El 7 de agosto de 1997, la revista Nature publicó un estudio que supuso el lanzamiento a la fama (científica) de la joven Suzanne Simard y el auge en la investigación sobre las redes de micorrizas, que serían bautizadas como Wood Wide Web: esta investigadora canadiense de ecología forestal, ligada a la Universidad de British Columbia, descubrió que los árboles del bosque están conectados por una red de dichas micorrizas, una asociación simbiótica entre hongos y raíces de plantas. Las hifas o filamentos de los hongos movilizan y transportan los nutrientes minerales del suelo hasta las raíces de las plantas, mientras que el hongo recibe a cambio hidratos de carbono fotosintetizados. De esa manera, a través de las tramas de micorrizas, los árboles quedan integrados en un tejido subterráneo que contribuye a la subsistencia del ecosistema forestal: en un único bosque, un solo árbol puede estar enlazado con centenares de ejemplares de su especie para compartir nitrógeno, agua, carbono y fósforo.
Interesado por la comunicación entre estos seres vivos, el artista madrileño David Vimar ha creado una serie, El Bosque, en la que quiso dotar de simbolismo a las capacidades de comunicación, de recogida de información, de memoria y de relación entre las plantas. Lejos de explorarlas como organismos inanimados, como suelen ser consideradas, buscó abordarlas como estructuras dotadas de diversas habilidades sociales, siendo una de las principales su capacidad de compenetración con el entorno y de intercambio de información. Las piezas escultóricas que integran ese conjunto están provistas de esa materia orgánica, de troncos y cortezas de arboles vivos y muertos que impregnan todas sus propiedades bajo el efecto de la forma, mientras que la elección del monocolor en los cuadros actúa como foco de atención sobre las cualidades materiales de las superficies, del mismo modo naturales.
Nos impulsaba ese trabajo, en definitiva, a indagar en nuestro poder comunicativo dentro de una sociedad, a partir de creaciones que conversan entre sí como unidad simbólica del poder de interconexión de nuestros bosques.


Parte de ese proyecto forma parte de la nueva muestra de Vimar en la Sala C Verde del CEART de Fuenlabrada, llamada “Raíces de un diálogo” y formada por piezas planteadas como unidades metafóricas de aquel poder de interrelación de los bosques, que va más allá del subsuelo y que se traslada al aire, porque los estomas de las hojas pueden liberar también compuestos químicos en caso de incendios, plagas, tormentas y otros daños.
Nos esperan en el Centro de Arte Tomás y Valiente esculturas humanas en madera de pino que nos vinculan a la naturaleza primitiva y que ofrecen marcas de tallado alusivas a nuestras heridas o pinturas elaboradas con humo de vela sobre lino. Sugieren analogías entre los sistemas que permiten a los árboles funcionar cooperativamente y las redes características del ser humano, a partir de los materiales orgánicos y sus propiedades.


David Vimar. “Raíces de un diálogo”
C/ Leganés, 51
Fuenlabrada
Del 26 de junio al 27 de julio de 2025
OTRAS NOTICIAS EN MASDEARTE: