Alice Neel, la mirada perspicaz

El Museo Guggenheim presenta su primera retrospectiva española

Bilbao,

El propósito último de la pintura de Alice Neel era, en palabras de la artista de Pensilvania, afirmar la dignidad y la importancia eterna del ser humano, por eso su primera antología en nuestro país, que desde mañana puede visitarse en el Museo Guggenheim, lleva por título “Las personas primero”. Se han reunido en Bilbao un centenar de pinturas, dibujos y acuarelas, incluyendo retratos donde dejó ver su aguda capacidad de observación psicológica y escenas que testimonian su atención al sufrimiento y los dolores ajenos, pero también a la fuerza y la resistencia de quienes se sobreponen a ellos.

Sus modelos fueron a menudo sus propios vecinos: durante mucho tiempo residió en el Spanish Harlem neoyorquino y allí trató de capturar con el pincel el alma de sus cercanos, de orígenes étnicos diversos y situación económica a menudo desfavorecida, y muy especialmente de las mujeres pobres, como ella misma fue, y sus luchas tanto físicas como emocionales. Fiel a sus principios, no abandonó la figuración cuando en Nueva York ganó terreno el expresionismo abstracto, que ella consideraba antihumanista, aunque nunca dejó de emprender indagaciones formales y técnicas; la experimentación es una de las claves de su evolución.

La exposición del Guggenheim comienza por sus primeros trabajos, datados en los veinte, como Carlos Enríquez, que destaca por su pincelada suelta y se mostró en La Habana en 1927, o Chica francesa. En Cuba llegó a vivir y a mostrar su obra en aquellos años, hasta establecerse, al final de la década, en la ciudad donde residiría hasta su fallecimiento, Nueva York. Además de fijarse en la diversidad de sus gentes, pintó su arquitectura y parques, la vida urbana, y trabajó para la Works Progress Administration -WPA, que formó parte del New Deal de Roosevelt para paliar la Gran Depresión.

Alice Neel. Carlos Enríquez, 1926. Cortesía de The Estate of Alice Neel © The Estate of Alice Neel, Bilbao, 2021
Alice Neel. Carlos Enríquez, 1926. Cortesía de The Estate of Alice Neel © The Estate of Alice Neel, Bilbao, 2021

En ese contexto, la producción de Neel registraría algunos acontecimientos de índole política acaecidos en la ciudad, episodios como el desfile del Primero de Mayo de 1936, en el que los manifestantes, numerosos, alertaron sobre el antisemitismo nazi. A la cabeza de la marcha, la artista representó a creadores próximos a ella.

En el Spanish Harlem residiría entre 1938 y 1962, convirtiendo, y era entonces inusual, a su variopinto y humilde vecindario, como decíamos, en sujeto artístico. Entre esos vecinos merece mención Arce, un niño al que Neel vería crecer y retrataría en el proceso; en una de las obras más significativas que le dedica, aparece adolescente y seguro de sí mismo, nada inquietante pese a empuñar un cuchillo que apunta hacia el espectador.

Alice Neel. Los nazis asesinan a los judíos, 1936. Rennie Collection, Vancouver © The Estate of Alice Neel, Bilbao, 2021
Alice Neel. Los nazis asesinan a los judíos, 1936. Rennie Collection, Vancouver © The Estate of Alice Neel, Bilbao, 2021
Alice Neel. Georgie Arce No. 2, 1955. Colección de Lonti Ebers © The Estate of Alice Neel, Bilbao, 2021
Alice Neel. Georgie Arce No. 2, 1955. Colección de Lonti Ebers © The Estate of Alice Neel, Bilbao, 2021

Entre sus referencias habituales se encontró La Comedia Humana de Balzac, novela dedicada a las causas y consecuencias de las acciones humanas en la sociedad francesa del XIX; no es descabellado pensar que ella miró con perspectiva semejante la Nueva York de su tiempo, buscando llevar sus conciudadanos a sus lienzos desde la empatía y la honestidad y, con ánimo de acercarse a las esencias, en tonos limitados. Clínica de revisión pediátrica (1928-1929) refleja el hospital para mujeres humildes en el que ella daría a luz: se representó a sí misma junto a su hija en un momento de paz pero rodeada de un entorno lúgubre y mísero.

