Coincidiendo prácticamente con el 80º cumpleaños de Teresa Gancedo, nacida en 1937 en la localidad leonesa de Tejedo del Sil, el MUSAC dedica a la artista, hasta el próximo enero, una retrospectiva que repasa la evolución de su producción desde los setenta y que cuenta también con algunas piezas realizadas específicamente para esta muestra, comisariada por el director del centro, Manuel Olveira.
Gancedo comenzó a exponer en 1972, tras trasladarse en los sesenta a Barcelona, y su primera exhibición individual, en la sala Provincia de León, llegó impulsada por el poeta asturiano Antonio Gamoneda. Desde entonces se sucedieron, dentro y fuera de nuestro país, exposiciones en las que no temió ir a contracorriente, apostando por la figuración en una época dominada por corrientes abstractas, aunque sin dejar por ello a un lado notas conceptuales, presentes por otro lado también en la obra de algunos de sus coetáneos. En sus pinturas cobra mucha importancia el dibujo, conjugado con la presencia de fotos, recortes y otros materiales, así como el cromatismo, siendo este siempre suave: los tonos grises son dominantes frente a la presencia ligera de los más vivos. El dolor, interior y físico, adquiere el rango de presencia latente a través de maletas que hablan de éxodos; jeringuillas, quirófanos y tijeras que evocan heridas y nichos y cementerios que sugieren muerte, y todo ello forma parte, en muchas ocasiones, de narraciones o secuencias que podemos relacionar con las maneras del Pop Art, una de las influencias, esta muy sutil, en la obra de Gancedo.
Avanzando el tiempo, en los ochenta, su pintura ganó brío, haciéndose más empastada su paleta y más gestuales sus trazos. En espacios vacíos de cierto eco místico encontramos referencias arqueológicas y arquitectónicas, arcos, ruinas, nichos, altares y muros que normalmente el espectador percibe desde una perspectiva frontal y que pueden contener inscripciones que no podemos descifrar. No fue raro en aquella década que rústicas ramas envueltas en paños y presentes también en sus pinturas tempranas se acompañasen de escenas religiosas bien reconocibles.
Ahondando en esa evolución que en los ochenta hizo a su pintura ganar fuerza expresiva, en los noventa Gancedo aclaró su paleta (aunque sin prescindir de sus grisallas), tornando hacia una vitalidad mayor. Comenzó a trabajar en series modulares sirviéndose de recursos propios del movimiento simbolista, referencia que encaja muy bien con esa tendencia suavemente mística que mantiene desde sus comienzos. Pueblan sus trabajos de entonces signos y símbolos que aluden tanto a su memoria personal como a la colectiva de los miembros de su generación: imágenes populares, religiosas o tomadas de la historia del arte se entrelazan con elementos naturales (pájaros, flores, plantas) y con motivos ornamentales (filigranas, signos alveolados, formas orgánicas) que introducen toques sensuales, hedonistas, en las atmósferas austeras y sobrias dominantes.
La muestra del MUSAC se nutre sobre todo de pinturas, técnica fundamental en la carrera de la leonesa, pero también cuenta con algunos objetos, dibujos, grabados y documentación relativa a sus intervenciones en los interiores y el mobiliario de viviendas como la de Juana Almirall (una de sus coleccionistas) en Granollers. En esos trabajos, como en su obra pictórica, introduce lo humilde a la hora de configurar un vocabulario que pueda ser universalmente entendido.
Conectan con esa vocación de universalidad sin pretensiones las huellas primitivistas o románicas presentes en varias de sus obras y la concepción del conjunto de estas como el fruto de un impulso expresivo, de una necesidad de comunicación en un sentido hondamente humano, a veces religioso. Así debemos entender la proliferación de ecos animalistas, referencias a rituales atemporales, a la divinidad o la salud en sus pinturas, en la que la naturaleza se hace benéfica y curativa y conecta con lo divino. La obra de Gancedo es tan íntima y lírica como humana.
Coincidiendo con la presentación de esta antología, el pasado 27 de octubre el MUSAC abrió también al público en su Proyecto Vitrinas “Usted está aquí. 20 años de Recetas Urbanas”, un proyecto del sevillano Santiago Cirugeda en el que se analiza qué condiciones requiere la producción de un espacio arquitectónico de utilidad colectiva, qué oportunidades ofrece la arquitectura como herramienta para la gestión de lo público y si podemos entenderla, igualmente, como formulación de un conocimiento que es también grupal y no individual.
Recetas Urbanas es el estudio de arquitectura de Cirugeda, cuyos proyectos buscan ser espacios de producción de lo social que contribuyan a redefinir la esfera pública y a solventar necesidades de índole educativa, sanitaria, cultural o económica. Recurren a menudo al reciclaje de materiales (la sostenibilidad es otra de las bases de su trabajo), a la autoconstrucción y al diseño colectivo, requiriendo a menudo la participación ciudadana.
Esta muestra la coproduce el MUSAC con la Fundación Luis Seoane, otra de sus sedes, y quiere ilustrar las metodologías de trabajo de Recetas Urbanas: los procesos de análisis, desarrollo y estudio que determinan las construcciones finales y la suma en cada una de esas fases de agentes diversos: ciudadanos, organizaciones, administraciones e instituciones públicas. En el hall del museo leonés podemos ver audiovisuales y material documental que detalla esas estrategias.
Fuera de sus instalaciones, y en el marco de su programa MUSAC OFF, este centro presenta, hasta el 11 de diciembre en la Sede de las Cortes de Castilla y León en Valladolid, el proyecto “El presente será memoria. 35 años de arte contemporáneo en Castilla y León”. Se trata de una exhibición colectiva que conmemora la promulgación, en 1983, del Estatuto de Autonomía de Castilla y León a partir de obras de una treintena de artistas que forman parte de la colección del MUSAC. Esta exhibición quiere tanto rendir homenaje a los museos de arte contemporáneo generados en las últimas tres décadas, en su rol de puentes culturales entre el pasado y el presente, como llamar la atención del público sobre el patrimonio histórico y artístico que continúa generándose en la Comunidad o en relación con ella: los fondos del MUSAC prestan una atención clave a lo local, pero su vocación es internacional y atiende a lo global. Podemos contemplar en Valladolid trabajos de Silvia Zayas, Elena Fernández Prada, Javier Ayarza, Antonio Guerra, Lola Marazuela, Paco Mesa, Luis Cruz, Concha Pérez, Daniel Verbis, Néstor Sanmiguel Diest, Rufo Criado, Eugenio Ampudia, Dora García o Enrique Marty. Algunos de ellos representan determinados lugares de Castilla y León como espacios reales o imaginarios; otras hablan de las relaciones entre individuo y sociedad en nuestra época o de los conceptos de arte y artista hoy.
“Usted está aquí. 20 años de recetas urbanas”
Del 27 de octubre de 2018 al 20 de enero de 2019
“Teresa Gancedo”
Del 27 de octubre de 2018 al 13 de enero de 2019
Avenida de los Reyes Leoneses, 24
León
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