Documentos ilustrados por gracia y merced real

El Museo Lázaro Galdiano presenta 28 joyas bibliográficas de su biblioteca

Madrid,
Privilegio rodado de Enrique IV, rey de Castilla y León, por el que se conceden a Alvar Gómez de Ciudad Real, secretario real, de su consejo y regidor de la ciudad de Toledo, los lugares de San Silvestre y Belvís de la Jara. Valladolid, 9 de septiembre de 1458. RB. 14427.
Privilegio rodado de Enrique IV, rey de Castilla y León, por el que se conceden a Alvar Gómez de Ciudad Real, secretario real, de su consejo y regidor de la ciudad de Toledo, los lugares de San Silvestre y Belvís de la Jara. Valladolid, 9 de septiembre de 1458. RB. 14427.

El Museo Lázaro Galdiano presenta “Documentos con pinturas: diplomática, historia y arte”, una muestra que permite conocer un poco mejor el interés de Lázaro Galdiano por obras que aúnan lo artístico con lo histórico; así como la labor, silenciosa y no siempre visible para el público, que desde la biblioteca de la Fundación se lleva a cabo. Se trata de un proyecto que los comisarios de la muestra, la catedrática de Paleografía y Diplomática de la UCM Elisa Ruiz García y Juan Antonio Yeves, Director de la Biblioteca de la Fundación Lázaro Galdiano, iniciaron en 2016 pero que ya estaba en la mente de Yeves desde que en 1998 publicara Manuscritos españoles de la Biblioteca Lázaro Galdiano.

Ahora, fruto de muchas horas de paciente y apasionada investigación, han reunido en la sala 6 del Museo 28 joyas bibliográficas que  fueron adquiridas por José Lázaro Galdiano a lo largo de su vida.

Para los comisarios, la importancia de estos fondos documentales radica en que en ellos “se tratan personajes ilustres del pasado y, sobre todo, sirven de soporte a manifestaciones artísticas, pues contienen pinturas o llevan cubiertas representativas de distintas etapas de la historia de la encuadernación”. Pero aún se podría ir más allá, porque a través del estudio de este tipo de escritos se puede analizar la evolución histórica, social, religiosa y artística en una línea del tiempo que va desde mediados del siglo XV, fecha de uno de los privilegios rodados de Juan II, con los que se inicia la muestra, hasta el siglo XIX. Todos ellos, realizados en su mayor parte en pergamino, lo que da fe de la importancia del asunto y de la intención de permanencia, nos sitúan en una sociedad del pasado, la del Antiguo Régimen y con ellos se puede construir la historia de los hechos, las personas y las instituciones aludidas o afectadas.

En cuanto a lo estético, encontramos obras adornadas con minuciosidad y elegancia, consecuencia de la importancia -social y económicamente hablando- que estos documentos tenían para quienes los recibían o encargaban.

La exposición también tiene valor académico, ya que ha permitido mostrar estos documentos y libros dentro de un discurso en el que se diferencia su tipología documental, ya sean privilegios rodados, cartas ejecutorias de hidalguía, declaraciones de mayorazgo, cartas de donación o certificaciones de armas. Hasta ahora, la confusión a la hora de interpretar y clasificar estos fondos bibliográficos hacía que casi todo se englobara bajo el término ejecutoria, cuando en realidad cada uno de ellos tiene un contenido y una finalidad específica. No obstante, también es cierto que su clasificación no siempre resulta fácil pues en ocasiones pueden presentar rasgos comunes, como incluir en un mismo libro un árbol genealógico y un escudo de armas, o porque el paso del tiempo ha hecho que algunos de ellos hayan perdido detalles imprescindibles para una más precisa identificación.