Mirando hacia afuera, supo encontrar asimismo belleza en los edificios y parques de Nueva York, deteniéndose especialmente allí donde se unían vegetación y construcciones (Central Park, 1959). También cultivó la naturaleza muerta, encontrando espacio en este género para experimentaciones que la acercaron a la abstracción e, incluso, para el humor, como se hace patente en Acción de gracias (1965), imagen de un pavo decapitado en un fregadero junto a un bote de Ajax, platos de desayuno y esponjas. Ella consideró esta pintura su respuesta al Pop.

Alice Neel. Central Park, 1959.The Estate of Alice Neel © The Estate of Alice Neel, Bilbao, 2021
Alice Neel. Central Park, 1959.The Estate of Alice Neel © The Estate of Alice Neel, Bilbao, 2021
Alice Neel. Acción de Gracias (Thanksgiving), 1965. The Brand Family Collection © The Estate of Alice Neel, Bilbao, 2021
Alice Neel. Acción de Gracias (Thanksgiving), 1965. The Brand Family Collection © The Estate of Alice Neel, Bilbao, 2021

Decíamos que en los bodegones se aproximó ocasionalmente a la abstracción; su opinión sobre esta corriente viró con el tiempo. En los cuarenta y los cincuenta, años de consolidación del expresionismo abstracto, se negó a cambiar su estilo y criticó abiertamente a la Escuela de Nueva York. Pero ya hacia al final de su trayectoria, entendió Neel que ·”toda buena pintura tiene cualidades abstractas”. Su trabajo más lejano a la figuración es la sutil acuarela Adicción, que por título y por formas (distorsionadas) sugiere agitación física y mental; la llevó a cabo en 1931, año en el que ingresó en hospitales psiquiátricos próximos a Filadelfia. Se desconoce hasta qué punto su experiencia personal influyó en la gestación de obras como esta, pero en cualquier caso da cuenta de su preocupación por la forma, el color y el espacio como elementos capaces de comunicar al margen de los contenidos de sus imágenes.

Asuntos también fundamentales en su producción fueron el desnudo y el sexo, ambos entendidos como parte de la experiencia humana y subvirtiendo lo que en ellos tuvo que ver, en la historia del arte, con la cosificación del cuerpo femenino. Desde el ingenio realizó desnudos masculinos distantes de las convenciones del erotismo y también otros dedicados a mujeres embarazadas, cuando la gestación era edulcorada o religiosamente contemplada. La piel de sus modelos (Ethel Ashton, Joe Gould) no era tersa, sino plena de irregularidades particulares y no hay en estos sujetos señal de pudor; ella misma se autorretrató desnuda siendo anciana, reivindicando la importancia de que cuerpos como el suyo fueran representados, dentro y fuera del ámbito de las Bellas Artes.

En esa línea abordó igualmente la maternidad, mostrando a madres en diversas etapas, antes y después del parto y buscando la franqueza, la concreción, el reflejo de las convulsiones emocionales y corporales de sus protagonistas. Su Parto (1939) es, de hecho, uno de las primeras pinturas en representar un nacimiento; se inspiró en su compañera en la maternidad donde dio a luz a su hijo.

Comprometida con llevar a su obra, como empezábamos diciendo, a las personas, también retrató a sus compañeros de colectivos contraculturales. Consideró esas piezas, no solo como testimonios de distintas individualidades, atendiendo a su psicología, sino también del espíritu de un tiempo. Muchos de estos rostros nos son desconocidos, pero también veremos a sus familiares y a artistas, activistas, líderes de los derechos civiles y celebridades; le interesaba captar lo que a cada uno le hacía especial y valoraba muy positivamente la excentricidad y la transgresión.

Recreó en su lecho de muerte a Ella Reeve “Mother” Bloor, una de la primeras miembros del Partido Comunista dedicadas a los derechos de las mujeres y los obreros; al pintor Hubert Satterfield y su novia Rita o al recluta negro James Hunter, en una obra que quedó inacabada y que se realizó en 1965, año en que Lyndon B. Johnson decidió aumentar las fuerzas terrestres estadounidenses en Vietnam del Sur. Hunter iba a marchar allí una semana después de comenzar a ser retratado y no regresó para la segunda sesión.

Alice Neel. Recluta negro (James Hunter), 1965. Cortesía de The Estate of Alice Neel © The Estate of Alice Neel, Bilbao, 2021
Alice Neel. Recluta negro (James Hunter), 1965. Cortesía de The Estate of Alice Neel © The Estate of Alice Neel, Bilbao, 2021

 

“Alice Neel. Las personas primero”

MUSEO GUGGENHEIM BILBAO

Avenida Abandoibarra, 2

Bilbao

Del 17 de septiembre de 2021 al 6 de febrero de 2022

 

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