Artista a la par que escritora, Dahlia Elsayed conecta en sus trabajos plásticos experiencias individuales y colectivas en torno a ciertos escenarios geográficos: es autora de mapas narrativos y de paisajes creados. Podemos considerarlos ficciones que toman la forma de pinturas, dibujos e instalaciones en los que hace uso de símbolos relativos a fronteras y divisiones (banderas, señales, formas geológicas) como marco o contexto de juegos de palabras, metáforas, listas o modismos; de ese modo los códigos visuales y los del lenguaje textual se interrelacionan y modifican entre sí.
Una selección de sus pinturas recientes puede contemplarse, hasta el 7 de octubre, en la galería neoyorquina Morgan Lehman, en el marco de la muestra “Real Feel”, la primera de Elsayed en esta sala. Como buena parte de su producción, conjugan su interés por migraciones y desplazamientos con su atención a la noción de pertenencia, al sentido cohesivo presente en los enclaves donde los sujetos echan raíces. Su propósito lo explica la propia artista como el de crear imágenes míticas para la falta de lugar; esas imágenes suelen devenir composiciones geométricas minimalistas y están vinculadas a la historia familiar de la autora, marcada durante generaciones por el alejamiento del hogar; a la memoria y a un sentimiento de urgencia en un sentido tanto material como interno.
Mientras trabajaba en las piezas que reúne esta exhibición, Elsayed exploró la posibilidad y el placer de sentirse acogido por los vacíos: en cada una de estas obras, ha dispuesto formas coloreadas a modo de aperturas, enfatizando una sensación de entrada en los espacios e invitando al espectador a especular sobre una profundidad ideada, un terreno a atravesar, en contraste con una evidente planitud formal. Sugieren estas telas arquitecturas de planos en movimiento o paisajes ficticios, casi utópicos; se da, además, una sensación de virtualidad, al desvanecerse aparentemente el conjunto en ráfagas lumínicas de colores puros.
No es coincidencia que algunas obras se asemejen a banderas, y que esa disolución apunte a la de una determinada concepción de lugar y de país, pero también es posible aproximarnos a cada uno de esos trabajos como si se tratase de poemas visuales basados en yuxtaposiciones juguetonas de formas y colores que, paradójicamente, llegan a desafiar la lógica compositiva interna de las mismas pinturas, en las que los espacios libres funcionan a modo de pausas o respiraciones.
Invitan, en conjunto, a una mirada lenta y reflexiva: podemos hallar cualidades meditativas en cada una de las obras, que pueden extenderse a la experiencia de contemplarlas, y que a su vez se relacionan, sin duda, con las prácticas diarias de Elsayed, quien concede gran importancia a la soledad, la repetición consciente y los ritos cotidianos. Entre sus fuentes conceptuales en esa línea se encuentran los aspectos místicos del arte islámico, la geometría simbólica, la ornamentación vernácula nubia, sus experiencias visuales personales en el Cairo islámico y el arte del antiguo Egipto, así como la arquitectura posmoderna. Esa compleja mezcla de referencias e inspiraciones las combina para configurar un lenguaje abstracto singular, que es a partes iguales político y poético, pero también plenamente potente.
Dahlia Elsayed. “Real Feel”
526 West 26th Street, Suite 410
Nueva York
Del 5 de septiembre al 7 de octubre de 2023
