“El arte pone a prueba la tecnología y la tecnología inspira el arte”, de ahí que la nueva propuesta expositiva que desde mañana nos propone CaixaForum Madrid esté dedicada a la historia y el espíritu de los Pixar Animation Studios que, desde su creación en 1986 a cargo de Steve Jobs, han revolucionado el cine de animación norteamericano. La frase es de John Lasseter, director creativo de esta compañía, y resume sus principios.
La muestra de CaixaForum procede del MoMA, ya ha viajado por Reino Unido, Japón, Australia, México, China, Italia, Alemania, Holanda y Francia y busca llamar nuestra atención sobre los desafíos que actualmente plantea la animación por ordenador, un campo en el que hasta el más pequeño detalle se crea de cero, a partir de algunas de las películas más conocidas de Pixar, de sus personajes, historias y mundos y de los sonidos, textura, luz y música que los envolvieron y dieron vida fílmica. Hasta el 22 de junio y a través de cuatrocientos dibujos, colorscripts, maquetas, vídeos e instalaciones, podremos profundizar en el proceso de producción de su primera docena de largometrajes, destacando Toy Story (1995), el primero creado por completo a través de efectos de animación digitales. Le han seguido catorce producciones de éxito que han sido recocidas con una treintena de Premios Óscars y siete Globos de Oro.
La última sección de la exposición se ha centrado en sus cortos, que resultaron vitales para los estudios en cuanto a ensayo de nuevas tecnologías de animación y lenguajes artísticos, y también contarán con ámbitos propios en la muestra las instalaciones Artscape y Zóotropo; la primera se ha creado específicamente para la ocasión y nos permite adentrarnos en el proceso de creación de los films, la segunda, basada en el propio zóotropo de Toy Story, nos explica de forma muy didáctica las bases del cine de animación, género relativamente reciente en su vertiente informática: comenzamos a hablar de él hace 25 años.
En realidad, los procedimientos tradicionales de la animación no se han perdido ni siquiera hoy: en la elaboración de cada cortometraje y cada película producidos por Pixar trabajan artistas que emplean técnicas tradicionales (dibujo, pintura, escultura, pastel) y creadores que trabajan con medios digitales. Éstos últimos disponen quizá de mayor libertad, al no existir, trabajando con ordenador, más límites que los autoimpuestos, pero también afrontan muchas horas de trabajo previo y a una necesaria y calculada minuciosidad en los detalles.
Su labor comienza tras la fase anterior de construir los planteamientos de la historia animada, punto en el que la imaginación es el principal ingrediente. Como afirma el mencionado Lasseter, los ordenadores no crean la animación por ordenador, del mismo modo que el lápiz no crea la animación a lápiz. Quien crea la animación por ordenador es el artista.
La muestra también ahonda en conceptos como la verosimilitud necesaria para que el público pueda interpretar las creaciones que proponen los artistas. Con el porcentaje adecuado de realismo, una obra puede resultar perfectamente creíble, y esta verosimilitud depende de la aplicación coherente de las reglas de ese mundo fílmico. El resultado es un mundo ficticio, pero intuitivamente real.
No es ésta la primera exhibición que CaixaForum dedica al cine, la precedieron proyectos sobre Chaplin, Fellini y Méliès o la muestra “El efecto del cine. Ilusión, realidad e imagen en movimiento”.
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- Bob Pauley. Woody y Buzz (Toy Story, 1995) © Disney/Pixar
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- John Lasseter. Lámpara Luxo (Lamparita, 1986) © Disney/Pixar
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- Greg Dykstra. Russell (Up, 2009). © Disney/Pixar
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- Ralph Eggleston. Dibujo de secuencia: excursión (Buscando a Nemo, 2003) © Disney/Pixar
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