido común.

Dan Flavin. Sin título (A un hombre, George McGovern), 1972. Colección Van Abbemuseum, Eindhoven © Dan Flavin, VEGAP, Madrid, 2023
Dan Flavin. Sin título (A un hombre, George McGovern), 1972. Colección Van Abbemuseum, Eindhoven © Dan Flavin, VEGAP, Madrid, 2023

La última sección nos presenta obras surgidas al calor de la influencia de la arquitectura o la escenografía. Dan Graham, puente entre la escultura estadounidense y la europea, fue el autor de un nuevo discurso arquitectónico en esta disciplina que desembocaría, entre sus discípulos, en la adopción del lenguaje de las maquetas, que posibilitaba que las obras fluctuaran sin adoptar una forma definida o que objetos aparentemente “rectilíneos” devinieran extraños a partir de cambios en su escala.

En esa corriente se enmarcan la maqueta blanda ejecutada por Claes Oldenburg, en 1968, a partir del monumento de Picasso en la Daley Plaza de Chicago, o los modelos en papel de Naum Gabo, retazos de ideas que estaba dispuesto a rehacer, a cualquier tamaño, en varias ubicaciones posibles. Hacia mediados de los años noventa, la ampliación y la reducción era ya un método creativo frecuente.

Ludger Gerdes. Construcción-pintura-Böcklin, 1983. Kunsthalle zu Kiel, Alemania. Donación de la Colección Lafrenz © Ludger Gerdes, VEGAP, Madrid, 2023
Ludger Gerdes. Construcción-pintura-Böcklin, 1983. Kunsthalle zu Kiel, Alemania. Donación de la Colección Lafrenz © Ludger Gerdes, VEGAP, Madrid, 2023

En los espacios no habitualmente expositivos de la Fundación March nos esperan trabajos de Dan Flavin, Fiona Banner, Chris Burden, Navarro Baldeweg, Luis Camnitzer y Tony Oursler; en el jardín, piezas de Elizabeth Wright, Gonzalez-Foerster, Juan Muñoz, Oswaldo Maciá, Miguel Palma y Guillermo Lledó y, de cara a la calle, se nos propone realizar un recorrido de escuchas, a partir de una aplicación: se basan en la amplificación, la duración, el espacio, la microtonalidad y la repetición.

Comisarían este proyecto Penelope Curtis y Manuel Fontán del Junco.

Katharina Fritsch. Hombre y ratón, 1991-1992. Colección Ackermans © Katharina Fritsch, VEGAP, Madrid, 2023
Katharina Fritsch. Hombre y ratón, 1991-1992. Colección Ackermans © Katharina Fritsch, VEGAP, Madrid, 2023

 

 

“Escala : Escultura (1945-2000)”

FUNDACIÓN JUAN MARCH

c/ Castelló, 77

Madrid

Del 31 de marzo al 2 de julio de 2023

 

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