Cézanne y el Jas de Bouffan, donde todo empezó

Aix-en-Provence rinde tributo al artista

Aix-en-Provence,

Es fácil que quienes acuden a Aix-en-Provence para empaparse de las atmósferas que rodearon a Cézanne visiten su taller en Lauves, sólo algo alejado del centro de la ciudad, sus pinturas en el Musée Granet y, quizá, la montaña de Santa Victoria, que en tantas ocasiones contempló el pintor bajo la lluvia y bajo el sol. En el marco de la Saison Cézanne 2025, la ciudad quiere recordar los lazos de otros enclaves con la producción de este artista, entre ellos el Jas de Bouffan y las canteras de Bibémus.

El primero fue, en el fondo, todo un campo de experimentación para este autor, que pintó sobre las paredes de su salón antes de retratar a sus cercanos, representar la finca y a los campesinos que allí conoció. Esta propiedad, que queda al oeste del núcleo urbano de Aix, constaba de una casa de campo, una granja, un invernadero, un parque y un estanque y fue el lugar donde Cézanne atisbó su potencial con los pinceles. Su nombre tiene una explicación: en el dialecto provenzal se llamaba jas a las casas de campo donde se refugiaban las gentes adineradas de las ciudades en épocas de calor o de epidemias; Louis-Auguste Cézanne, el padre del artista, sombrerero que ascendió socialmente al convertirse en banquero, la adquirió en 1859, y con el tiempo daría nombre al conjunto del barrio.

Hasta el próximo octubre, el Musée Granet acoge la exhibición “Cézanne en el Jas de Bouffan”, que profundiza en sus conexiones con este lugar y cuenta, como gran atractivo, con numerosos autorretratos en los que un joven Cézanne se representa como joven artista. El propio centro está muy vinculado a sus comienzos: de 1857 a 1862, se matriculó en la escuela gratuita de dibujo ubicada en el antiguo Palacio de Malta, que albergaba además la colección de arte del Museo de Aix, convertido en el Museo Granet en 1949. Fue en las salas de su planta baja donde aprendió los fundamentos de la pintura y el dibujo a partir de clases de modelos naturales, dibujo de antigüedades y de la realización de copias.

Sin embargo, como apuntamos, el primer taller de Cézanne fue el gran salón del Jas de Bouffan. Aunque su familia no se instaló aquí hasta 1870, el pintor hizo suya esa estancia una década antes, cuando tenía sólo 21 años, para desplegar sus óleos sobre las paredes de yeso, experimentando con diferentes estilos y temas. Llevó a cabo al principio dos programas decorativos, que eran típicos de las casas de campo provenzales (Las Cuatro Estaciones en la alcoba y una serie de paisajes monumentales en los muros este y oeste), pero hacia 1865 viró hacia la aventura y pintó nuevos temas sobre sus creaciones anteriores.

Paul Cézanne. Maison et ferme du Jas de Bouffan (detalle), 1885-1887. National Gallery Prague, République Tchèque © National Gallery Prague 2023
Paul Cézanne. Maison et ferme du Jas de Bouffan (detalle), 1885-1887. National Gallery Prague, République Tchèque © National Gallery Prague 2023

Finalmente, esta mansión se terminó vendiendo y el destino de las obras no fue plácido. Su nuevo propietario, Louis Granel, cubrió parcialmente las paredes con papel pintado, dejando sólo algunas pinturas visibles y algo después, en 1907, Léonce Bénédite, director entonces del Museo de Luxemburgo, que en aquel momento exponía a artistas vivos, las valoró negativamente. Los paneles fueron retirados, recortados y transpuestos a lienzo para ser comercializados por Granel y los posteriores dueños de la finca entre 1912 y 1960, de ahí que su reunión por primera vez para esta muestra (a falta de algunos fragmentos, que se espera localizar) tenga carácter histórico: se han dispuesto en un gran salón reconstruido, evocando el del Jas de Bouffan.

Cézanne se refirió más tarde a su etapa aquí como couillarde: sus trabajos, también sus retratos de familiares y amigos, eran oscuros y atormentados; los rostros, llamativamente contundentes. No temía, siendo tan joven, pintar con espátula, dejando trazos de color gruesos y densos sobre el lienzo. Se fijó con más frecuencia en su padre y su tío Dominique que en su madre y sus hermanas, y entre sus amistades algunas se convertirían en figuras intelectuales de primer orden: veremos a Baptiste Baille, Antoine-Fortuné Marion, Antony Valabrègue, Gustave Boyer, Achille Emperaire y Émile Zola; el novelista vivió una temporada en Aix a causa del empleo de su padre. Marion fue nombrado director del Museo de Historia Natural de Marsella, Valabrègue sería un reconocido poeta y crítico de arte y Baille disfrutó de una brillante carrera científica.

Cézanne se refirió más tarde a su etapa aquí como couillarde: sus trabajos, también sus retratos de familiares y amigos, eran oscuros y atormentados; los rostros, llamativamente contundentes.

Hasta los inicios de la década de 1870, sus composiciones conservaron el espíritu de esa pintura couillarde, derivada de su observación de Gustave Courbet y Honoré Daumier y también del ambiente de la guerra francoprusiana; la Provenza fue entonces refugio de Cézanne, que se aisló cada vez más en la naturaleza. Tras la contienda, las cosas cambiaron: durante numerosas estancias en la región parisina junto a Camille Pissarro, aprendió a trabajar con la luz al aire libre, al estilo impresionista, aunque su mayor fuente de inspiración siguió siendo su región. En la Provenza empezó a consolidar un estilo cada vez más personal: estructuró sus composiciones con colores cálidos e intensos, valiéndose de pinceladas regulares, sólidas, fluidas y densas a la vez.