 

Cada una de las denominaciones señaladas anteriormente da lugar a una parte de la exposición. La primera vitrina está dedicada a los privilegios rodados, el documento más solemne de la cancillería del reino de Castilla y León desde el siglo XII al XV, cuya denominación proviene de la corte medieval española y toma su nombre del sello en forma de rueda que aparece en el documento. Los privilegios rodados dejaron de existir hacia 1492, como consecuencia de la evolución que sufrió la monarquía hacia el absolutismo, dejando de aparecer los confirmantes en los documentos y estableciéndose la firma única del monarca, sin sello rodado, como vemos también en una Carta de privilegio de los Reyes Católicos que completa la vitrina. Se exhiben tres privilegios del siglo XV, uno de Juan II, Rey de Castilla y León, por el que se constituye y establece como ciudad la villa de Frías y su Muela, de 1435, de gran valor documental por su antigüedad, singularidad y mérito artístico, y dos de Enrique IV (uno fechado en 1458 y otro en 1470), que destacan por su suntuosidad, la caligrafía y los complementos ornamentales.

En la segunda vitrina se muestran 7 cartas ejecutorias de hidalguía, que son documentos jurídicos habituales en los siglos XVI, XVII e incluso en el XVIII, que tiene su origen en los pleitos que se presentaban ante las cancillerías de Valladolid o de Granada con el objeto de que a una persona le fuera reconocida la condición de hidalgo y así poder gozar de numerosos beneficios de carácter material, jurídico y social, como quedar exentos del pago de tributos. Elisa Ruiz declara que “archiveros, diplomatistas, heraldistas, historiadores del arte, juristas, sociólogos y, asimismo, estudiosos de otras disciplinas pueden encontrar una auténtica cantera de noticias en tales documentos”. De las 7 cartas ejecutorias que se muestran en esta sección destaca por su importancia artística la Carta ejecutoria de hidalguía de Felipe III en favor de Arias Pardo de Cela, vecino de la ciudad de Sevilla del 14 de abril de 1601, expedida por la cancillería de Granada. Este documento jurídico fue ilustrado por Diego Gómez, un discípulo del pintor manierista Francisco Pacheco, maestro y suegro de Velázquez. Al comienzo del volumen se encuentran tres miniaturas a página entera de calidad e interés iconográfico -Cristo en la Cruz, la Inmaculada y Santiago en la batalla de Clavijo- y un escudo de armas del solicitante. Las orlas que contiene también muestran imágenes de escenas bíblicas y de los santos.

 

Certificación de las armas de Olivera, expedida por Garci Alonso de Torres. 1521. IB. 14987.
Certificación de las armas de Olivera, expedida por Garci Alonso de Torres. 1521. IB. 14987.

 

La tercera vitrina muestra otros tipos de documentos diplomáticos, como cartas de donación, certificaciones de armas, concesiones de títulos de nobleza o escrituras de mayorazgo. Entre ellos, es de especial relevancia la Escritura de mayorazgo de Diego López Pacheco, marqués de Villena y duque de Escalona, de 1515, y la Certificación de las armas de Olivera, de Garci Alonso de Torres de 1521, en la que se observa el escudo por una parte y por otra un extraño dibujo, del que se desconoce la autoría pero que parece ser posterior al escudo.

La exposición se cierra con una serie de encuadernaciones que reflejan los estilos artísticos empleados en este tipo de trabajos, fechados entre los siglos XVI al XIX. En esta cuarta vitrina se recoge, entre otras, la encuadernación renacentista en cuero castaño sobre cartón que contiene la Carta ejecutoria de Francisco Vela de los Cobos y Pedro Vela de los Cobos, vecinos de la ciudad de Úbeda, realizada hacia 1575. Destaca en su decoración el uso de ruedas zoomórficas y hierros sueltos y dorados en el centro y en la tapa delantera aparece la frase: “non bene pro toto libertas venditur auro”, que en el Libro del Buen Amor se traduce como “Libertad e soltura non es por oro comprado”.

Lázaro Galdiano, como gran amante de los libros, no escapó a la atracción de estos manuscritos que consideraba piezas extraordinarias por ser documentos de acontecimientos históricos relevantes, con un mérito artístico añadido por sus pinturas y encuadernaciones y cuya conservación fue siempre su propósito, como mecenas y gran defensor del arte y de la cultura.

 

“Documentos con pinturas. Diplomacia, historia y arte”

MUSEO LÁZARO GALDIANO

C/Serrano 122

Madrid

Del 20 de julio al 8 de octubre de 2017

 

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