Carlos Bunga y el cartón como organismo vivo

El portugués presenta una instalación específica en el Palacio de Cristal

Madrid,

El último artista en dialogar con la arquitectura, el contexto y la historia del Palacio de Cristal del Retiro es el portugués Carlos Bunga que, de la mano del Museo Reina Sofía, ha presentado hoy allí la que es su mayor instalación en Madrid hasta el momento: Contra la extravagancia del deseo.

Se trata de una construcción enteramente realizada en cartón y cinta adhesiva que Borja-Villel ha calificado como coreografía disonante frente a la utopía del progreso; cuestiona con ella este autor los códigos vinculados a la arquitectura como lenguaje del poder y las nociones de orden y solidez, de eternidad, que consideramos intrínsecamente ligadas a cualquier edificación: prescindiendo de los materiales firmes y optando por lo precario y efímero, invita a los espectadores a no quedarse solo en la contemplación de esta obra, sino a recorrerla, integrarse en ella y transformarla.

Su estructura replica parcialmente la del Palacio, con el que comparte tonalidad blanca en sus exteriores, y podría ser confundida por un profano con el esqueleto de este edificio de hierro y cristal, generando un espacio híbrido, casi performativo, susceptible de ser ágilmente modificado: las fábricas efímeras de Bunga implican una posibilidad de uso y destrucción absolutamente sencilla y también una relación de fusión con tiempos y espacios concretos, consideraciones del todo vinculadas, de forma consciente, con sus experiencias familiares. En la guerra de independencia de Angola, su madre tuvo que huir a Portugal con una niña de dos años y encontrándose embarazada de él y, ya en nuestro país vecino, habitaron en centros de acogida y casas preconstruidas, destinadas a personas con bajos recursos o refugiados, cuyos materiales perecederos ocasionaron su deterioro rápido y su demolición. El artista aprendió a adaptarse a aquellas viviendas transitorias, que continúan teniendo hoy mucho que ver con su forma de entender el mundo y con su concepción de sí mismo, y de la sociedad en general, como nómadas, una condición que no implica necesariamente desplazamientos sino que determina modos de pensar, ser y estar sujetos al cambio.

Iniciado en la pintura y atendiendo a su lenguaje, ha vertebrado el conjunto en dos partes no simétricas, introduciendo así dinamismo: no solo ha partido del lugar al plantear este proyecto, aunque sí fundamentalmente, estudiando a fondo su pasado y su entorno.

Carlos Bunga. "Contra la extravagancia del deseo". Palacio de Cristal, Museo Reina Sofía
Carlos Bunga. “Contra la extravagancia del deseo”. Palacio de Cristal, Museo Reina Sofía
Carlos Bunga. "Contra la extravagancia del deseo". Palacio de Cristal, Museo Reina Sofía
Carlos Bunga. “Contra la extravagancia del deseo”. Palacio de Cristal, Museo Reina Sofía

Como en el proyecto Home, que ha expuesto este mismo año en la Fundación Calouste Gulbenkian, Contra la extravagancia del deseo se comunica con el exterior del Palacio, convergiendo con su ciclo natural e incorporándose la naturaleza en la propia estructura de cartón, a través de los reflejos lumínicos cambiantes y de la aparente hojarasca generada en la aplicación de la pintura, que da al conjunto cierto aire fantasmal y también apela a los especímenes botánicos filipinos que iban a mostrarse en la Exposición General de esas islas de 1887 pero que, en su mayor parte, no sobrevivieron al traslado o no fueron aptos a las condiciones climáticas de este lugar.

Bunga sí ha contado con esos parámetros de conservación y con que estos afecten a su trabajo, que será parcialmente destruido en el transcurso de la exposición, previsiblemente en junio o julio, incidiendo en el carácter temporal de su producción y también en la relación compleja de museos e instituciones con la ruina, con lo no perdurable e incluso con lo habitualmente invisible: la desigualdad.

No trabaja habitualmente Bunga con maquetas y dibujos, y tampoco lo ha hecho en esta ocasión: la instalación que nos espera en El Retiro deriva de un planteamiento procesual y ha sido transformada durante su preparación, atravesando accidentes y casualidades (más bien documenta sus propuestas a posteriori, en un mecanismo atípico); tampoco sabe exactamente cuál será su desenlace tras desmontarse, al concebirla desde el principio como una obra abierta, noción que desea confrontar con nuestra obsesión por la mortalidad, una fijación que, en sus palabras, nos hace más frágiles y nos lleva a crear dispositivos para perdurar en el tiempo. Por su relativa abstracción, ha subrayado además, caben en ella muchas subjetividades y lo previsible es que, por otros caminos, Contra la extravagancia… siga creciendo.

Carlos Bunga. "Contra la extravagancia del deseo". Palacio de Cristal, Museo Reina Sofía
Carlos Bunga. “Contra la extravagancia del deseo”. Palacio de Cristal, Museo Reina Sofía

El propósito último de este proyecto, ha explicado hoy el portugués, es reclamar la posibilidad de una actitud de resistencia ante la exuberancia material que nos rodea, que nos aleja de nuestras esencias espirituales y que nos sume en una precariedad, en este caso, espiritual y no periférica (la que está aquí y llevamos dentro). Sumidos en una sociedad tecnológica, recuerdan estos cartones nuestra querencia natural por lo manual y lo sencillo, la necesidad básica de tocar y experimentar, subrayada por la pandemia, y frente a la hipnosis que más bien suscitan el cine o las imágenes estáticas, busca Bunga que caminemos, que alcemos la cabeza.

Su construcción se asemejaría, así, a un organismo vivo con su propio ciclo evolutivo, ocasionalmente efímero (como casi todo en cualquier existencia).

Carlos Bunga. "Contra la extravagancia del deseo". Palacio de Cristal, Museo Reina Sofía
Carlos Bunga. “Contra la extravagancia del deseo”. Palacio de Cristal, Museo Reina Sofía

 

 

Carlos Bunga. “Contra la extravagancia del deseo”

PALACIO DE CRISTAL

Parque del Retiro

Madrid

Del 7 de abril al 4 de septiembre de 2022

 

 

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