Hijo del pintor y escritor polaco E. Klossowski, se forma en Suiza en un ambiente familiar culto y muy refinado, en el que Bonnard, Derain y el poeta Rainer-María Rilke, grandes amigos de la familia, serán decisivos en su trayectoria artística. Siempre contando con el apoyo de Picasso, Fellini o Artaud, su pintura es una búsqueda constante de la belleza ideal, por medio de un proceso lento y artesano y con la mirada puesta en la naturaleza, que él mismo compara con la oración. A partir de 1930 se empieza a definir su estilo resueltamente figurativo y contrario a cualquier forma de abstracción. Con una base dibujística de gran precisión su pintura, de colores bastante apagados y mates, es el resultado de un estricta interiorización y observación de las cosas y personas. Hasta 1945 la temática de su obra se centra en escenas urbanas e interiores. Después de la Segunda Guerra Mundial su pintura se hace más matérica y aparece el tema del desnudo en adolescentes captadas en su sueño o en su intimidad. Pintor de ejecución lenta, amor por el oficio y rigor en la composición en su obra, parece que el tiempo se ha paralizado y en ella creemos descubrir el misterio de lo banal. Celoso de su vida privada y su trabajo, apenas muestra sus pinturas en público a pesar de ser considerado uno de los artistas más importantes de este siglo.