Simeón Saiz Ruiz y lo no reconocible en lo cercano

El artista presenta su obra reciente en F2 Galería

Madrid,

Temer lo desconocido, o desconfiar de ello, puede resultar más o menos racional, es cuestión ancestral y, en cualquier caso, presenta una raíz fácil: ese desconocimiento. Más interesante parece ser hallar las razones del miedo que llega a suscitarnos lo cercano y familiar en determinadas circunstancias: aquello que, siendo para nosotros cotidiano, nos genera una distancia sobrevenida.

Freud la exploró hace más de un siglo, en 1919 en el ensayo Unheimliche (Lo siniestro); curiosamente, la definición literal de ese término alude a lo que no procede de la casa propia, a lo no familiar, pero el padre del psicoanálisis también consideró que podía referirse a aquello que sí se encuentra en la casa propia (nuestra personalidad, nuestro espacio) pero oculto, atemorizándonos al ser desvelado. Y apuntaba a esa materia informe a la que estar atento: las fantasías infantiles, las viejas creencias, lo que escondemos o reprimimos para adaptarnos al mundo, teóricamente racional y civilizado, de los adultos.

Simeón Saiz Ruiz. "Fotos (Das Unheimliche)". F2 Galería
Simeón Saiz Ruiz. “Fotos (Das Unheimliche)”. F2 Galería

Ese trasfondo de lo cercano sospechoso subyace en el proyecto Fotos (Das Unheimliche) que Simeón Saiz Ruiz presenta, hasta el 26 de noviembre, en F2 Galería y que supone un cierto giro respecto a su producción anterior: pinturas con evidentes lazos con lo real, entre las que podemos destacar las de la serie J’est un je, de mediados de los noventa, en la que representó con pretendida fidelidad ciertas escenas de la guerra de los Balcanes. Su propósito sin embargo, más allá de la captación rigurosa, era la reflexión sobre los vínculos entre el arte y la realidad a partir de convenciones pictóricas que trató de renovar.

En el caso de los trabajos que exhibe ahora en Madrid, su punto de partida ha sido la fotografía -en cuya relación con lo pictórico había ya profundizado extensamente- aunque no en un sentido literal o material: ha buscado ahondar en aquello a lo que solo tenemos acceso a través del medio fotográfico, en los actuales nexos entre la instantánea y el lienzo y en las razones para continuar manteniéndolos.

En su acercamiento a los medios de masas, a mediados de los ochenta elaboró máscaras planas, a modo de esqueletos monocromos, que sostenían esquemáticamente información tomada de fotografías originales y que se superponían entre sí, dando lugar a una maraña de imágenes procedentes de fuentes diversas, como el semanario cultural estadounidense Village Voice o las imágenes que Robert Capa realizó en la Guerra Civil. No tenían que ver esas piezas con un propósito desacralizador de la creación, o con una puesta en cuestión del concepto de originalidad, sino con un deseo por asumir, en aquellos momentos en que residía en Nueva York, sus orígenes españoles y también con el planteamiento de una noción de imagen como monumento, entendiendo que bajo ciertas condiciones, como la repetición o la ubicuidad, puede suscitar alerta, crear necesidades, modificar modos de pensar.

Las pinturas que integran esta última serie del artista no pretenden conectarnos con realidades concretas, al modo de series anteriores, pero sí resultarán al espectador ambiguamente familiares, realistas, vigentes (enlazan con imágenes actuales, del tiempo de confinamiento y el inmediatamente posterior). E incluso más ciertas que las que han formado parte de sus muestras anteriores en F2: “La joie de vivre” (2016) y “Soldados soviéticos” (2018).

El baño de (hiper)realidad al que nos sometió el virus ha podido derivar en una pérdida de vigencia de la mímesis pictórica y un relanzamiento de la reducción a lo fundamental, dejando a un lado lo superfluo en favor de la traducción de la información a un sistema pictórico, esquemático, de mínimos. Lo representado no quiere ya ser reconocible ni imitar nada, sino que compone un entramado lineal claro que define planos y perspectivas y que se articula en contrastes entre fondo y figura o entre figura y color. En lo significativo apelan, sí, a la que Eugenio Trías consideró aquella suerte de sensación de espanto que se adhiere a las cosas conocidas y familiares desde tiempo atrás.

Simeón Saiz Ruiz. Sulfoselenuro de cadmio 1 (fragmento), 2022
Simeón Saiz Ruiz. Sulfoselenuro de cadmio 1 (fragmento), 2022

 

 

Simeón Saiz Ruiz. “Fotos (Das Unheimliche)”

F2 GALERÍA

c/ Doctor Fourquet, 28

Madrid

Del 22 de octubre al 26 de noviembre de 2022

 

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