En el laberinto de Richard Artschwager

El Museo Guggenheim repasa su trayectoria

Bilbao,

Se movió a medio camino entre la pintura y la escultura y trabajó con materiales domésticos sin miedo ninguno a lo híbrido: a la combinación de lo abstracto y lo figurativo, del diseño y la plástica y también de lo útil y lo funcional. Siete años después de su muerte, el Museo Guggenheim Bilbao dedica una muestra antológica a Richard Artschwager: cuenta con el comisariado de Germano Celant y Manuel Cirauqui, ha sido organizada junto al MART – Museo di Arte Moderna e Contemporanea di Trento e Rovereto y se ha planteado a modo de laberinto abierto en el que se exhiben trabajos del americano fechados entre los sesenta y la primera década de este siglo.

Richard Artschwager. Signo de exclamación, 2010
Richard Artschwager. Signo de exclamación, 2010

Se ha querido prestar atención a los núcleos esenciales de su carrera, desde sus obras tempranas en madera, sus estructuras en Formica y las pinturas en Celotex, hasta las esculturas en pelo de nylon y las llamadas “obras de esquinas”, pasando por las piezas que llevó a cabo con crin de caballo y los blps: intervenciones que empezó a realizar en 1968, individualmente o en series y en interiores específicos o en áreas urbanas completas.

A través de objetos y muebles habituales a los que incorporaba pintura acrílica, esa crin de caballo revestida de caucho o los citados materiales industriales, planteaba este autor estadounidense la posibilidad de interpretar el mundo desde otra mirada, entre la delicadeza y el humor, la vocación de realismo y la monumentalidad.

Ebanista antes que creador plástico, conjugó una y otra vez lo artesanal y lo industrial y con sus renovados muebles y objetos no nos hablaba solamente de ellos, ni de los espacios en los que solemos encontrarlos, sino también de sus usuarios, de las muchas opciones posibles a la hora de observar y entender lo más cercano. A sus indagaciones con materiales, sumó sus estudios de la geometría pura, sobre todo en sus esculturas, la disciplina en la que, con mayor hondura, profundizó en la abstracción, empleando figuras de aspecto macizo para evocar cierto ilusionismo pictórico; como decíamos, hizo muy frecuentes incursiones en el diálogo entre ambos medios.

También procuro favorecer en su obra las relaciones entre corrientes aparentemente opuestas que le fueron contemporáneas, como el minimalismo o el Pop Art, defendiendo ante todo le necesidad de evitar dogmas en la esfera artística. Optó por aunar, por tratar de integrar, elementos de ambas tendencias, aunque pudieran parecer opuestos; en sus palabras, lo que me interesa es sobre todo la línea de demarcación entre las cosas ordinarias y las que reconocemos como objetos de arte.

Artschwager inició su trayectoria artística tras licenciarse, en 1948, en la Universidad neoyorquina de Cornell. Recibió entonces clases del que fue un precursor de la abstracción, Amédée Ozenfant, y muy poco después comenzó a interesarse por la carpintería, trabajando en muebles de aspecto sencillo. Tuvo un taller para su labor con la madera, pero este se incendió a finales de los cincuenta y fue entonces cuando decidió zambullirse en el empleo de materiales de desecho; más tarde llegaría su salto a la pintura, el dibujo, las instalaciones y su obra basada en fotografías.

Los caminos tomados desde entonces por el americano fueron siempre muy personales: los escenarios y utensilios de uso y abuso diario se convierten en sus manos en desconocidos: un tablero aparentemente de formica que imita la trama de la madera de nogal puede apreciarse como ese objeto en sí y como una representación de un plano de madera, y una silla puede apreciarse como mueble, pero también como escultura o como imagen. Del mismo modo, sus esculturas o pinturas pueden interpretarse como naturalezas muertas en tres dimensiones. Siempre le interesó hacernos reflexionar sobre las estructuras de la percepción y sobre las posibilidades de fusionar el mundo de las imágenes (que aprehendemos mediante los sentidos) y el de los objetos (que físicamente poseemos) en el mismo espacio que los espectadores ocupamos como observadores.

Richard Artschwager. Piano grande, 2012
Richard Artschwager. Piano grande, 2012

 

 

“Richard Artschwager”

MUSEO GUGGENHEIM BILBAO

Avenida Abandoibarra, 2

Bilbao

Del 29 de febrero al 10 de mayo de 2020

 

Comentarios