Ribera y El Greco, un viaje cruzado en Toledo y Budapest

El Museo del Greco muestra el Santo Tomás realizado por Il Spagnoletto en su juventud

Toledo,

Los amantes del Barroco seguramente recordarán que en la muestra “El joven Ribera”, que el Museo del Prado dedicó a este pintor de Xátiva en 2011, estuvo presente su Santo Tomás (1609-1610), obra que pudo compararse entonces con parte de las composiciones de su apostolado, realizadas cerca de dos décadas después, hacia 1630-1635, rastreándose así la poderosa evolución de su tenebrismo.

Ahora esa pieza, que no siempre se ha atribuido a Ribera, como otras de su primera etapa, sino al aprendiz Jusepe Martínez o al llamado Maestro del Juicio de Salomón (hoy sí identificado con el valenciano) ha vuelto a viajar a nuestro país desde el Museo de Bellas Artes de Budapest, para protagonizar en el Museo del Greco una exposición pequeña pero muy valiosa en la que se la hace dialogar con imágenes representativas de esa tradición española de los apostolados, de la que el centro toledano guarda piezas de gran valor.

En este retrato del santo incrédulo, un Ribera que apenas sumaba los veinte años buscaba aún definir su estilo: probablemente realizado en Italia, y bajo la impronta reciente de Caravaggio y su naturalismo audaz (el autor de Santa Catalina de Alejandría murió en 1610, justo cuando el español alumbraba esta pieza), destaca por sus ya muy logrados claroscuros y sus matizadas pinceladas, aunque el tratamiento lumínico y la delicadeza verista de los paños quedan aún lejos de su pintura de madurez. En Italia, conviene reseñarlo, también se empaparía del clasicismo boloñés y el uso romano del color.

José de Ribera. Santo Tomás, 1609-1610. Museo de Bellas Artes de Budapest
José de Ribera. Santo Tomás, 1609-1610. Museo de Bellas Artes de Budapest

"Ribera en el Museo del Greco". Museo del Greco, ToledoLos trabajos que se exhiben junto a este santo corresponden a ejemplos sueltos de apostolados incompletos del siglo XVII español: veremos un San Judas Tadeo atribuido por Enrique Valdivieso a Juan Valdés Leal, maestro de la escuela barroca sevillana, que más recientemente, sin perder su adscripción al contexto andaluz, se ha adjudicado al jienense Sebastián Martínez Domedel. Conforme al esquema habitual de las representaciones apostólicas, presenta un modelo en tres cuartos, de edad avanzada y y un poco ladeado hacía la izquierda (seguramente para dirigir su mirada hacia el salvador); aparece sosteniendo sus elementos iconográficos: una alabarda y un libro cerrado. Es también habitual en estas composiciones la inscripción con el nombre del santo, aunque en este caso, quizá con posterioridad, se tituló erróneamente como Santo Tomás cuando en realidad, por esos atributos iconográficos, se trata del mencionado San Judas Tadeo.

Los tonos terrizos y apagados son característicos de la pintura andaluza del momento y están asimismo presentes en la segunda obra que acompaña al santo de Ribera, un San Andrés de atribución también controvertida: se creyó obra de Francisco Herrera el Viejo, pero hoy se considera un anónimo de la escuela andaluza. La figura, de nuevo en un perfecto tres cuartos, se sitúa en este caso de frente al espectador y en un ligero contraposto. Representado en su vejez y conforme a convenciones, porta sus atributos iconográficos (la cruz en aspa y un libro) y vemos inscrito su nombre en la esquina superior izquierda.

Hay que recordar que, en la época de la Contrarreforma, las series de apostolados, ya significativas durante siglos en los bancos de los retablos, alcanzaron una entidad propia y devinieron conjuntos artísticos independientes en los que cada apóstol es una pieza de arte en sí mismo. Mostrados de cuerpo entero o medio cuerpo, se convirtieron en un tema recurrente en la historia del arte español, de los que casi todos los grandes maestros realizaron sus versiones.

Esta exhibición, que puede visitarse hasta el 19 de febrero, forma parte de un acuerdo de colaboración con el citado Museo de Bellas Artes de Budapest, al que el Museo del Greco ha prestado un retrato de Diego de Covarrubias, obra del cretense, que forma parte de una exposición sobre el conjunto de su producción comisariada por Leticia Ruiz. Está abierta en ese espacio húngaro hasta la misma fecha que la muestra española, el 19 de febrero.

 

 

“Ribera en el Museo del Greco”

MUSEO DEL GRECO

Paseo del Tránsito, s/n

Toledo

Del 4 de noviembre de 2022 al 19 de febrero de 2023

 

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