El pop que no hizo stop y las amistades atlánticas

La Fundación Calouste Gulbenkian revisa el arte de los sesenta y los setenta en Portugal y el Reino Unido

Lisboa,
Allen Jones. Life Class B (Touching Shoe, Pink), 1968. Cortesía de British Council Collection
Allen Jones. Life Class B (Touching Shoe, Pink), 1968. Cortesía de British Council Collection

Más de doscientas obras de arte realizadas entre 1965 y 1975 en Portugal e Inglaterra forman parte, hasta el 10 de septiembre, de “Post-Pop. Beyond the commonplace”, una exposición que explora en Lisboa tanto el desarrollo artístico en ambos países una vez apagado el ímpetu pop como la destacada influencia de la creación británica en los artistas portugueses de ese periodo, de la que da fe la extensa representación de autores ingleses en los fondos de la Fundación Calouste Gulbenkian, que a finales de los cincuenta y principios de los sesenta llevó a cabo importantes compras de arte británico bajo el asesoramiento del mismo comité de adquisiciones que guiaba las del British Council.

Entre las obras expuestas en el museo portugués encontraremos piezas diversas en técnicas y temas que comparten, eso sí, planteamientos estéticos comunes a partir de los postulados del Pop Art, al que consideramos uno de los últimos lenguajes clásicos y movimientos realmente aglutinadores e internacionales del arte. En Inglaterra, su cuna, y en Portugal, donde recibió una mirada atenta, fue seguido por un periodo donde dialogaron la figuración y la abstracción y las imágenes tendieron a la fragmentación y la dispersión.

Partiendo de nociones pop como la serialización, la estandarización o el empleo frecuente del collage y los recortes, y a veces en diálogo con el nuevo cine, los artistas de esta etapa se inspiraron unos en otros buscando el intercambio técnico y conceptual. Entre los portugueses fue especialmente intensa esa búsqueda de estímulos creativos fuera de su país, sobre todo en Londres, verdadera meca artística europea en los sesenta.

Pese al aislamiento portugués durante la dictadura y el parcial estancamiento creativo que esta aparejó, en muchos autores portugueses que trabajaban en los sesenta encontramos convergencias más o menos llamativas con la producción artística internacional. A diferencia de otros ámbitos de la cultura, en los que la censura hizo mayor mella, como la literatura, las artes visuales recibieron algunos estímulos poderosos, como los que se ocupó de desarrollar la propia Fundación Calouste Gulbenkian, que apoyó la formación y las carreras de un buen número de artistas a través de becas dentro y fuera de Portugal.

Ruy Leitão. Untitled. Colección Gulbenkian
Ruy Leitão. Untitled. Colección Gulbenkian

Entre los artistas presentes en “Post-Pop” encontramos a Ruy Leitão, bien inmerso en el contexto creativo londinense y alumno de Patrick Caulfield –que le consideró uno de sus discípulos más brillantes– o Teresa Magalhães, prácticamente desconocida hasta el momento; también a británicos como el propio Caulfield, Allen Jones, Bernard Cohen, Jeremy Moon o Tom Phillips.

El hecho de que el recorrido de la exposición finalice en 1975, un año después de la Revolución de los Claveles, nos permite comprobar cómo las tensiones políticas vividas hasta entonces tuvieron su reflejo artístico y cómo el deseo de libertad, subyacente también en estas creaciones, se plasmó de manera más abierta en las obras producidas después del 25 de abril de 1974.

 

 

“Post-pop. Beyond the commonplace”

FUNDAÇAO CALOUSTE GULBENKIAN

Avenida de Berna, 45A

Lisboa

Del 20 de abril al 10 de septiembre de 2018

 

 

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