Rubens en privado: el maestro retrata a su familia

Algunas de sus pinturas más íntimas regresan a casa

Rubens en privado: el maestro retratando a su familia

RUBENSHUIS

Wapper 9-11

Amberes

Del 28 de marzo al 28 de junio de 2015 (cerrado el 1 de mayo)   Venta de entradas anticipada a través de la web www.rubenshuis.be

Amberes,

Los retratos más bellos e íntimos de Rubens se han reunido en su casa de Amberes con motivo de la exposición “Rubens en privado. El maestro retrata a su familia”. Hasta el 28 de junio de 2015 pueden contemplarse cerca de cuarenta obras en las que Rubens se retrata también como hombre de familia, esposo, padre y hermano. A lo largo de toda su carrera, Rubens pintó a las personas que amaba y de las que se rodeó: su hermano Philip, sus esposas: Isabella Brandt, primero, y la joven y bella Helena Fourment, después.

Peter Paul Rubens, Autorretrato. The Royal Collection, Londres. Royal Collection Trust / © Her Majesty Queen Elizabeth II 2013La obra de Peter Paul Rubens (1577-1640) es muy extensa y resulta difícil abarcar su producción, en la que hay desde grandes piezas para altares, escenas mitológicas, retratos para destacados personajes como Vicente I Gonzaga, María de Médici o el archiduque Alberto de Austria y su esposa Isabel, o estos de carácter profundamente íntimo. Rubens fue un pintor afamado en vida y además de artista también fue un hombre de negocios con un floreciente taller, que mantenía relación con otros destacados científicos, eruditos y políticos. Sin embargo, lo que esta exposición nos permitirá conocer es esa faceta más familiar e íntimista de Rubens, la de los retratos hechos por amor y no por encargo.

La mayor parte de estas pinturas y dibujos no tenían como fin ser mostrados en público, eran trabajos destinados a convivir en el entorno del hogar de Rubens. No ocurría exactamente lo mismo en el caso de sus autorretratos, pues estos sí que servían al pintor como tarjeta de presentación y eran una buena forma de promocionar su trabajo. En ellos, Rubens se muestra tal y como se veía a sí mismo y como quería que le viera el espectador. En la exposición encontramos tres de los cuatro autorretratos que se sabe que hizo. Son verdaderas obras maestras. El último de ellos, pintado en 1638, es absolutamente imponente. El pintor se representa de perfil, de tres cuartos y tamaño natural y llama la atención lo seguro que se muestra, así como algunas referencias que permiten posicionarle en un estatus social alto.

La muestra se abre con la representación de los abuelos paternos: Bartholomeus Rubens y Barbara Arents, pintados por Jacob Claesz van Utrecht en dos retratos encargados con motivo de su boda. No se conserva, sin embargo, ningún retrato de los padres de Rubens, Jan Rubens y María Pijpelinckx, aunque los estudios confirman que sí les pintó, ya que en el testamento de su madre se especificaba que un retrato doble de la pareja se lo quedaría Peter Paul en la casas de Amberes.

De sus hermanos, algunos de los cuales murieron siendo muy jóvenes, tampoco se conservan retratos, excepto de Philip, nacido justo antes que él y con el que siempre tuvo una excelente relación. Se habla de la posibilidad de que le pintara tres veces y en la exposición podemos ver una de ellas, en un cuadro pintado posiblemente al poco tiempo de morir Philips y en el que destaca la mirada triste que pudiera corresponder a la propia tristeza de Rubens por la pérdida de su querido hermano. También aparece en un retrato colectivo del círculo de amigos de Rubens en Mantua.

Auténticas joyas son los retratos de sus esposas, Isabella Brant y Helena Fourment, y de sus hijos. Con la primera se instalaría en esta casa hacia 1615 y allí la pintaría en numerosas ocasiones. Una de las más tempranas tuvo como resultado la obra que hoy se conserva en el Cleveland Museum of Art y que se caracteriza por la informalidad y la cercanía de la imagen, en contraste con otras representaciones de Isabella como la de la Colección de los Uffizi de Florencia, más formal y distante, por lo que se ha sugerido que este pudiera ser incluso un retrato realizado tras la muerte de la esposa. La repentina muerte de Isabella, en 1626, sumió en la tristeza a Rubens, que perdía a su amada pero también a su modelo. De este matrimonio habían nacido tres hijos, Clara Serena, Albert y Nicolaas. Rubens pintó a los tres en más de una ocasión, pero una de las obras más espectaculares de la exposición es, sin duda, el retrato de Clara Serena procedente del Liechtenstein Museum de Viena. Tenía entonces cinco años y unos mofletes sonrosados que no pasan desapercibidos para nadie. La cercanía entre el pintor y la modelo es llamativa y otro claro ejemplo que demuestra que este tipo de obras no tenían por finalidad colgarse en muros que no fueran los de su casa.

