El pasado 2018 el Museo San Telmo de San Sebastián inició, de la mano de Asier Mendizábal, Museo Bikoitza (Museo Doble), un programa de intervenciones a cargo de artistas invitados que tendría como objetivo ofrecer relecturas alternativas de su colección y también de su relato museográfico. Los frutos de esos proyectos pueden ser contemplados durante un año y finalmente se incorporan a los fondos del San Telmo, favoreciendo así la incorporación de creaciones recientes (y por tanto de testimonios de nuestro tiempo) a su patrimonio y al recorrido histórico que nos propone.
En 2019 el protagonista de Museo Bikoitza fue Ibon Aranberri y, este año, le sucede la creadora bilbaína Erlea Maneros Zabala, que acaba de presentar en este espacio un primer capítulo de su propuesta, Norusta (el segundo podrá contemplarse a partir del próximo 10 de enero).
Maneros viene abordando en su producción las condiciones en que se producen las imágenes y los efectos de las mismas, los contextos en que se generan y cómo son distribuidas, centrándose en el estudio del concepto de autoría, de la academización desde hace unos décadas de lo abstracto y de las actuales relaciones entre la artesanía y la producción masificada de objetos en relación con los recursos mecánicos implantados en sus procesos de elaboración.
Para su incursión en San Telmo, ha decidido enlazar biografía y museo, cultura popular y artes plásticas, proponiéndonos una visión abierta y descentralizada del tiempo y el espacio en el contexto cercano de Vizcaya a partir de sus propios recorridos creativos mientras preparaba Norusta. La situación sanitaria no ha sido ajena a sus procedimientos de trabajo: si, en un principio, Maneros planeaba plantear su muestra fundamentalmente basándose en los archivos del Museo, paulatinamente las circunstancias generadas por la pandemia, a nivel físico y también emocional, han ganado peso, creciendo la importancia de los exteriores.
Son ejes de su proyecto dos objetos: uno ya perteneciente a las colecciones del San Telmo Museoa que ella ha buscado resignificar y otro hallado fuera del centro pero introducido ahora por la artista en su acervo, donación mediante. Hablamos, en el primer caso, de una litografía del pintor decimonónico Pedro Pérez de Castro: un paisaje de rasgos románticos dedicado al litoral que puede apreciarse desde tierra firme en el cabo Antzoriz de Lekeitio; observamos el acantilado de la vertiente norte del monte Otoio. Ese lugar ha sido visitado por Maneros, que ha decidido acceder a él desde una perspectiva distinta: a través del mar, dejando condicionar su llegada, y las fotografías que tomó de este escenario, por las condiciones del oleaje y la meteorología. Documentó así el litoral desde el propio mar y atendiendo a diferentes enfoques.
En el Museo, sus imágenes se acompañan de un dibujo formado por una hoja de bitácora y un mapa donde quedaron documentadas las fechas en que Maneros acudió al mar de Lekeitio y donde se describe, asimismo, la línea costera y las denominaciones usadas por los vecinos para referirse, antes y hoy, a los distintos enclaves del acantilado (una decena).
El segundo objeto del que hablábamos, ajeno al Museo hasta ahora, es una punta de un cuerno de corzo que pertenecía a la familia de la autora. Se desconocía exactamente cuál fue su uso original, dada la falta de indicios, y esa memoria perdida generó interpretaciones variadas, pero finalmente la artista pudo saber que era utilizado por pescadores para neutralizar las picaduras y mordeduras de peces venenosos. Como decíamos, este fragmento de cuerno ha sido donado y de la exposición dedicada a Norusta forman parte una fotografía que recoge el protocolo de su entrada en la colección y, también, un vídeo en el que se suceden imágenes del mismo superpuestas a palabras tomadas de la jerga popular de Lekeitio que Erlea ha elegido por su brevedad y su sonoridad especial.
En esta proyección, además, Maneros reivindica las características formales de la escritura manual: en los trazos de esas palabras, ha aumentado o deformado la escala natural de las letras, otorgando a sus grafías carácter de retrato. El propio título de la muestra, “Norusta”, pertenece a esta jerga de la localidad vizcaína: alude al viento que procede de la vertiente noroeste que suele arrastrar lluvia desde el mar.
El montaje de la propuesta se ha llevado a cabo en dos salas contiguas que conforman un paréntesis en el recorrido por el Museo y también un marco conceptual paralelo a la narrativa de su colección permanente. Se han integrado estructuras modulares que suelen conformar los muros de otras exposiciones temporales: sus paredes desnudas revelan capas de muestras anteriores y se han articulado según mecanismos distintos a los habituales, creando así relaciones particulares entre las obras de Maneros y el espacio expositivo.
Cuando esta exposición, con sus secuencias, finalice como display efímero, sus piezas se incorporarán al itinerario museográfico del San Telmo, que se reivindica así como museo de sociedad y colección de arte.
Erlea Maneros Zabala. “Norusta”
Plaza Zuloaga, 1
San Sebastián
Del 31 de octubre de 2020 al 10 de enero de 2021
