Hasta el próximo 7 de septiembre, podemos contemplar en la Sala delle cariatidi del Palazzo Reale milanés una selección de pinturas y esculturas recientes y de gran formato de Takashi Murakami en la que es su primera muestra en un espacio público italiano. Tras la larga itinerancia de su show ©MURAKAMI y la retrospectiva que en 2010 le brindó el Palacio de Versalles, el artista japonés presenta en Milán piezas inéditas elaboradas tras la presentación en 2012, en el Al Riwaq Exhibition Hall de Doha (Qatar), de la muestra “Ego”.
De nuevo Murakami ha incorporado referencias, en estas obras, al pasado histórico de su país y a su creación más contemporánea y futurista, sirviéndose de una gran variedad de estilos y materiales y de las formas que han convertido su nombre en toda una firma comercial y en uno de los artistas más reconocibles del momento.
Al entrar en la exposición, nos topamos con Oval Buddha Silver (2008), una escultura de plata altamente reflectante que destaca por el virtuosismo de su técnica, sus cuidados detalles y su presencia tan señorial como moderna. La siguen tres enormes pinturas de la serie Arhat, muy vinculadas a las piezas también monumentales que componían el conjunto Great East Japan Earthquake (2011). El término Arhat significa en sánscrito “ser que ha alcanzado un estado de iluminación” y las imágenes que ofrecen esas pinturas ilustran una antigua narración budista sobre la decadencia vital y la muerte. Encontramos en ellas monstruos demoniacos y monjes decrépitos vagando por paisajes psicodélicos.
Milán será igualmente escenario del estreno en Europa del filme de Murakami “Jellyfish Eyes”
Si nos fijamos bien, existe un poderoso vínculo entre estas pinturas y la arquitectura que rodea la Sala delle cariatidi, que fue salón de baile antes de resultar gravemente dañada por bombardeos aéreos durante la II Guerra Mundial. Su restauración no ha ocultado esas cicatrices.
También podremos disfrutar en Milán de una serie de autorretratos que aluden, desde el punto de vista lúdico que caracteriza la producción de Murakami, quien siempre ha jugado con su propia imagen y con su percepción del lugar que ocupa en el mundo.
Una tercera serie de pinturas presentes en esta exposición ha sido concebida específicamente para la ocasión: se trata de una serie de cráneos cuyos variados colores y formas se confrontan con la morbidez del motivo escogido. Se presentan en cascadas, en aparente caída libre.
Milán será igualmente escenario del estreno en Europa del filme de Murakami Jellyfish Eyes, dedicado a la tragedia de Fukushima y rodado a lo largo de una década. Incorpora secuencias de acción en vivo cuidadosamente diseñadas.
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