El alemán Rainer Splitt comenzó a trabajar a finales de los ochenta con objetos tridimensionales para iniciar en los noventa sus pinturas vertidas: manchas de color en las que mezclaba pintura y emulsión sintética y que derramaba sobre superficies, generando formas luminosas. Durante el vertido, podía estudiar las cualidades del líquido y sus posibilidades al extenderse y secarse gradualmente, proceso que también le llevaba a formularse preguntas relativas a la relación entre materia y espacio, y entre línea y color, que espera suscitar también en el espectador.
Buena parte de su producción, especialmente sus cajas, es deudora del minimalismo y de Donald Judd, pero los materiales industriales y herméticos de aquellos devienen en Splitt componentes de bajo coste, de modo que la pureza ascética deja paso a pintura viva con contenedores diversos como soporte, una pintura que en ocasiones fluye de uno a otro o que mezcla colores, rompiendo el orden aparentemente lógico y esperable de su proceso creativo.
Además de en aquellas cajas y en vertidos, como decíamos, ha trabajado Splitt en papeles y telas inmersos e impregnados en pintura, reinterpretando los parámetros de trabajo de Morris Louis, la esculturas de hierro de Richard Serra o los manejos espaciales de ciertos autores ligados al Land Art.
Hasta el próximo enero, y bajo el comisariado de Mª Ángeles Sánchez Rigal, una treintena de sus piezas se exhiben en la Sala Verónicas de Murcia, en el marco de la exposición “Chromotopia” y en la que es su segunda individual en esta ciudad (hace cinco años presentó monográfica en Art Nueve). La pieza central de esta nueva exhibición es el mayor vertido de Splitt hasta la fecha, una obra a medio camino entre lo pictórico y lo instalativo que estructura tanto nuestro recorrido como el mismo espacio expositivo, situado, recordamos, en una antigua iglesia conventual del siglo XVIII.
Concebido como proyecto específico para este edificio, “Chromotopia” recoge las inquietudes formales y conceptuales que han vertebrado las más de tres décadas de trayectoria del artista: su gusto por el misterio, sobre todo en relación con las imágenes especulares; los vínculos entre cuerpo y objeto artístico, la relevancia de la gravedad de la materia en la definición de la pintura y el cuestionamiento de los límites de esta en relación a sus soportes; es central en su trabajo la idea de desbordamiento.
Integrando la arquitectura de Verónicas en la base de su propuesta, dos grandes vertidos colonizan su planta y techos y columnas quedan reflejados en la superficie de esa pintura, que los duplica como si se tratara de una caja de resonancia y acentúa su simbolismo. Sitúa el artista en el terreno de lo ambiguo el origen de esas manchas: podrían brotar de un espacio atemporal, más allá de lo físico y a medio camino entre lo artificial y lo orgánico. Del mismo modo que en sus pinturas en las que el pigmento no se limita al soporte, aquí el espacio en su conjunto actúa como contenedor de las obras, un contenedor en este caso pleno de connotaciones históricas y simbólicas.
En sus series Gussboxen y Paperpools invoca Splitt esa misma noción de desbordamiento y cuestiona a su vez los supuestos minimalistas y los heredados de la abstracción postpictórica teorizada por Greenberg. Cultiva una pintura que es tanto cuerpo como significado en sí misma, gravedad y peso, y que puede conjugar incluso cualidades opuestas como el estatismo y el dinamismo. Tanto en el caso de esta sala murciana como en espacios expositivos neutros, estas obras autónomas perturban la ortodoxia y proyectan los lugares que las acogen en un juego de repeticiones de cierto cariz barroco y teatral, también sensual.
Entiende Sánchez Rigal que los trabajos del alemán, intencionadamente abiertos, pueden enmarcarse en lo que Zigmunt Bauman definió como una abstracción postrepresentativa, porque no se ocupan de las esencias de la representación y no dan por hecho que el arte deba captar una realidad ajena a él, sino que parte Splitt de la idea de que la imagen artística ha de crear por sí misma significado. No tiene que reflejar la vida, sino añadir contenidos a la misma. El alemán los da apariencia viscosa; según la comisaria, nos habla del secreto poderoso de la piel y de la superficie.
Rainer Splitt. “Chromotopia”
c/ Verónicas, 4
Murcia
Del 17 de septiembre de 2020 al 10 de enero de 2021
