“A estas alturas ya está muy claro que la apuesta de nuestra cultura por una razón extrema, por un sujeto que era sólo conciencia, era ingenua y fundamentalista. Que los riesgos que parecían acechar en lo emocional, lo orgánico, lo inconsciente, lo irracional… no podían evitarse sin provocar una catástrofe de mayor alcance que la que se intentaba esquivar”. Marina Núñez¹
La Sala Alcalá 31 ha presentado la muestra “El fuego de la visión”, dedicada a la obra de Marina Núñez (Palencia, 1966). La exposición, comisariada por José Jiménez, reúne cincuenta y seis obras de la artista pertenecientes a distintos periodos y técnicas, desde piezas pictóricas de los años noventa, hasta su impactante última videoinstalación, formada por nueve proyecciones de ojos multiformes.
En “El fuego de la visión”, José Jiménez traza un sugerente recorrido entre las obras, poniendo el foco en el análisis de la idea de mirada que Marina Núñez ha investigado durante dos décadas. En el exquisito ensayo del catálogo así lo expresa: “Llegamos así a algo fundamental: hay miradas y miradas. Los ojos en las obras de Marina Núñez se mueven y fluyen sobre todo en el fuego, inflaman figuras y espacios que se ven habitados por las llamas. Lo que entonces vemos son miradas inflamadas por la pasión, y precisamente por ello germinativas, procreativas. Crean identidades abiertas, híbridas; que se ven reflejadas al ser vistas viendo”².
Semanas antes de la inauguración visito a Marina en su estudio para conversar, y me muestra las nuevas piezas videográficas aún en proceso. Por primera vez, me enfrento a esos fascinantes ojos retadores y viscosos capaces de crear masas de vida informe. Como ya ocurría en trabajos anteriores, son organismos que desbordan el canon y que reaccionan de un modo imprevisto en la que parece ser una realidad cambiante y fluida. Junto a esta instalación central, convivirán Canon (2008), Organismo (2011), Huída (2006) y El infierno son nosotros (2012), entre otras muchas piezas. Trabajos que partiendo de premisas y matices distintos, comparten un latido común. Todos pueden leerse desde una óptica política en su apuesta por el cambio social si se abraza la diversidad, y también desde el plano personal de autoconocimiento espiritual.
Marina Núñez lleva años apostando por la aceptación de nuestra parte irracional como la vía para construir un futuro menos frustrante. De ahí su interés por la alteridad (la locura, la monstruosidad, el universo cíborg) y por los imaginarios no canónicos. La artista, que además de su obra visual ha desarrollado una labor docente y discursiva, así lo expresa en el texto con el que contribuye al catálogo: “Si nuestro mundo es tenebroso y enigmático, más nos vale aprender a manejarnos. Y esa necesidad de cartografías explica por qué rastrean en busca de incoherencias, alienaciones, desasosiegos, desmoronamientos, conflictos, dramas, deformidades, alucinaciones”.
S: Toda tu obra, y en esta selección existen buenos ejemplos, es un intento por mostrar realidades alternativas a lo normativo. La idea de los ojos (las miradas) que desbordan el marco, atraviesan grietas o supuran desconocidas materias es muy expresiva.
M: Los ojos que rompen el muro explican bien el concepto de la exposición que relaciona ver, amar y crear, tal y como José Jiménez lo describe utilizando la cita que recupera de Platón. Considero que la mirada del mundo del arte ofrece una perspectiva distinta sobre la realidad. Una mirada que es creativa porque genera mundos. El sujeto, tal y como lo entendíamos, y la estructura social que lo sustenta, se resquebrajan. Las censuras ya no funcionan. Las fisuras crecen. Las filtraciones por las grietas pueden producir una disrupción del orden individual y político, un desgarramiento del que al principio sólo se sacudirá una costra purulenta, a trozos reseca… pero bajo la cual espero que encontremos carne fresca.
S: ¿Y el fuego? Es el deseo… la pulsión.
M: Sí, porque la mirada crea un mundo alternativo cuando es apasionada, inflamada por el fuego del deseo.
