Armonía y reivindicación

Amante del retrato propio y ajeno, del desnudo masculino o femenino y de las escenas de contenido sexual, Mapplethorpe defendió desde su arte los derechos homosexuales en la Norteamérica de los años setenta y ochenta y dejó guiar su obra por una permanente búsqueda del resultado estético perfecto y de la belleza oculta, controlando siempre hasta el último detalle referido a proporciones, equilibrio, luces y sombras, texturas y actitudes, e intentando que sus fotografías lograsen una armonía propia del clasicismo pero desde un punto de vista reivindicativo y muy personal.
Volcado en la fotografía desde los inicios de su carrera artística, en sus primeras Polaroids optó por retratarse a sí mismo y a su entonces pareja, la cantante, poeta y también creadora Patti Smith. En aquella etapa amor y drogas determinaron casi a partes iguales su proceso creativo, posteriormente se preocuparía por fotografiar a los miembros más granados de la cultura norteamericana del momento, así como flores y estatuas, en cuya existencia inanimada encontraba vida. Mejorando progresivamente las técnicas y formatos que empleaba en su trabajo, fue reconocido por crítica y público tras sendas retrospectivas que le dedicaron el Centro Georges Pompidou de París y el ICA de Londres, muestras a las que sucederían las que tuvieron lugar en el Whitney Museum de Nueva York y la National Portrait Gallery de la capital británica.

Enfermo de sida desde 1986, aceleró a partir de aquel año, y hasta su muerte en 1989, su ritmo creativo, tratando de dotar a sus trabajos de una fuerza y consistencia que les convirtiese en perdurables. La Robert Mapplethorpe Foundation, creada por el propio artista diez meses antes de su fallecimiento, alberga su legado desde entonces, difunde su fotografía y apoya la investigación médica contra el VIH.

Robert Mapplethorpe. Lisa Lyon, 1982
Lisa Lyon copyright © 1982 Robert Mapplethorpe Foundation

Robert Mapplethorpe. Lydia Cheng, 1985
Lydia Cheng copyright © 1985 Robert Mapplethorpe Foundation