Arte prerrománico

Como arte prerrománico se entiende el conjunto de obras realizadas durante los siglo VIII, IX y X en el terreno de la pintura, la escultura y muy especialmente la arquitectura, en las que se fragua el lenguaje formal del arte románico pleno.

Engloba distintas manifestaciones artísticas: el carolingio, el otomano, el lombardo, el asturiano y el mozárabe españoles.

El arte carolingio, realizado bajo el reinado de Carlomagno, conoce un renacimiento del lenguaje clásico, mezclado con abundantes elementos bizantinos. En arquitectura se ponen a punto muchos elementos que cristalizarán en el románico, como el crucero, los ábsides contiguos, el arco perpiaño, el deambulatorio y el pilar compuesto. El edificio más importante de este estilo es el palacio de Carlomagno en Aquisgrán, donde la herencia bizantina se conjuga con un sentido del equilibrio propio del mundo clásico. La escultura carolongia destaca por su carácter plano y esquemático. Se producen marfiles de gran calidad, muy influidos por las formas del clasicismo, y también tiene gran importancia la orfebrería, de la que es buen ejemplo el altar de San Ambrosio de Milán. El libro y la miniatura tienen gran desarrollo y se distinguen distintas escuelas: el taller de Aquisgrán o escuela palatina está muy influido por Bizancio y se caracteriza por sus trazos rápidos y nerviosos. También la escuela de Reims destaca por el vigor y la agitación de sus escenas, aunque se diferencia de la anterior en su débil policromía. Los códices más ricos, como el Salterio de Utrech, pertenecen a la escuela de Tours. Bajo el dominio carolingio actúan también las cuadrillas de arquitectos lombardos, maestri comacini, que se desplazan por Europa extendiendo su repertorio de formas: bóvedas de aristas muy perfeccionadas, alternancia de columnas y pilares en la nave mayor y fajas decorativas y arquillos ciegos en el exterior de los edificios. Las aportaciones orientales más importantes en arquitectura proceden de Armenia y Georgia.

En estas regiones aparecen las nervaduras o arcos de refuerzo para el sostenimiento de las bóvedas. La finalidad constructiva de estos arcos los convierte en el precedente más inmediato de la bóveda de ojivas, fundamento de la arquitectura gótica.
El arte prerrománico en España. Agrupa a tres conjuntos diferenciados: el arte hispanovisigodo (siglos V y VIII), el arte asturiano (siglos VIII – IX) y el arte mozárabe (siglo X), teniendo todos en común la utilización de técnicas y motivos decorativos de origen paleocristiano junto con tradiciones artísticas de origen germano. El arte hispanovisigodo se caracteriza por ser una simbiosis de la tradición romana local con una fuerte influencia bizantina. Entre sus rasgos más peculiares encontramos el arco de herradura, desarrollado como propio por la arquitectura hispanomusulmana, y el uso de temas decorativos de origen clasicista. El arte asturiano pretende mantener la herencia visigoda y son importantes sus obras arquitectónicas, tanto de época de Alfonso II, San Julián de Prados, como de Ramiro I: Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo. Son relevantes los restos de pintura mural que reproducen modelos bizantinos y muestran una fuerte impronta oriental, y su orfebrería denota la persistencia de la tradición hispanovisigoda, añadiendo técnicas más desarrolladas propias de los talleres carolingios. El arte mozárabe o de repoblación, gusta también del arco de herradura de gran peralte y al tratarse de un arte desarrollado por los cristianos bajo el estado hispanomusulmán de al-Andalus, toman de ellos la concepción espacial fuertemente compartimentada y sus diferentes soluciones para las bóvedas. Las obras pictóricas muestran un gran desarrollo siendo numerosos los ejemplos de manuscritos iluminados, entre los que destacan los Beatos, Biblias, códices y crónicas: la Biblia de San Isidoro de León y el Códice Emilianense.

 

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