S: Siempre me ha interesado tu militancia en el reconocimiento de nuestra parte pasional y tu creencia en que abrazándola no solo seremos más felices, sino que también lograremos transformaciones sociales.
M: Absolutamente. En El infierno son nosotros (2012) unos cuerpos tratan de escapar de las llamas infernales. Si observas las llamas, descubres que son creadas por los mismos cuerpos que pretenden huir. Fracasan, porque lo que tanto les agobia está dentro de ellos…
S: Es parte de ellos…
M: Sí lo es. Cuando las llamas permiten ver los rostros, descubres que son los de ellos mismos. Al mismo tiempo, demuestran una incapacidad para darse cuenta.
S: Es un concepto similar al de Huida (2006)
M: Sí, en Huida vemos a una chica que se aleja de un ser que la sigue. Simulo la iconografía cinematográfica de la persecución con linterna de la doncella por parte de un psicópata.
S: Y poco a poco descubres que los ojos que la acosan son sus propios ojos.
M: Sí, es hay una mirada que la busca y que cuando convulsiona hace arder los ojos pero desde dentro, no hacia el exterior.
S: Esto me remite a los que siempre ven a los culpables fuera, sin apreciar que en la mayoría de las situaciones un cambio de actitud personal alivia el problema.
M: Observa además que en este caso no es una mirada creadora, sino incendiada por el lado que no asume.
S: En contraposición, en la instalación con los nuevos ojos sí hay creación, ¿verdad? Son entes muy carnosos, físicos, y evolucionan con pilosidades… vegetaciones. Es extraño, me generan desagrado y esperanza a la vez.
M: Yo digo que son ojos que primero están oteando nuestro mundo. La pupila se abre con una salida similar al obturador de una cámara, para después lanzar un fluido que te permite intuir que dentro se está constituyendo una forma viva. Y además está la heterogeneidad: cada uno de los nueve vídeos evoluciona de un modo distinto… con pelo, con carne, a modo de plantas… al final lo que ha sucedido es que esa mirada ha germinado, como decía el texto de Platón4.
S: No debemos temer entonces a nuestra zona incierta… ni a los cambios…
M: En mi texto reflexiono sobre lo inadecuado de apartar las fobias. Si lo hacemos, estas se volverán contra nosotros como una venganza. Integrar “el lado oscuro” nos permite intuir un ser humano más completo. La sociedad aparta a los monstruos porque son chivos expiatorios. Abracemos la parte desordenada, inconsciente y pulsional.
S: En tu texto aludes también a “mirar de frente”. ¿Qué matiz discursivo añade la posición del ojo?
M: Es más lúcido mirar de frente que de reojo a todo aquello que, reprimido, termina por imponerse. Pero también añado unos tiempos: “Pero un rato, de forma ordenada y domesticada, para nombrarlo y fijarlo en un registro simbólico y formalmente depurado. Es un modo astuto de arriesgar sólo lo imprescindible, de exorcizar cada cierto tiempo a nuestros fantasmas, de examinar las pesadillas protegidos tras un cristal”5.
S: Marina, hace diez años escribí un ensayo sobre tu obra6 en el que tomé prestada una cita de Foucault de Las palabras y las cosas que ahora voy a recuperar: “Reconforta pensar que el hombre es sólo una invención reciente, una figura que no tiene ni dos siglos, un simple pliegue en nuestro saber (y poder) y que desaparecerá en cuanto este encuentre una nueva forma”. ¿Quizás estaríamos llegando a “la nueva forma”… aunque esta sea metafórica?
M: Esa es la idea, proponer otra subjetividad, otra sensibilidad, otra experiencia, que surjan desde lo que hasta ahora estaba enterrado y descalificado, y que sugieran otras formas, menos rígidas y brutales, de ser y estar.
MINI BIOGRAFÍA DE MARINA NÚÑEZ Y MÁS DATOS SOBRE LA MUESTRA
Marina Núñez (Palencia, 1966), reside entre Madrid y Pontevedra. Es profesora en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Vigo. Su obra aborda, con gran originalidad, aspectos característicos de la compleja realidad de nuestro tiempo. Representa seres diferentes, aberrantes, monstruosos, que existen al margen o en contra del canon. Los cuerpos anómalos que pueblan sus cuadros, infografías o vídeos nos hablan de una identidad metamórfica, híbrida, múltiple. Recrea una subjetividad desestabilizada e impura para la que la otredad no es algo ajeno, sino que constituye básicamente al ser humano.
