El activismo estético de Cristina Lucas

La artista exhibe en Alcalá 31 su proyecto ''Manchas en el silencio''

Madrid,
Cristina Lucas. El rayo que no cesa (2015-). Videoinstalación de tres canales. Sala Alcalá 31 de Madrid. La artista registra los bombardeos sobre civiles.
Cristina Lucas. El rayo que no cesa (2015-).

Historia, tiempo y memoria se dan cita en la Sala Alcalá 31, materializados a través del trabajo de Cristina Lucas. Bajo el título “Manchas en el silencio” la artista presenta un conjunto de obras que revelan cómo el sueño de volar, ese gran logro del hombre, se ha convertido también en la peor arma de destrucción del ser humano. La exposición, que se suma a la conmemoración del octogésimo aniversario del bombardeo de Guernica, es un proyecto visual, original y único en la práctica contemporánea, que refleja la crueldad de la guerra poniendo de manifiesto el recuento de ataques realizados sobre civiles.

Se trata de un estudio elaborado a lo largo de los últimos cinco años, un proceso durante el cual la artista ha contado con la colaboración de los asistentes del taller Madrid 45, que Lucas impartió el pasado mes de abril, así como un grupo de estudiantes de la Facultad de Geografía e Historia de la Complutense. Además, se trata de un trabajo abierto a todos los que tengan algún dato que aportar; una obra viva que puede seguir sacando información a la luz. De hecho, el equipo de investigadores y la artista estarán en la sala los jueves, viernes, sábados y domingos, buscando y volcando datos a la enorme base que ya han generado.

El recorrido por la sala se inicia con la obra Piper Prometeo, un vídeo en el que vemos una avioneta de publicidad que exhibe por la costa de Badalona un gran cartel, que también encontramos colgado en la sala, en el que se presenta la fórmula física que hizo posible el inicio de la aviación. Pero la pieza que articula toda la exposición es El rayo que no cesa, una vídeo-investigación-instalación (de cinco horas y media de duración) que construye un relato histórico de los ataques aéreos que han provocado víctimas civiles desde 1912 hasta nuestros días. Se compone de tres películas cronológicas y a su vez de tres proyecciones, una que expone datos concretos, otra que recoge la cartografía de los ataques y una tercera con fotos documentales. En ellas vemos cómo la tecnología cambia a gran velocidad pero la realidad que deja tras de sí ese avance es la misma; las armas cambian pero las guerras no cesan.

Esta obra se completa con Tufting, una serie de tapices o lienzos bordados, realizados específicamente para esta exposición, que representan los mapas en los que queda reflejada la información sobre las ciudades y pueblos bombardeados. En ocasiones llega un momento en el que lo que se produce sobre el mapa es casi como un borrón, una mancha, que sobre el bordado es como una fuerte arruga que simboliza la cicatriz del territorio herido. Se trata de una articulación muy bella y poética de los hechos a través de estos “antimapas” en los que se va tejiendo la memoria y todos los datos de la investigación. A pesar del dolor y de la barbarie que queda impresa sobre ellos, hablamos de objetos bonitos, una dualidad ante la cual la artista nos remite a la idea de memorial en recuerdo a las victimas y a cómo el hecho de hacer algo físicamente bello refuerza el mensaje ético de la pieza.

 

Cristina Lucas. Tapices, lienzos bordados con mapas. Tufting (2017). Foto: Guillermo Gumiel
Cristina Lucas. Tufting, 2017. Foto: Guillermo Gumiel.

 

Cristina Lucas. Clockwise (2016). Instalacion con 360mecanismos de reloj. Alcalá 31 Madrid
Cristina Lucas. Clockwise, 2016.

La muestra continúa en la planta alta de Alcalá 31 con Clockwise, una gran instalación formada por 360 relojes que recorre todo el piso superior y nos habla sobre la experiencia física del tiempo. Con una diferencia de cuatro minutos entre ellos y su ligero tic-tac esta obra permite situarnos en todas partes y en ninguna. A través de ella el tiempo global es contemplado simultáneamente, haciéndonos vivir un presente imposible que se convierte en realidad en un no momento.

“Manchas en el silencio” es una exposición triste pero necesaria, que requiere tomarse un tiempo para disfrutarla. Para su comisario, Gerardo Mosquera, hay dos verbos que definen bien la obra de Cristina Lucas: pensar y sentir. Su trabajo es una reflexión crítica dirigida a exhibir temas candentes, de actualidad pero que a la vez son eternos, al tiempo que utiliza los elementos simbólicos del arte y de la historiografía para convertirlos en una suerte de activismo estético.

 

 

“Cristina Lucas. Manchas en el silencio”

SALA ALCALÁ 31 DE LA COMUNIDAD DE MADRID

c/ Alcalá, 31

Madrid

Del 14 de septiembre al 5 de noviembre de 2017

 

 

Guardar

Guardar

Guardar

Guardar

Guardar

Guardar

Guardar

Guardar

Guardar

Comentarios