Del 10 al 19 de marzo, el MECC de Maastricht acogerá una nueva edición de TEFAF, la Feria Europea de Bellas Artes más prestigiosa, y ya sabemos cuál será una de las obras que suscitará más interés entre coleccionistas y visitantes.
Tomasso Brothers Fine Art, galería británica especializada en escultura europea y en pintura y objetos artísticos de los Antiguos Maestros, ha anunciado que llevará a la feria holandesa un retrato de Anibale Carracci poco conocido y fechado hacia 1585. Se trata de un óleo sobre lienzo en el que representó a una mujer africana delicadamente vestida y portando un reloj dorado (entonces un elemento de lujo y todo un adelanto tecnológico). Lleva además un collar de coral y aretes de perlas y mira de forma directa al espectador: si os fijáis, hay en sus ojos un halo de misterio.
Una interpretación alegórica de esta obra podría convertir el reloj en símbolo del paso ineludible del tiempo y la transitoriedad de la vida (tempus fugit), transformando la pintura en su conjunto en una vanitas, pero también podríamos asociar el reloj a la templanza, una de las cuatro virtudes cardinales. Es posible también que el collar de coral sea un atributo alusivo al origen africano de la mujer.
Hay que recordar que, en la década de 1580, Annibale Carracci era uno de los mayores innovadores de la pintura europea. Logró introducir en sus obras una nueva técnica de pincelada quebrada que representaba los efectos de la luz en las formas, lo que dio a su producción una intimidad e inmediatez apenas vistas.
Según las investigaciones de Tomasso Brothers Fine Art, el retrato cuenta también con una rica historia posterior: estuvo en el estudio del artista Carlo Maratti; gracias a uno de sus discípulos, Andrea Procaccini (que participó en la decoración del Palacio de San Ildefonso), pasó a manos de Felipe V y en 1812 fue regalado a Arthur Wellesley, primer Duque de Wellington, tras su estancia en el citado Palacio de San Ildefonso durante la Guerra de la Independencia.
Se mantuvo en una colección privada hasta que fue vendido por Christie’s Londres en 2005 y en 2013 formó parte de la exposición “Revelando la presencia africana en la Europa renacentista”, que presentaron el Walters Art Museum y el Museo de la Universidad de Princeton.
En marzo quizá sepamos quiénes son sus nuevos propietarios.
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