Ha expuesto individualmente en centros públicos como el Espacio Uno del Reina Sofía (1997), La Gallera en la Comunidad Valenciana (1998), la Fundación Pilar y Joan Miró en Palma de Mallorca (2000), la iglesia de Verónicas en Murcia (2001), el DA2 en Salamanca (2002), la Casa de América en Madrid (2004), el Instituto Cervantes en París (2006), La Panera en Lleida (2008), el MUSAC en León (2009), el Centre del Carme en Valencia (2010), la Sala Rekalde en Bilbao (2011) o el Patio Herreriano en Valladolid (2012). Entre sus últimas exposiciones colectivas se pueden destacar “Genealogías feministas en el arte español: 1960-2010” (2012, MUSAC, León); “Monstruo. Historias, promesas y derivas” (2013, Fundación Chirivella Soriano, Valencia); “La imagen fantástica”» (2014, Sala Kubo-kutxa, San Sebastián); y “Gender in art” (2015, MOCAK, Museum of Contemporary Art in Krakow, Polonia).
Su obra figura en colecciones de varias instituciones, entre las que se encuentran el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Artium de Vitoria, el MUSAC de León, el Patio Herreriano de Valladolid, la Panera de Lleida, el TEA de Tenerife, el CAAM de Las Palmas, Es Baluard de Palma de Mallorca, la Fundación La Caixa, la Fundación Botín, el MAC de A Coruña, el CAB de Burgos, el FRAC Corse o la Corcoran Gallery of Art de Washington D. C.
Como complemento a la muestra “El fuego de la visión”, la Comunidad de Madrid ha organizado un programa de actividades educativas con visitas guiadas gratuitas los sábados a las 12:00 h. Además, tendrán lugar unos talleres intergeneracionales los domingos a las 12:00 h, y los Encuentros en Alcalá 31, una serie de recorridos con artistas, comisarios y especialistas.
Este proyecto ha sido realizado en colaboración con Artium Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo de Vitoria-Gasteiz. La exposición podrá verse en sus salas del 3 de junio al 4 de septiembre de 2016.
¹ Marina Núñez, “Claridad y penumbra”. Catálogo: Marina Núñez, El fuego de la visión. Sala Alcalá 31, Madrid, 2015, p. 29.
² José Jiménez, “El fuego de la visión”. Catálogo: Marina Núñez, El fuego de la visión. Sala Alcalá 31, Madrid, 2015, p. 20.
³ Marina Núñez, “Claridad y penumbra”. Catálogo: Marina Núñez, El fuego de la visión. Sala Alcalá 31, Madrid, 2015, p. 30.
4“¿En qué consiste ese cambio…? En una nueva germinación de las alas del alma, perdidas en el mundo sensible, y en ese momento recuperadas. Lo que le permitirá al amante, al sabio, volar hasta la altura de las formas ejemplares, hasta el verdadero conocimiento. Leamos directamente a Platón: ‘Pues se calienta al recibir por medio de los ojos la emanación de la belleza con la que se reanima la germinación del plumaje. Y una vez calentado, se derriten los bordes de los brotes de las plumas que, cerrados hasta entonces por efecto de su endurecimiento, impedían que aquéllos crecieran. Mas al derramarse sobre ellos su alimento, la caña del ala se hincha y se pone a crecer desde su raíz por debajo de todo el contorno del alma; pues toda ella era antaño alada’ (Fedro, 251 a. C.)”. José Jiménez, “El fuego de la visión”. Catálogo: Marina Núñez, El fuego de la visión. Sala Alcalá 31, Madrid, 2015, p. 20.
5 Marina Núñez, “Claridad y penumbra”. Catálogo: Marina Núñez, El fuego de la visión. Sala Alcalá 31, Madrid, 2015, p. 30.
6 Susana Blas, “Las lágrimas no detienen la vida”. Marina Núñez, natural, Ed. Universidad de Valladolid, 2005.
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