Abanicos para diseñar el aire

El Museo González Martí exhibe los realizados por una veintena de diseñadores internacionales

Valencia,

Especialmente útiles en estas fechas, son funcionales, de uso sencillo, sostenibles, plegables, de materiales y tamaños muy diversos y guardan una estrechísima relación con nuestra memoria familiar, pero también han sido retomados por diseñadores contemporáneos.

Bajo el título de “Diseñar el aire” y coincidiendo con la capitalidad mundial del diseño por parte de Valencia, el Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí exhibe abanicos llevados a cabo por una veintena de profesionales internacionales de ese ámbito con el fin de reposicionar estos objetos de cara al futuro y reivindicar sus potenciales lazos con la tecnología y la artesanía actual. Nace la muestra por iniciativa del artesano Ángel Blay y del diseñador Vicent Martínez y quiere recordar también la raigambre valenciana del invento: aquí se desarrolló una importante industria en las décadas de los veinte y los treinta, produciéndose piezas ligadas al Art Nouveau y el Art Decó, e incluso futuristas.

Han sido realizados, los abanicos escogidos, con nácar, procedente de las conchas de ostras cultivadas (en Aldaia se encuentran algunos de los últimos talleres que lo manufacturan); en tablero contrachapado, con telas estampadas digitalmente o en maderas impresas por procedimientos igualmente innovadores.

Justamente Blay es autor de una de las piezas expuestas, inspirada en los aventadores de poco vuelo que en Francia se llamaron Globo, por coincidir su proliferación con la invención del aerostático y su presentación en París, y también en arquitecturas como las del Chrysler o el Empire State Building. Conjuga este trabajo dos tipos de nácar: el madreperla australiano y el Aliotis Green Abatone del Golfo de México, que remiten igualmente al Art Decó. Antonio Serrano, por su parte, se ha basado en los modelos donde la forma de varillaje es más original o en los que todo era “país”, escenario este de relatos. Se vale de motivos estampados de aire inglés y de varillas en forma de tulipán en el modelo Rita, mientras en Greta mezcla alta artesanía y técnicas digitales para generar un abanico geométrico, esta vez con armazones en forma de barrilete.

Carlos Tiscar. Dea
Carlos Tiscar. Dea

Arnau Reyna contempla este artefacto como objeto mágico, o ilusión óptica, cuyo mecanismo queda oculto, y se ha fijado en el op art y en José María Yturralde para construir un artilugio en el que cada lama se aprecia como una geometría en 3D, mientras Carlos Tiscar, entendiendo que es un instrumento imposible de mejorar, ha alumbrado uno extremadamente simple y en absoluto costoso, con solo una tela tensada y dos palos que parecen un mástil y una botavara. Contrastan con esa sencillez sus refinados estampados.

Igualmente disruptivo es el abanico Chess, de Eli Gutiérrez, con ornamentación de damero, reducido y muy versátil, generado a partir de distintas tipologías de madera que se entrelazan entre sí.

Inma Bermúdez. Nácar
Inma Bermúdez. Nácar

Inma Bermúdez ha preparado el suyo, sencillo en apariencia y complejo técnicamente, a partir de formas sintéticas y depuradas y en madreperla y madera de ébano; Luisa Bocchietto presenta una pieza de gran atractivo gráfico y María Arroyo recuerda los mensajes y emociones que los abanicos sirvieron para expresar en Daga, una estructura modulable que puede desensamblarse y reciclarse y cuyo color carmesí procede de la raíz de la algamula real, una planta originaria de la cuenca mediterránea.

María Arroyo. Daga
María Arroyo. Daga

Una deconstrucción también nos trae Nani Marquina, que separa para volver a componer con el propósito último de elogiar este instrumento y su misma finalidad. Nieves Contreras despliega plumas nervadas en tonos intensos y dorados; Pepe Gimeno se ha inspirado en la morfología de un libro, proponiendo un abanico en el que los pliegues se abren con la cadencia de páginas, y algunas historias se ocultan o desvelan, y Ramón Úbeda y Pepa Reverter han elaborado uno de los suyos enteramente en nácar y muy oscura madera; otro lo han planteado en un degradado de colores cálidos que homenajea al sol y un tercero constituye un tributo a Nathalie du Pasquier, una de las fundadoras y la única mujer en el colectivo Memphis, que surgió en 1980 para desdibujar las fronteras entre el arte y el diseño.

Ramón Úbeda y Pepa Reverter. Sunset
Ramón Úbeda y Pepa Reverter. Sunset

Ricard Ferrer ha llevado a cabo su diseño en madera de nogal y tela, usando imanes ocultos para reinterpretar su ritual de uso; Sohei y Sumiko Arau han creado uno a modo de estructura tridimensional que se despliega recomponiéndose a la vez; Terence Woodgate ha ideado uno mínimo y compacto, tan pequeño como un iPhone y Vicent Martínez ha alumbrado otro de aire nipón, inspirado en el vuelo de un murciélago. Por último, el abanico de Yukari Taki parece un pequeño pez plateado, nacarado y agradable al tacto.

Yurari Tako. Sakana
Yurari Tako. Sakana

 

“Diseñar el aire”

MUSEO NACIONAL DE CERÁMICA Y ARTES SUNTUARIAS GONZÁLEZ MARTÍ

c/ Poeta Querol, 2

Valencia

Del 22 de abril al 26 de junio de 2022

 

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