Objetivo: Nueva York en los cuarenta

El Museo Carmen Thyssen muestra la fotografía callejera de Lisette Model y Helen Levitt

Málaga,
Helen Levitt, New York, c. 1940. Gelatina de plata. Colecciones Fundación MAPFRE. © Estate of Helen Levitt
Helen Levitt. New York, hacia 1940. Colecciones Fundación MAPFRE. © Legado de Helen Levitt

Lisette Model nació en Viena en 1901 y estudió música y afinó su voz en París antes de decantarse, ya en los años treinta, por las artes plásticas, tomando clases de pintura nada menos que de André Lhote; y no sería la única de sus alumnos que con el tiempo se convertiría en fotógrafa, porque también acudieron a sus lecciones Cartier-Bresson y George Hoyningen-Huene. En paralelo, su hermana Olga Seybert le introdujo en los fundamentos de la cámara y del blanco y negro y, aunque en un principio aquel no le pareció su medio, paulatinamente tomó cada vez más imágenes, sobre todo a partir de que las que realizó en 1934 en Niza, fijándose en los paseantes de su paseo marítimo, lograran el respaldo de la revista Regards.

Tres años más tarde volvió a formarse junto a Florence Henri hasta que, en 1938, emigró a Estados Unidos, para entonces centro mundial de la fotografía (y lugar de refugio de muchos artistas europeos ante la II Guerra Mundial); allí trabajó para Harper’s Bazaar, conoció a Berenice Abbott y Ansel Adams y dedicó su obra más personal al ambiente en hoteles, bares y diversos locales nocturnos y al jazz.

Doce años después que Model, nació en Nueva York Helen Levitt, quien, por su parte, adoptaría el camino de la fotografía y del cine documental desde época temprana y sería alumna de Walker Evans y Cartier-Bresson. Esa ciudad y sus habitantes fueron el eje de su producción, en la que concedió protagonismo a los niños cuando aún hacían del asfalto su terreno de juego; es por eso que la muestra que el MoMA le brindó en 1943 llevó por título “Helen Lewitt: Photographs of Children”.

Ambas autoras forman parte de las colecciones MAPFRE, quien les ha dedicado exposiciones (una antología en 2010, en el caso de la austriaca; un rol relevante en una reciente muestra colectiva sobre pasado y presente de la foto en KBr, en el de la americana), y ahora une de nuevo sus caminos el Museo Carmen Thyssen de Málaga, que, en su Sala Artesonado, acoge la exhibición “Street Life”, un conjunto de veinte fotografías procedentes de esos fondos que viene a subrayar la importancia de la fotografía callejera en el contexto estadounidense, y neoyorquino, en los cuarenta y el rol pionero de Model y Levitt, desde enfoques diversos. Aunque ambas encontraran en los instantes cotidianos un amplio caudal de inspiración, la autora europea concedió a su trabajo un sello más bohemio, y la americana, una perspectiva más explícitamente humanista. Su atención a la realidad social y su modo honesto, y nunca teatral, de capturarla en imágenes las emparentó, en todo caso, con miembros de la asociación Photo League con los que simpatizaron, como la mencionada Abbott o Paul Strand.

Model comenzó a elaborar sus instantáneas de forma casual y movida por la necesidad, dada la escasez económica en la que vivió prácticamente hasta su muerte; a sus alumnos, entre los que se encontraron Diane Airbus o Larry Fink, les transmitió justamente esa concepción propia de la fotografía desde el estómago, alejada de pretensiones, que marcó su carrera.

Interesada por el poder de la fotografía para inmortalizar instantes que el ojo no puede percibir, dota a sus obras, plenas de la frescura de lo cercano, de ironía o compasión, y nos adentra en el universo más íntimo y privado de los transeúntes neoyorquinos; destacan entre sus series Pedestrians, Promenade des Anglais (su proyecto en Niza) o Sammy´s. Más allá de dar testimonio de una época concreta, estos trabajos retratan el género humano en su fragilidad: los individuos anónimos fueron siempre su mayor objeto de estudio y observación, sobre todo quienes escapaban a los convencionalismos y al buen gusto burgués, como los marginados del Lower East Side o Coney island. Y la elección de sus encuadres podemos decir que resultaba tan radical y osada entonces como la de sus modelos, por furtiva y fuera de lo común.

Levitt, por su parte, abandonó la escuela antes de finalizar sus estudios y comenzó a trabajar en un estudio comercial del Bronx, donde pudo aprender los rudimentos de la imagen. Su citado encuentro con Cartier-Bresson resultaría vital en su trayectoria: le permitió profundizar en los pormenores de la composición, trascendiendo la estética sencilla de la imagen documental; fue por entonces, a mediados de los treinta, cuando bajó su influencia comenzó a emplear una Leica de 35 milímetros, la cámara que él también utilizaba.

Años después colaboró con Evans, a quien ayudó a imprimir su publicación American Photographs, y empezó a llevar a sus fotos a los niños de los barrios menos favorecidos de Nueva York en el tiempo de la Gran Depresión; tal fue el impacto que causó su obra, que formó parte de la muestra inaugural de la sección de fotografía del MoMA en 1939.

No mucho después, a principios de los cuarenta, emprendería sus proyectos cinematográficos, en un primer momento con el apoyo de Luis Buñuel, exiliado entonces en Estados Unidos e implicado en la realización de documentales propagandísticos a favor de la causa republicana en España. Se trasladó a México en 1941, donde realizó las fotografías que se publicarían décadas después, en 1997, bajo el título de Helen Levitt: Mexico City, y dos años después ofrecería, como dijimos, su primera exposición individual en el propio MoMA.

Junto al escritor James Agee, con quien le puso en contacto Walker Evans, colaboró en la fotografía y el montaje de los documentales The Quiet One (1948) e In the Street (1948), dramas ambos, dedicados respectivamente a la vida de un niño afroamericano y a las calles del Harlem hispano, que influirían en el cine documental de autores como Jonas Mekas o Andy Warhol. Antes, en 1946, había completado además el volumen A Way of Seeing, prologado por el mismo Agee, aunque no vio la luz hasta 1965.

En 1959, con el apoyo de una beca Guggenheim, comenzó a trabajar en color -como testimonió una nueva exhibición en el MoMA en 1974-y, autora longeva, en los noventa sustituyó su habitual Leica, pesada para el momento, por una Contax. La naturalidad y lo veraz fueron siempre las bases de su trabajo.

Lisette Model. Café Metropole, New York, c. 1946. Gelatina de plata. Colecciones Fundación MAPFRE. © 2023 Estate of Lisette Model, courtesy Baudoin Lebon, Paris and Avi Keitelman, Brussels
Lisette Model. Café Metropole, New York, hacia 1946. Colecciones Fundación MAPFRE. © 2023 Legado de Lisette Model, cortesía de Baudoin Lebon, París y Avi Keitelman, Bruselas

 

 

“Street Life. Lisette Model y Helen Levitt en Nueva York”

MUSEO CARMEN THYSSEN

c/ Compañía, 10

Málaga

Del 7 de marzo al 25 de junio de 2023

 

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