Felipe III, un nuevo retrato de Velázquez para el Prado

Ha sido depositado por la American Friends of the Prado Museum

Madrid,
Nueva donaión para el Museo del Prado. William B. Jordan deposita en el Prado un boceto de un retrato de Felipe III de Velázquez. American Friends del Prado
Diego Velázquez. Retrato de Felipe III, 1627. American Friends of the Prado Museum, donado por William B. Jordan. Foto © Museo Nacional del Prado

El Museo del Prado ha presentado esta mañana el último hallazgo velazqueño: un Retrato de Felipe III recientemente atribuido al artista que ha sido donado a la American Friends of the Prado Museum, una institución de reciente creación, por el especialista en bodegones españoles William B. Jordan.

A su vez, esta organización, con el fin de reforzar los lazos culturales entre España y Estados Unidos, ha decidido depositar la pintura (la primera de las donaciones que recibe) en el Museo del Prado para que pueda exhibirse como parte de la colección permanente de la pinacoteca y complete nuestro conocimiento del Velázquez retratista real. La fórmula elegida es la de depósito temporal prorrogable.

El donante William B. Jordan junto al Retrato de Felipe III de Diego Velázquez. Foto © Museo Nacional del Prado
El donante William B. Jordan junto al Retrato de Felipe III de Diego Velázquez. Foto © Museo Nacional del Prado

LAS RAZONES DE LA ATRIBUCIÓN

El retrato lleva la firma de Velázquez y ha sido considerada auténtica por diversos estudios exhaustivos. Fue adquirido en Londres por William B. Jordan (primer director del Meadows Museum y Director Adjunto y de Conservación del Kimbell Art Museum en los ochenta) cuando no se consideraba que el modelo fuese Felipe III sino Rodrigo Calderón, confusión propiciada por una inscripción apócrifa en su parte superior.

Tras ser restaurada y estudiada, se abrió la posibilidad de que esta obra fuese preparatoria para el retrato del monarca que aparece en La expulsión de los moriscos, dado que la edad que aparenta Felipe III ronda los 40 años, edad que tenía en 1609, cuando se produjo dicha expulsión.

Estilísticamente, puede afirmarse que la pieza es posterior a ese año. Los expertos la datan entre 1623 y 1631, cuando Velázquez ya se había asentado en la corte y difundía un nuevo estilo de retrato real acorde al de esta pintura. En el último año citado el pintor regresó de Italia y transformó de forma evidente su estilo.

El hecho de que Velázquez nos muestre a Felipe III de perfil y con la mirada dirigida a lo alto ha hecho pensar a los investigadores que no nos encontraríamos ante un retrato autónomo sino ante una imagen que podría formar parte de alguna otra escena de carácter narrativo, como la propia La expulsión de los moriscos. El gesto del rey y la dirección de su mirada lo enlazan con esa obra, según el estudio de sus descripciones. Ese mismo estudio habría llevado a W.B. Jordan a pensar que La expulsión se concibiera como pendant del cuadro de Tiziano Felipe II ofreciendo al cielo al infante don Fernando, que custodia el Museo del Prado y que colgaba en el mismo lugar – el Salón Nuevo del Alcázar – al que estaba destinado la pintura de Velázquez. La comparación entre el retrato de Felipe II que aparece en este cuadro y el de Felipe III de la colección Jordan ofrece conexiones en tamaño y actitud.

Llegado este nuevo retrato al Prado, en el museo se procedió a realizar el estudio técnico de la pintura y a compararla con otros trabajos velazqueños de la década de 1620, encontrándose similitudes, fundamentalmente, con los retratos realizados en la segunda mitad de ese periodo.

El análisis del soporte, la radiografía y los rayos infrarrojos arroja datos técnicos, como los relativos a la tela, la preparación o la manera de construir la obra, similares a los que aparecen en cuadros de Velázquez fechados en torno a 1627, antes de su primer viaje a Italia.

Además, la comparación con obras como Felipe IV con armadura, Felipe V a pie y El infante don Carlos, fechadas en torno a 1627-1628, es decir, contemporáneas a La expulsión de los moriscos, muestra reveladoras similitudes de modelado, sobre todo en la parte inferior de los rostros, la concepción semejante de la construcción anatómica de narices y frentes y un manejo similar de los recursos estilísticos.

La American Friends, organización donante, ha sido impulsada por mecenas estadounidenses y difundirá en ese país las colecciones del Prado.  Ofrecerá a sus socios un amplio programa de beneficios, como exenciones fiscales, acceso gratuito al Museo madrileño y visitas guiadas en inglés (hay que recordar que el estadounidense es el público extranjero más numeroso del centro).

Miguel Zugaza, director del Museo del Prado; Robert Brownlee; William B. Jordan, el donante; Javier Portús, Jefe de Conservación de Pintura Española (hasta 1700) del Museo del Prado; y Christina Simmons, miembro del Board of Directors of American Friends of the Prado Museum. Foto © Museo Nacional del Prado
Miguel Zugaza, director del Museo del Prado; Robert Brownlee; William B. Jordan, el donante; Javier Portús, Jefe de Conservación de Pintura Española (hasta 1700) del Museo del Prado; y Christina Simmons, miembro del Board of Directors of American Friends of the Prado Museum. Foto © Museo Nacional del Prado

 

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