El Museo de Bellas Artes de Bilbao suma a sus colecciones la obra recientemente descubierta de Sofonisba Anguissola Desposorios místicos de santa Catalina (1588), especialmente representativa al ser una de las pocas de la artista con temática religiosa. Permaneció inédita hasta su presentación, en 2019, en la muestra del Museo del Prado “Historia de dos pintoras. Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana“, y con motivo de aquella fue restaurada, aunque solo requirió de una leve intervención dado su buen estado de conservación.
Se dedica esta pieza al episodio del matrimonio místico entre Cristo y santa Catalina de Alejandría, recogido por Santiago de la Vorágine en su Leyenda dorada. Santa Catalina, princesa que vivió en el siglo IV y fue martirizada por su fe, recibe del Niño Jesús la alianza en presencia de la Virgen y de una mujer de edad avanzada que podría ser santa Ana. Se trata de un tema muy popular, pero la existencia real de aquella princesa, representada con la rueda dentada con la que fue torturada y con la palma del martirio, no está clara.
Su datación, en 1588, indica que fue pintada en Génova, ciudad donde residió Anguissola entre 1580 y 1615, etapa en la que disfrutó de una posición acomodada que le permitió dedicarse por completo a la pintura. Allí pudo conocer directamente la obra homónima de Luca Cambiaso, que reprodujo con bastante fidelidad en este lienzo que ahora se incorpora a los fondos del centro vasco, quizá atraída por su iconografía novedosa: el Niño aparece crecido y parecido físicamente a su madre, lo que humaniza su figura y le da mayor protagonismo.
A pesar de esa fidelidad al original de Cambiaso, la obra de Anguissola posee singularidades: la vestimenta de la santa es más rica, con reflejos en el paño y la manga de seda que no vemos en la pintura de aquel. Además, la corona se trata con mayor detalle y lujo y se incorporan perlas en el tocado y la manga del manto.
Otra aportación de Anguissola es la composición del suelo con un escalón en el borde inferior que enmarca la escena, del que brotan pequeños racimos de flores con violetas azuladas, margaritas, variedades de aster y un pequeño rosal que alude a la Pasión de Cristo. El paisaje del ángulo superior derecho y el cortinón que protege a los personajes favorecen el dibujo del escenario.
El cromatismo sutil, el modelado suave y la sugerida intimidad entre las figuras, de proporción algo alargada, aportan dulzura.
Para saber más de la obra y de la autora, podemos asistir, el 26 de mayo a las 18:00 horas en el Museo, a la conferencia de Leticia Ruiz Sofonisba Anguissola, dama y pintora.
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