Cai Guo-Qiang revitaliza la obra de los maestros

Es el primer artista que realiza piezas in situ para el Museo del Prado

Madrid,
Imagen en sala de “El espíritu de la pintura. Cai Guo-Qiang en el Prado”. Foto © Wen-You Cai, cortesía de Cai Studio
Vista de la exposición “El espíritu de la pintura. Cai Guo-Qiang en el Prado”

Hace algo más de siete meses os contamos que el arte contemporáneo volvería al Prado de la mano de Cai Guo-Qiang, que en las últimas semanas ha vivido la experiencia de instalar su estudio en el emblemático espacio del Salón de Reinos. Allí, inspirado por el espíritu de los grandes maestros del Museo del Prado, ha llevado a cabo una residencia artística que finalizaba anoche de manera explosiva, como no podía ser de otra manera tratándose de él, con la culminación de El espíritu de la pintura, la más espectacular y ambiciosa de las cerca de treinta obras que forman la exposición que acaba de abrir sus puertas al público. Aunque Cai Guo-Qiang no es el primer artista contemporáneo que expone en las salas del museo porque fue Cy Twombly el primero en pasar por allí, en 2008, seguido de otros autores como Francis Bacon (2009) o Francesco Jodice (2011), sí que es el pionero en presentar obras concebidas específicamente para la ocasión y, además, realizadas in situ.

En varias ocasiones hemos escuchado decir al director del museo, Miguel Falomir, que el Prado no tiene que exponer arte contemporáneo per se, pero que siempre se han mostrado abiertos a recibir propuestas que llevan implícitas el estudio o difusión de la colección, y en ese caso no podría ser más pertinente la presencia de Cai Guo-Qiang y de sus espectaculares obras. Alejandro Vergara, conservador del Museo del Prado y comisario de la exposición, ha señalado que esta tiene sentido por la trayectoria del autor, una de las más sobresalientes de la últimas décadas, marcada en todo momento por la innovación y por su admiración hacia la figura del Greco. Tras una etapa en la que sus trabajos estuvieron más enfocados al espectáculo pirotécnico, regresó hace unos años a la pintura, eso sí desde una aproximación diferente, con su propia técnica. Cai Guo-Qiang se planteó una idea, algo intangible que quería plasmar en su pintura, lo mismo que ya hicieron otros pintores presentes en el Prado a los que ahora quiere rendir tributo, recordándonoslo y revitalizando la colección.

“El Prado sigue siendo capaz de fecundar la imaginación de los artistas”. Miguel Falomir

Para poder completar su proyecto, realizado entre Nueva York, donde el artista tiene su estudio, y Madrid, Cai Guo-Qiang ha dispuesto del Salón de Reinos para completar ocho de las veintisiete obras en la exposición. Allí, en ese estudio efímero, ha buscado la complicidad espiritual de los grandes maestros, ayudado en todo momento por personal del museo. Lo ha hecho en Día y noche sobre Toledo, en El Salón de Reinos… y, de manera especial, en El espíritu de la pintura. A lo largo de los 18 metros de largo y 3 de ancho de esta monumental pieza encontramos guiños que van desde los colores empleados: el rojo para Tiziano, el azul y el púrpura para el Greco, los verdes y amarillos en Rubens o el negro y el rojo en recuerdo a Goya; a elementos muy concretos como las monedas de Tiziano que caen lentamente, recordando la presencia de fuegos artificiales al igual que el rayo que ilumina el cielo del Greco. Cai Guo-Qiang confiesa que es con Velázquez con quien ha tenido más dificultades a la hora de trabajar y reconoce la humildad con la que recrea esa menina o el espejo en el que vemos reflejado a Velázquez, que se convierte también en espectador del trabajo del artista chino. La energía fluye en la sensualidad carnal dedicada a Rubens y no sin cierto humor representa a Goya a través de su maja, impresa en un flyer llevado por una avioneta de publicidad, anunciándonos ya la celebración del bicentenario del Museo.

