Miembro desde 1915 del movimiento futurista y firmante, junto a Giacomo Balla, del manifiesto Ricostruzione futurista dell’universo, Fortunato Depero es una de las figuras menos conocidas de la corriente que, impulsada por Marinetti, defendía la abolición de los enfoques tradicionales del arte del pasado y exaltaba el dinamismo, la velocidad, la guerra y el imperio de lo maquinal.
Ya en 1913, Depero, nacido en la provincia de Trento en 1892, había viajado a Roma, donde conoció al propio Marinetti y visitó en la Galería Sprovieri una exposición de Boccioni. De él aprendería cómo dotar a su obra de un dinamismo plástico excitante, y de Balla, la tensión que las formas abstractas podían generar. En el citado manifiesto Ricostruzione futurista dell’universo propuso la unión de arte y vida cotidiana y la globalización de las artes y esos principios los llevó también a su producción: no podemos hablar de Depero sólo como un convencido pintor futurista, pues fue también escultor, dramaturgo, escenógrafo, poeta, ensayista, escritor o publicista y diseñó revistas, logotipos comerciales, juguetes y tapices. Además, puso en marcha Casa d’Arte Futurista Depero en Rovereto, considerada uno de los primeros museos de artista del mundo, precursor quizá de la Factory de Warhol o de los funcionales estudios de Koons o Hirst, y también fue pionero en la creación de libros de artista con su libro “atornillado” (1927), una suerte de museo portátil que le sirvió para promocionarse (sin demasiado éxito) en Nueva York, su “nueva Babel”, y que ahora podemos ver en Madrid.
Considerado precursor del arte multimedia y de la creación concebida como trabajo colectivo, de la contemporánea necesidad de autopublicidad de los artistas o de prácticas actuales del diseño gráfico, Depero no es demasiado conocido fuera de Italia (donde la historiografía lo relevó a un segundo futurismo, de rango menor al de Balla o Boccioni) y la Fundación Juan March se ha propuesto difundir su obra en nuestro país con la muestra “Depero futurista”, que podemos visitar hasta el 18 de enero y que examina, a través de 300 piezas llegadas de colecciones e instituciones internacionales públicas y privadas la muy variada producción del artista. Podemos ver pinturas, esculturas, trabajos de poesía visual, juguetes, diseños escenográficos, escritos inéditos, fotografías, libros, revistas o audiovisuales dentro de un teatral montaje con césped multicolor en el suelo.
Evolucionó de la abstracción al futurismo pasando por el realismo mágico y creó un nuevo lenguaje, llamado onomalengua. También escribió poemas específicos para ser recitados en la radio (estas piezas podremos oírlas en la Fundación) y elaboró robots y autómatas ciertamente visionarios. Entre las colaboraciones publicitarias de Depero, destaca la realizada para la marca de licores Campari entre 1924 y 1937.
La muestra se acompaña de un ciclo de conferencias cuyo programa podéis consultar aquí.
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