Con el tiempo, esos paisajes, elaborados a lápiz, óleo o acuarela, ocuparían un lugar destacado en su trayectoria. Aún entonces, el Jas de Bouffan -que hoy ha quedado absorbido por la ciudad, pero en esos años era campo- fue un auténtico estudio al aire libre para Cézanne: su parque se convirtió en motivo habitual, apareciendo en hasta sesenta obras. Será fácil reconocerlo: plasmó la larga avenida de castaños al sur que desemboca en la casa de campo, típicamente provenzal y de color ocre; el estanque, al oeste, bordeado por estatuas de un delfín y leones, que permitía al artista jugar con la luz reflejada en el agua; o la granja, al este, probablemente el lugar donde conoció a los campesinos que eligió como modelos. Más al este, contemplaría la montaña Sainte-Victoire, hoy oculta por edificios modernos (ocurre lo mismo desde la colina de Lauves). Podemos suponer que, en el corazón del parque, el artista se encontraba resguardado del mundo.

Pero aún aprendería más aquí. Louis-Auguste Cézanne mandó construir el primer estudio real de su hijo en el ático del Jas de Bouffan a principios de la década de 1880; fue allí donde el artista se dedicó a investigar sobre naturalezas muertas y se alejó de las representaciones tradicionales de este género. Según se acercaba a la década de los noventa, dispuso manteles, cerámica, jarras, fruta y azucareros en un equilibrio aparentemente inestable: las dimensiones se alteraban, los puntos de fuga eran inesperados, y el de Aix reinventó el impacto de la luz sobre los objetos. La materia y la forma se revelan ante nuestros ojos en composiciones nacidas de una larga meditación y en una armonía muy característica; estos principios, lo sabemos, se convirtieron posteriormente en las principales referencias del cubismo. Algunos objetos frecuentemente representados en los bodegones de Cézanne aún son visibles en el estudio de Lauves, el último en el que se desenvolvió.

En Bouffan el poeta y crítico de arte Joachim Gasquet, amigo del pintor, contempló por primera vez una pieza muy distinta, una bañista originaria de las muchas que llegaron después: Una vez vi una espléndida réplica, casi terminada, en lo alto de la escalera del Jas de Bouffan. Permaneció allí tres meses, luego Cézanne la giró contra la pared y desapareció. No quería que nadie hablara de ella, ni siquiera cuando brillaba a pleno sol y había que pasar junto a ella para entrar en su estudio en el ático. ¿Qué pasó con ella? El tema que lo obsesionaba era una mujer bañándose bajo unos árboles en un prado.

Sobre este tema trazó al menos treinta pequeños bocetos, incluyendo dos o tres lienzos muy finos y detallados; multitud de dibujos, acuarelas y cuadernos de esbozos que nunca salían del cajón de su cómoda en su dormitorio ni de la mesa de su estudio.

Si Henri Gasquet y su hijo Joachim recalaron en el Jas de Bouffan, Hortense Fiquet se mantuvo muy alejada de él. Henri era uno de los amigos más tempranos de Cézanne, a quien presentó a su mencionado hijo Joachim. Se forjó una amistad entre el pintor y este joven poeta de Aix, ferviente regionalista, que en 1921 publicaría un libro con sus mutuas conversaciones. Padre e hijo fueron retratados allí. En cuanto a Hortense Fiquet, conoció al artista en 1869 y aprendió sus instrucciones de “posar como una manzana”, extremadamente quieta. Esta modelo paciente es la principal figura femenina de su obra, pero su relación permaneció en secreto para Louis-Auguste durante mucho tiempo, ya que Cézanne temía a su padre y la pérdida de su pensión. Tras contraer matrimonio finalmente en 1886, Hortense visitó el Jas de Bouffan con su hijo (con el tiempo, sin embargo, el pintor, absorto en su trabajo, ahondó en sus raíces en Provenza, mientras que Hortense permaneció en París con el pequeño Paul).

Paul Cezanne. Les Joueurs de cartes, 1890 - 1895. Musée d’Orsay
Paul Cezanne. Les Joueurs de cartes, 1890 – 1895. Musée d’Orsay

Prefería a los campesinos de su tierra antes que a los urbanitas parisinos, y no le interesaba su psicología, sino la geometrización de sus rostros y cuerpos en planos, masas y volúmenes. A veces meditativas, como capturadas en un momento de descanso, o posando frente al autor, esas figuras genéricas se vuelven monumentales y se distancian de su realidad cotidiana. Entre el realismo y el idealismo, la intensidad pictórica de Cézanne las muestra en toda su gravedad y humanidad.

Hasta los últimos años de su vida no se distanció Cézanne de Jas de Bouffan; su último modelo allí sería el jardinero Vallier. Unos días antes de su muerte, aún así, dibujó una vista de su parque al final de una carta que envió a su comerciante de pinturas. Era el 19 de octubre de 1906.

La mansión reabrirá paulatinamente, tras su restauración, a partir de este verano, para permitirnos conocer lo que en ella queda de esa primera intimidad doméstica y creativa del padre de las vanguardias del siglo XX. Toda la información puede consultarse en https://cezanne2025.com/

 

 

 

“Cézanne au Jas de Bouffan”

MUSÉE GRANET

Place Saint Jean de Malte

Aix-en-Provence

Del 28 de junio al 12 de octubre de 2025

 

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