La Diputación de Huesca viene concediendo, desde hace cerca de dos décadas, oportunidades de comisariado destinadas a fomentar la creación artística en esa provincia y a permitir, tanto a artistas como a investigadores, iniciar proyectos personales o establecer alianzas.
En 2018 resultaron ganadores de su convocatoria de comisariado Antonio Campo y María Luna, ambos docentes y licenciados en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco (no es la primera vez que pasan por la Sala de Exposiciones de la Diputación, donde ya presentaron conjuntamente en 2017 la exposición “Conchita Monrás y Ramón Acín. Una historia de amor y compromiso”), y su proyecto galardonado fue Cartografías del ser, que cuenta con trabajos de siete creadores aragoneses que se interrelacionan entre sí a partir de sus discursos conceptuales, relacionados tanto con la interioridad humana y sus esencias como con el papel del artista en nuestras sociedades.
Esas obras entre las que se subrayan paralelismos y divergencias pertenecen a Antonio Fernández Alvira, Susana Blasco, Vicky Méndiz, Jorge Vicén, Jorge Isla, Ana Escario y Jorge Fuembuena; Campo y Luna señalan que los han seleccionado porque encuentran en su producción lecturas sobre los deseos y experiencias del ser humano contemporáneo y sobre los relatos vertebrados en torno a ellos y también una búsqueda de lazos entre pasado y memoria, alma y automatismo, vida y nostalgia… entre lo personal y lo efímero.
Así, su exhibición quiere dibujar un mapa cartográfico de subjetividades que pueden interpelar al espectador e incentivar su autoconocimiento en este tiempo lleno de incertidumbres que ha puesto de relieve nuestra vulnerabilidad, una fragilidad que no resuelve ni la tecnología que nos rodea ni la infinita información, verdadera y falsa, a la que tenemos acceso. Según los comisarios, el culto al instante, la hiperactividad para no perderse las últimas tendencias que nos prometen bienestar inminente, pueden ser las zanahorias que nos guían mientras algunos reductos humanistas como el arte sí se interrogan sobre lo ontológico de nuestra existencia.
Encontraremos en Huesca imágenes, como las de Jorge Fuembuena, que nos proponen cuestionarnos nuestra relación histórica con el medio natural: las ocasiones en que nos hemos considerado parte del paisaje o sus poseedores, qué parte de nosotros pertenece aún a la naturaleza y si hemos desnaturalizado, y en qué medida, nuestras esencias personales. También cuadernos de apuntes o diarios visuales que utilizan como instrumentos de campo los artistas (Ana Escario, Jorge Vicén) que no separan su labor creativa de la vida y que vuelcan en ellos las impresiones y los frutos de sus viajes, no necesariamente físicos, y en cualquier caso abiertos a la pérdida y el reencuentro personal.
El zambullirse en uno mismo puede desembocar en la nostalgia, sugerida en proyectos como el de Susana Blasco. Se hace hincapié en la necesidad humana de conocer las raíces, de identificarse con el pasado, y en la frustración que puede generar la pérdida de memoria. Veremos imágenes llamadas a conectar con nuestro inconsciente revelando anhelos inesperados, a veces alusivos a lo sentido pero no vivido.
Humana también es la violencia, sea como rasgo natural o aprehendido y legitimada, en determinados casos, por las estructuras sociales. Otra violencia, la simbólica, no causa daños físicos, pero sí se emplea para reafirmar discursos y opiniones. Y en los últimos años podríamos hablar de la categoría específica de la violencia digital, que ha devenido cotidiana; a esta última alude Isla en su Still life (2019), donde acumula obsoletas pantallas de móviles.
Y hablando de lo digital, en ese medio ha alcanzado vida y expansión el fake, que se cuela en nuestras mentes por la vía de la emotividad sin requerir contrastes. Los Elementos para un discurso (2018) de Fernández Alvira nos hablan de la importancia de ampliar discursos y significados y de buscar la raíz y luego la verdad, recontextualizando lo dado.
Un último capítulo de estas “Cartografías del ser” se dedica específicamente a lo vulnerable y ahí entra en juego Vicky Méndiz. Se reconoce nuestra tendencia a repetir fallos al no admitir que somos… endebles.
La muestra se completa con un programa didáctico gratuito para centros educativos, público con necesidades especiales, grupos organizados, público individual y familias.
“Cartografías del ser”
SALA DE EXPOSICIONES DE LA DIPUTACIÓN DE HUESCA
c/ Porches de Galicia, 4
Huesca
Del 5 de marzo al 2 de mayo de 2021
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