El viaje internacional de Zurbarán y sus doce hijos

Llega a cines un documental de Arantxa Aguirre sobre la historia de la serie de Zurbarán

Esta semana ha llegado a cines Zurbarán y sus 12 hijos, documental de Arantxa Aguirre que repasa las características e historia de la serie que Francisco de Zurbarán pintara en Sevilla hacia 1640 y también su periplo y su recepción por el público en las sedes internacionales donde se ha expuesto durante las obras de renovación de su sede habitual, el Auckland Castle inglés: las pinturas pudieron contemplarse, en 2017 y 2018, en el Meadows Museum de Dallas, cuya colección se dedica al arte español; la Frick Collection neoyorquina y también el Museo de Israel, en Jerusalén.

Este audiovisual también recoge etapas fundamentales en la carrera de Zurbarán; se traslada a Fuente de Cantos (Badajoz), el pueblo donde nació; a Valladolid, para adentrarnos en la Santa Faz que atesora su Museo Nacional de Escultura; al Monasterio de Guadalupe, que cuenta con obras suyas en su sacristía y en la capilla de San Jerónimo, o a Sevilla, donde desarrolló la mayor parte de su vida artística y donde trabajó, como avanzábamos, en estas imágenes dedicadas a Jacob y sus hijos, trece personajes del Génesis que retrató a tamaño natural. Se desconoce exactamente el destino concebido para aquel encargo, pero pudieron ser las Américas, donde el conjunto logró una celebridad importante dada la extendida creencia de que los indígenas del nuevo continente descendían de las tribus perdidas y dispersas tras la invasión de Israel por Salmanasar, rey asirio.

Zurbarán y sus doce hijos. Arantxa Aguirre

El hecho es que las obras fueron subastadas en Inglaterra a principios del siglo XVIII, en la década de 1720, en una almoneda donde se hizo con ellas el comerciante judío Benjamín Méndez. En 1756 todas menos una (la correspondiente a Benjamín, que adquirió Jones Raymond) habían pasado a manos del entonces obispo de Durham, Richard Trevor, quien mandó instalarlas en Auckland Castle, que continúa siendo, como decíamos, su sede; parece que con la idea de resaltar la importancia del entendimiento, religioso y también político, entre los judíos y los cristianos británicos.

En este documental en blanco y negro y color, que cuenta con la colaboración de Jonathan Brown y un extraordinario acompañamiento musical, escuchamos a expertos y responsables de los museos por donde pasó aquella muestra analizar las obras de Zurbarán desde una perspectiva tanto artística como religiosa e histórica y también las reacciones del público ante la que ha sido una de las exhibiciones más importantes del artista barroco en llegar al extranjero; se exploran asimismo novedades extraídas de recientes estudios sobre su iconografía, sus fuentes visuales y las prácticas pictóricas del autor.

Recordamos que Jacob era hijo de Isaac y nieto de Abraham y los tres son considerados patriarcas del judaísmo. El cristianismo vio en Jacob, por su relato vital, una prefiguración de Cristo y en sus hijos (Rubén, Simeón, Leví, Judá, Zabulón, Isacar, Dan, Gad, Aser, Neftalí, José y Benjamín) las de los doce apóstoles. Los hijos de Jacob lo fueron también de cuatro mujeres: sus dos esposas, Lea y Raquel, y dos concubinas, Bilha y Zilpa. Con Lea Jacob también tuvo una hija, Dina.

Las bendiciones de Jacob, el poema profético del capítulo 49 del Génesis, fue la principal fuente bíblica de Zurbarán a la hora de llevar a cabo esta serie; esos versículos nos hablan de cómo el patriarca reunió a su descendencia justo antes de su muerte, para revelarles sus últimas voluntades. Este tema de las bendiciones de Jacob no fue frecuente en la pintura occidental; al parecer el extremeño tomó como referencia, en cuanto a poses de las figuras y vestimentas exóticas, los grabados del norte de Europa del siglo XVI, pero los rostros, por su alta individualización, probablemente se basaran en modelos cercanos al artista.

Los hijos de Jacob serían los fundadores de las doce tribus, que se extendieron por todo el reino israelita hasta que, en el s VIII a.C, los asirios invadieron el norte y las diez allí asentadas fueron expulsadas. El paradero de aquellas “tribus perdidas” ha sido largamente discutido, pero en la España del siglo XVII era creencia común que, como decíamos, los pueblos indígenas del Nuevo Mundo descendían de ellas.

Se ha sugerido que la serie de Zurbarán estaba destinada a un monasterio, iglesia o cliente adinerado de América Latina (esta última es la opción preferida por Gabriele Finaldi), donde Jacob y sus hijos podrían ser vistos como antepasados ​​remotos de los nativos, porque dos series similares pueden verse, como también se explica en el documental, en Lima (Perú) y Puebla (México). El historiador César Pemán manejó la idea de que las piezas pudieron ser interceptadas por piratas y trasladadas a Gran Bretaña mientras viajaban a América, pero puede que sea más probable que llegarán allí directamente desde España y nunca pisaran el Nuevo Mundo.

El filme, que se estrenó en la Seminci de Valladolid, ha sido producido por el Centro de Estudios Europa Hispánica (CEEH) y The Auckland Project (TAP) y recoge, en el fondo, un acontecimiento histórico: la serie completa solo había podido verse en dos ocasiones fuera del castillo de Auckland: en 1994 y 1995, en el Prado y la National Gallery de Londres respectivamente.

Estos días podemos disfrutar del documental en el Cine Conde Duque Auditorio Morasol y el Círculo de Bellas Artes (Madrid) y en los Victoria Mérida (Badajoz).

 

 

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