Espaliú: vida y muerte en Roma

La Real Academia de España presenta su primera muestra en Italia

Roma,

Su carrera breve, plena de acciones personalísimas y en lo plástico muy diversa (se inició pintando bajo la influencia de Picabia o Joan Ponç y más tarde llevó a cabo esculturas, dibujos y collages) no siguió un camino recto: sus obras son líricas, a veces sorprendentes y otras crípticas, pero siempre tienen como nexo común su contenido emocional y vital y nos hablan de vulnerabilidad, indagaciones y descensos que conocía en carne propia.

Dos fueron, probablemente, las bases de su producción: la reflexión sobre el cuerpo masculino y sus deseos y la profundización constante sobre la identidad personal, desde un enfoque subjetivo y frágil, valiéndose de metáforas y de símbolos, no siempre fáciles de interpretar, como herramientas. Las grandes ausencias en las obras de Espaliú son las de evidencias fáciles, la de la propaganda y los mensajes unidireccionales, morales o panfletarios: no trabaja con reivindicaciones, sino con ambigüedades que nos hablan de un artista en duda permanente.

“El último Espaliú” en la Real Academia de España en Roma
“El último Espaliú y el contexto italiano” en la Real Academia de España en Roma

En el curso 1992-1993, muy poco antes de su muerte antes de cumplir los cuarenta, el cordobés fue becario de la Real Academia de España en Roma, centro que hasta junio acoge la que es su primera exposición en Italia: “El Último Espaliú y el contexto italiano”. La han comisariado Xose Prieto Souto y Rosalía Banet, creadores que recientemente también fueron becados por esta institución, junto a Raffaele Quattrone, y cuenta con obras de Espaliú prestadas por el Museo Reina Sofía, el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, la Fundación Coca-Cola España, el Centro de Arte Pepe Espaliú, la Galería Pepe Cobo y la propia Academia de España. Las que dan cuenta del contexto artístico italiano que conoció son trabajos de Bruna Esposito, Francesco Impellizeri, Cesare Viel, Marinella Senatore, Alessandro Moreschini y Vincenzo Marsiglia pertenecientes al MAXXI de Roma y a varias colecciones privadas.

En aquellos últimos años, Espaliú acentuó su atención a los recovecos de la identidad, al asunto del doble y a las posibles formas artísticas de las circunstancias vitales que se le imponían: el sida y la muerte, temas también presentes en los trabajos de los artistas italianos seleccionados por Quattrone, aunque desde miradas y estéticas muy distintas a las manejadas por el español, y en el abundante material de archivo que completa esta exposición, coorganizada por Acción Cultural Española.

En los años previos a su muerte, Espaliú alcanzó su mayor visibilidad pública como artista y también como activista: trabajó en varias ciudades europeas, apareció en numerosos programas televisivos, filmó sus acciones para que lograran perdurar y abrió telediarios de la mano de su performance Carrying. También escribió, en diciembre de 1992 para El País, un emocionante texto dedicado a “los que ya no viven en mí” en el que reivindicaba el arte como forma de no entender el mundo, del que pronto se sintió excluido: Frente a esta perpetua otredad en la que vives, frente a un estar en el mundo que ni comprendes ni te interesa, y al que sientes perennemente agresivo con todo aquello que eres y como eres, sólo el arte me ofreció la posibilidad de crear una silenciosa mentira que se convirtió en mi única verdad, último reducto de lo real… Escultor de esa topera laberíntica en la que mil pasillos subterráneos se entrecruzan; perdido en sus túneles sombríos, sorprendido en senderos sin final. Existencia reducida a Resistencia. En ese vivir subterráneo he oído al mundo tan sólo como un rumor que venía de allá arriba y he desarrollado mi arte y mi ser sin conexión con una realidad que decidí no ver. El artista es una paradoja, pues configura la mirada de los otros para continuar él mismo en una completa ceguera. Inventa la visión de los demás obteniendo a cambio la garantía de su oscuridad. En ese subterráneo que has elegido, sólo percibes fragmentos imprecisos y construyes con ellos una verdad supuesta.

Un día ese rumor de arriba se hace más intenso. Un insistente ruido ensordece tus oídos… Están perforando un pozo que, desde la superficie, avanza poco a poco en profundidad, atravesando la quietud de la topera. Desde ese rumor oyes que lo llaman “sida” (…) Me ha precipitado en su ser como pura emergencia. Agradezco al sida esta vuelta impensada a la superficie, ubicándome por primera vez en una acción en términos de Realidad. Quizás esta vez, y me es indiferente si se trata de la última, mi hacer como artista tiene un sentido pleno, una absoluta unión con un límite existencial que siempre rondé sin conocerlo del todo, bailando con él sin nunca llegar a abrazarlo. Hoy sé cuál es la verdadera dimensión de ese límite. Hoy he dejado de imaginarlo. Hoy yo soy ese límite.

Su homosexualidad y la enfermedad que le causó esa muerte temprana fueron materia creativa, y no solo contexto explicativo, en la producción de Espaliú, que manejó estos temas de modo explícito y directo (como casi nunca hasta entonces), pero nunca falto de poesía.

La exposición de la Academia de España se ha articulado en tres bloques temáticos dedicados a aquella performance Carrying, contemplada aquí como punto de partida de ese periodo final del autor andaluz; a sus dibujos, cuya fragilidad material queda enlazada con la vulnerabilidad del autor y a los motivos más recurrentes en su trabajo, en el último pero también a lo largo de su corta trayectoria, como las muletas, los círculos o los nidos, símbolos de una necesidad de apoyo y protección vital ante el aislamiento y la incomprensión, el desvalimiento físico e íntimo, que marcaron la personalidad y el arte de Espaliú.

 

“El Último Espaliú y el contexto italiano”

REAL ACADEMIA DE ESPAÑA EN ROMA

Piazza San Pietro in Montorio, 3

Roma

Del 16 de abril al 2 de junio de 2019

 

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