El espíritu de la pintura, Cai Guo-Qiang. Pólvora sobre lienzo, 300 cm x 1800 cm. 2017. Foto © Museo Nacional del Prado
Cai Guo-Qiang. El espíritu de la pintura, 2017

El diálogo a través del color y de la técnica, de la valentía y del espíritu de aventurarse también están presentes en Día y noche en Toledo, la primera pieza que concluyó en Madrid. El artista se muestra apasionado cuando relata cómo en ocasiones no ocurren las cosas tal y como él las había previsto. En este caso, por ejemplo, él esperaba que con la explosión se crease mucho humo, efecto que consideraba importante para generar una atmósfera capaz de recordarnos una mezcla de épocas, pero el clima seco de Madrid provoca explosiones muy rápidas y sin apenas humo, así que se vio obligado a buscar nuevas técnicas para lograr que el espíritu de los grandes maestros entrara en el cuadro.

A veces es necesaria más de una explosión, o puede suceder también que el artista tenga que añadir más color a la pólvora, para lograr una mayor espiritualidad en el resultado, pero reconoce que si controlase cien por cien el proceso, ni la técnica ni el desenlace le parecerían tan encantadores.

Cai Guo-Qiang. El espíritu de la pintura en el Museo del Prado
Izquierda: voluntarios recortando las plantillas para la creación con pólvora de la obra Día y noche en Toledo en el Salón de Reinos. Madrid, 2017. Derecha: Ignición durante la creación con pólvora de una de las pinturas en el Salón de Reinos. Madrid, 2017. Fotos © Museo Nacional del Prado

 

Día y noche en Toledo Cai Guo-Qiang Pólvora sobre lienzo, 260 cm x 600 cm 2017 Foto © Museo Nacional del Prado
Cai Guo-Qiang. Día y noche en Toledo, 2017

También es frecuente escuchar al artista hablar del espacio físico y del espacio temporal, algo que ha tratado de explicarnos en la obra El Salón de Reinos… Al contemplarla, distinguimos claramente dos espacios diferenciados, el físico del salón, a la derecha, en el que se distinguen las ventanas, las paredes donde un día colgaban las obras de Velázquez y una parte del techo, mientras que a la izquierda encontramos la atmósfera, el espacio temporal que se difumina. Y entre ambos queda el lugar por donde transitamos de uno a otro. Esto que podemos entender muy claramente cuando él lo explica, no resultó sin embargo tan evidente para el autor tras la ignición. La pólvora no actuó como él esperaba y esa confluencia de espacios necesitaba ser mostrada de una manera más contundente, por lo que decidió añadirle la mancha negra que atraviesa el centro de la obra, con la que acentúa esa idea de puente entre espacios y épocas.

Para la exposición ha realizado también algunas obras de carácter más personal, motivado por recientes fallecimientos en su familia, incluidos los de su padre y su suegro, como Las nubes distantes, conscientemente colocada para mirar hacia El espíritu de la pintura, con el deseo de que sus seres queridos sean testigos de lo que ha realizado. También están dedicadas a ellos La ceremonia negra y Azul.

No olvidemos que los inicios de Cai Guo-Qiang fueron en la pintura, se sintió atraído por ella desde pequeño y, como muestra, encontramos al final de la exposición una vitrina con dos cuadros de su etapa temprana, así como algunos dibujos realizados en cajas de cerillas por su padre, Cai Ruiqin, de quien heredó el gusto por la pintura, y materiales preparatorios para la última de sus creaciones, El espiritu de la pintura, que será sin duda una de las grandes atracciones expositivas de la temporada en Madrid.

El Salón de Reinos… Cai Guo-Qiang Pólvora sobre lienzo, 360 cm x 600 cm 2017 Foto © Museo Nacional del Prado
Cai Guo-Qiang. El Salón de Reinos…, 2017

 

 

“El espíritu de la pintura. Cai Guo-Qiang en el Prado”

MUSEO NACIONAL DEL PRADO

Edificio Jerónimos. Calle Felipe IV

Madrid

Del 25 de octubre de 2017 al 4 de marzo de 2018

 

 

Guardar

Guardar

Guardar

Guardar

Guardar

Guardar

Guardar

Guardar

Guardar

Guardar

Guardar

Guardar

Guardar

Guardar

Guardar

Guardar

Guardar

Guardar

Guardar

Guardar

Guardar

Guardar

Guardar

Comentarios