Clara Serena, que murió a los doce años como consecuencia de la peste que asoló Amberes hacia 1620, es también protagonista de uno de los últimos descubrimientos del equipo científico que estudia la obra de Rubens. Tras la reciente restauración de uno de sus retratos, que hasta ahora se pensaba de un seguidor, la obra ha sido finalmente atribuida a Rubens y esta es la primera vez que se exhibe tras el descubrimiento. El año pasado, el Metropolitan de Nueva York vendió a través de Sotheby’s un retrato de una niña de unos doce años atribuido a un seguidor de Rubens. Sin embrago, y aunque algunos estudiosos sospechaban que la niña pudiera ser Clara Serena, ha sido un estudio dendrocornológico que implica tomar una muestra de la madera y una profunda restauración, que ha permitido quitar capas de barniz posteriores, lo que demuestra a ojos de los expertos que detrás de esa pintura está la mano de Rubens. El hecho de que el retrato esté algo inacabado y la sobria paleta de colores hacen pensar que Rubens lo pintara en 1923, tras la muerte de la niña, como un recuerdo a su hija.

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Peter Paul Rubens, Helena Fourment con Clara-Johanna y Frans Rubens, Musée du Louvre, París © RMN-Grand Palais (musée du Louvre) / Adrien Didierjean

Su segunda esposa, Helena Fourment, de la que se decía que era una de las mujeres más bellas de ciudad, también se convertiría en musa de Rubens. Se casaron en la Iglesia de Santiago -donde hoy podemos ver la tumba del pintor- el 6 de diciembre de 1630. Él tenía 53 años y ella 16. Entre los grandes ausentes de esta exposición en la Casa de Rubens hay, precisamente, dos retratos de Helena. Uno de ellos es el que posiblemente fue el primero que le dedicara, al poco tiempo de casarse, y que se conserva en la Alte Pinakothek de Múnich. Y el otro, actualmente en el Kunsthistorisches de Viena, es el más íntimo de los retratos realizados por Rubens. Se conoce con el título de Het Pelsken (La piel) ymuestra a Helena a tamaño natural, semidesnuda, sin ninguna idealización de su cuerpo y cubriéndose solo con un manto de piel. Por entonces, el cuerpo casi desnudo de una mujer no era nada habitual en un retrato, era algo más propio de la temática mitológica o de las alegorías. Estudios recientes con macro escaneo de fluorescencia de rayos x han revelado datos muy curiosos sobre el significado de esta obra. Se ha visto que originalmente había una fuente en el lado derecho de la imagen y ella, entre otros motivos, destaca la presencia de un niño haciendo pis. No es una figura extraña en el siglo XVII, el mejor ejemplo de ello es el Manneken Pis de Bruselas, pero su significado en la escena tendría que ver con una connotación erótica y amorosa y un significado simbólico del matrimonio y la fertilidad. Se desconocen los motivos que llevaron a Rubens a tapar posteriormente esa parte de la pintura, si es que fue él quien lo hizo.

Es una auténtica lástima no poder contar con esta obra, desde luego uno de los retratos íntimos más importantes del artista, pero en el caso de Rubens existe una particularidad que hace especialmente frágiles sus piezas. Dado su carácter de hombre ahorrador, Rubens utilizaba diferentes piezas de madera que ensamblaba para pintar sobre ellas. Los cambios que cada tabla experimenta con el paso del tiempo son diferentes, lo que constituye un buen quebradero de cabeza para los conservadores y por medidas de conservación se impide que muchas de sus obras viajen. Incluso algunas de las piezas que están presentes en la exposición son extremadamente delicadas y es por eso que no se permite su exhibición por un periodo de tiempo superior a tres meses, así que esta será la única oportunidad de ver “Rubens en privado”. Por otro lado, poder verla en la que fue su casa, es otro factor de interés para programar una escapada a Amberes. Para los que se animen, aquí os dejamos también nuestro recorrido masdearte por Amberes, para completar una jornada en esta ciudad que debe su fama mundial a Rubens.

 

2 respuestas a “Rubens en privado: el maestro retrata a su familia”

  1. Cristina Sánchez

    Me encanta la pintura de Rubens y es cierto que ese retrato de su hija es precioso. Una pena que no podré ir a visitar la exposición.

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  2. pilar azparren jimeno

    Retratos fascinantes del gran Rubens

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