Mike Disfarmer, las poses sin pretensión

Bernal Espacio Galería muestra, por primera vez en España, la obra del fotógrafo

Madrid,
Mike Disfarmer. Untitled, (seated woman with three children- one at each side and baby on lap is blurred), 1939-46
Mike Disfarmer. Untitled, (seated woman with three children- one at each side and baby on lap is blurred), 1939-46

Sus rostros prueban susto, desconfianza, alguna vez cierta diversión, y en muchas ocasiones una actitud resignada hacia la vida que no se molestaban en esconder ante la cámara del que veían como un personaje extraño. Hoy ya casi nadie mira a un fotógrafo así.

Tras el objetivo se encontraba Mike Disfarmer, norteamericano procedente de una familia de emigrantes alemanes que comenzó a trabajar en 1915 (había nacido en 1884) en el Studio Penrose and Meyer –este último era su nombre original- realizando desde sus inicios retratos de la gente corriente de Arkansas conforme al gusto de aquella época, es decir, utilizando decorados creados específicamente en el estudio para dar cierto empaque a las imágenes.

Mike Disfarmer. Bonnie Dell Gardner, 1943Se sabe que en la década de los treinta un tornado destrozó su casa y probablemente causó el fallecimiento de su madre, con la que residía en Heber Springs. La desgracia le invitó a tomar un nuevo rumbo: además de adoptar el apellido por el que le conocemos (el anterior significaba granjero en alemán), abrió su propio estudio en la calle principal de esa localidad, y sus fotos entonces también cambiaron: decidió eliminar los decorados, sustituyéndolos por telones negros o blancos con una raya vertical para que los retratos tuvieran un resultado más contemporáneo y sobre todo para que toda la atención de quien los contemplara recayese en los modelos. Estos solían ser amas de casa, granjeros, familias con niños, soldados a punto de participar en la II Guerra Mundial…En sus rostros podemos apreciar la actitud de cada uno ante Disfarmer, que formaba parte de su comunidad pero que guardaba cierta distancia respecto a ellos por su carácter peculiar.

El artista prestaba atención sobre todo a la iluminación y al efecto de esta en las composiciones, no a la actitud de los retratados, a quienes apenas daba indicaciones a la hora de posar, dándoles en este sentido toda la libertad. Una libertad que a algunos (los menos) les llevaba a la sonrisa, a otros les intimidaba, y en cualquier caso resultó ser un recurso propicio para capturar la personalidad de cada uno.

Hoy se compara su obra con la enciclopédica producción de August Sander y se sabe que ejerció una gran influencia en los retratos de Richard Avedon.

Coincidiendo con la retrospectiva que le dedica el FOAM de Ámsterdam, con cerca de dos centenares de sus imágenes vintage, la Bernal Espacio Galería de Madrid presenta hasta el 4 de junio la primera individual en España de Disfarmer, compuesta por una selección de sus retratos y por un vídeo que el músico de jazz Bill Frisell compuso inspirándose en sus trabajos.

El éxito internacional de Disfarmer, como el de Vivian Maier (a quien también pudimos ver en esta sala) fue póstumo: su producción fue almacenada por un agente que adquirió las placas que el fotógrafo había dejado en su estudio, más tarde las vendió a un periodista del Arkansas Sun y el hallazgo se difundió después de que Paul Miller y Julia Scully, quien fuera editora de Modern Photography, estudiaran sus imágenes y publicaran en 1976 un libro que precedería a una muestra en el International Center of Photography de Nueva York.

Mike Disfarmer. Untitled, (sad mother with four girls), 1939-46
Mike Disfarmer. Untitled, (sad mother with four girls), 1939-46

Avedon calificaría a Disfarmer desde entonces como “indispensable”, pero su obra también tuvo influencia en otros retratistas desde los setenta que se fijaron en sus procedimientos propios e intuitivos a la hora de captar las esencias de ese fragmento de la sociedad estadounidense que tuvo frente a sus ojos en la época doliente de la Gran Depresión. En esa misma línea trabajaron Dorothea Lange o Walker Evans, pero estos de la mano de la Administración de Seguridad Agraria.

Disfarmer continuaría desarrollando sus retratos también durante los cuarenta y los cincuenta, hasta su muerte en 1959. Aquellos últimos años no fueron buenos para su negocio, sin embargo sus imágenes de entonces transmiten un mayor optimismo que su obra temprana.

 

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