Del lapislázuli al azul cobalto pasando por el dorado y el plateado, la National Gallery londinense nos propone un viaje a través de la historia del color desde el Renacimiento hasta finales del s XIX, en sus vertientes artística y científica, en “Making Colour”. Esta muestra, que hoy se inaugura, es la primera de su tipo en Reino Unido y estudia los materiales utilizados a lo largo de los siglos para dar lugar a los pigmentos más impactantes, desde minerales hasta insectos, así como los viajes e investigaciones realizados fundamentalmente por pintores en su búsqueda de nuevos matices de cada tonalidad.
Precisamente el Departamento Científico de este centro británico ha sido internacionalmente reconocido por sus investigaciones en torno a la creación de colores a lo largo de la historia y las dificultades técnicas que cada nuevo hallazgo implicó.
“Making Colour” podrá contemplarse hasta el 7 de septiembre, se estructura en ocho secciones correspondientes a los principales colores del círculo cromático y cuenta con un atractivo montaje que invita al público a la interacción y ha sido diseñado para mostrarnos los procedimientos físicos que nos permiten percibir y registrar los colores.
Además de pigmentos y minerales, se nos muestran pinturas y cerámicas que proceden de los fondos de la National Gallery y de otros préstamos y que serán analizadas desde la perspectiva cromática y del estudio de sus materiales.
El arranque de “Making Colour” nos traslada al s XVII y a la invención por Isaac Newton de los discos con los que investigó la teoría de la luz y el color. En posteriores salas descubrimos la gran apreciación del azul, procedente de una piedra semipreciosa aunque escasa; el origen natural del verde, la utilización del amarillo desde la prehistoria y el valor simbólico del púrpura a la hora de significar suntuosidad y riqueza.
La exposición se completa con la presentación de un experimento científico centrado en la percepción humana del color y su grado de variación según el individuo. Está controlada por ordenador y nos demuestra que el ojo y el cerebro responden al estímulo cromático de manera imprevisible.
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