Miguel Benlloch: el calor de lo grupal, el vértigo de lo diverso

CentroCentro recuerda al artista y activista andaluz meses después de su muerte

Madrid,

En la línea de CentroCentro de presentar proyectos que pongan de relieve la importancia de los procesos de investigación y de trabajo, y lo que la práctica artística tiene, no ya de conjunción de técnicas para expresar un mensaje, sino de modo de acercarse al mundo, este espacio madrileño, dirigido por Soledad Gutiérrez, presenta desde hoy “Miguel Benlloch. Cuerpo conjugado”. Se trata de un repaso, exhaustivo y emotivo, a la trayectoria como creador, poeta y activista de este autor granadino, fallecido el pasado septiembre, que dedicó su vida y su obra (en forma de performances y textos, en su mayor parte) a la disidencia política y a la reivindicación vital de la diversidad de identidades, no solo en lo que tiene que ver con lo sexual.

Esta exposición ya ha podido verse, en una versión algo más reducida, en el ICAS de Sevilla y su propósito no es, según ha explicado hoy Gutiérrez, cuestionar relatos oficiales, sino mostrar al público nuevos puntos de vista sobre la historia del arte, aquellos que no estan en la mayoría de los manuales. En el caso de Benlloch, esos nuevos puntos de vista tienen que ver con el entrelazamiento de vida, creación y política en un todo indisoluble.

Los comisarios del proyecto son Mar Villaespesa y Joaquín Vázquez, ambos miembros de BNV Producciones, equipo de producción e intermediación cultural que el propio Benlloch contribuyó a fundar hace más de treinta años, por eso le acompañaron muy de cerca a lo largo de su trayectoria.

"Miguel Benlloch. Cuerpo conjugado" en CentroCentro
“Miguel Benlloch. Cuerpo conjugado” en CentroCentro
"Miguel Benlloch. Cuerpo conjugado" en CentroCentro
“Miguel Benlloch. Cuerpo conjugado” en CentroCentro

Si algo define su trabajo, creado en muchas ocasiones a raíz de invitaciones y encargos y, también muy a menudo, en colaboración con otros colectivos, es precisamente su relación con lo grupal: cuestiones sociales y políticas, que él siempre hizo personales, fueron para Benlloch germen y tema. Otro rasgo constante en sus piezas, desde los setenta hasta su fallecimiento, fue la oposición a lo normativo, el desafío a los dogmas.

Muy creativo desde la infancia, y amante temprano del teatro, ingresó en los setenta en el Partido Comunista y desarrolló una activa militancia antibelicista y ecológica, manifestándose contra el ingreso de España en la OTAN (carteles en esa línea nos dan la bienvenida en la exposición, también alguno contrario a la Constitución, por lo que entendían que podía suponer de techo y no de punto de partida y otro contrario al consenso, y a favor del desacuerdo).

La victoria del sí en el referendum de 1982 de algún modo expulsó a Benlloch de esa militancia activa y lo empujó hacia la labor artística: la jerarquía de partidos y sindicatos, que en mayor medida desde entonces canalizaron sus demandas, le incomodoba, y temía además que la política institucional se alejara de la búsqueda ciudadana de libertad y generara con el tiempo lo que llamó una “frivolidad despolitizada”.

En paralelo a esa movilización contra la Alianza Atlántica, en los círculos comunistas próximos al artista irrumpió una estructura autónoma femenina que incorporó otro tipo de sensibilidades que tendrían influencia en su trabajo. Más o menos a partir de entonces, compaginaría su activismo pacifista con la reivindicación de los derechos de los homosexuales, impulsando la creación del Frente de Liberación Homosexual de Andalucía (FLHA).

Tras finalizar su carrera de Historia y, en un primer momento, desde el deseo de encontrar trabajo, fundó en su ciudad, junto a Juan Antonio Peinado y Marino Martín, la sala Planta Baja, un bar que terminaría convirtiéndose en el centro de la rebeldía política y social granadina. Allí se escuchaba música renovadora (mucho de The Smiths) y allí también llevó a cabo Benlloch sus primeras acciones, vinculadas en algún caso al VIH en la época en que el sida era epidemia y misterio. Otras las presentaría en una de las casetas del Corpus de Granada, de la mano del grupo CUTRE CHOU, en sus puntuales espectáculos de cabaret: daba sus primeros pasos su carrera performativa, o performancera.

Con el tiempo, la conflictividad del Planta Baja llevó a su cierre, iniciando Benlloch entonces su trayectoria en la educación y la programación cultural: además de ser miembro fundador de BNV Producciones, ese camino le llevaría, ya en los 2000, a coordinar el programa UNIA arteypensamiento de la Universidad Internacional de Andalucía y a impulsar la Plataforma de Reflexión sobre Políticas Culturales de Sevilla.

Sus iniciativas políticas y culturales se desarrollaron como su obra plástica y performativa: de forma natural y no premeditada. Una de sus primeras acciones orales presentes en la exposición de CentroCentro es Canario, realizada por invitación, para formar parte de un proyecto neoyorquino, y finalmente presentada por vía telefónica en forma de un poema cuyos versos, llenos de simbolismo, aluden a la invasión de Haití por Estados Unidos en 1994.

En O Donde Habite el Olvido reflexionaba, parafraseando a Cernuda, sobre las políticas culturales desarrolladas en Granada en el cambio de siglo, y también homenajeaba al artista James Lee Byars, con el que Benlloch mantuvo una relación muy especial. Este autor norteamericano había creado en 1992 su obra La esfera dorada, en el marco de un proyecto artístico que coincidía con la EXPO sevillana y que buscaba ampliar sus ecos culturales en Andalucía. En su interior guardaba el vacío de otra esfera y en ella se introdujo Benlloch cuando se inauguró, en el Palacio de los Córdoba, cantando repetidamente la frase María de la O y sembrando el desconcierto.

Con el tiempo, la esfera se fue deteriorando hasta que las autoridades decidieron su destrucción, en 2001. Y en ella también quiso involucrarse nuestro artista, documentando la historia de la pieza vestido con un traje de espejos que sería recurrente en sus sucesivos trabajos. Algo había profetizado ya sobre el futuro de la obra de Byars, en el mismo año de su creación: Quien hizo la ciudad no vive en ella. No somos sus herederos. Solo constructores de olvido. Destructores.

"Miguel Benlloch. Cuerpo conjugado" en CentroCentro
“Miguel Benlloch. Cuerpo conjugado” en CentroCentro

Otra de sus acciones más poéticas, en la que volvió a unir militancia y arte, exaltación de la amistad y desafío a las identidades encorsetadas, fue Tengo tiempo (1994). Benlloch se viste y desviste una y otra vez, poniéndose y quitándose ropas de sus cercanos hasta que se muestra solo con una sábana en la que aparece escrito ese Tengo tiempo. Por la diversidad de sus vestimentas, buscaba deconstruir también la mirada heterocentrada.

Tiene mucho que ver con aquel trabajo (en realidad, todos los de la muestra dialogan con más o menos intensidad entre sí) su acción Inversión, presentada en San Sebastián en 1998. En este caso se cubría con mantas que pidió a amigos y brotaba de ellas a modo de crisálida.

Entre esas amistades con las que Benlloch solía colaborar figuran Pedro G. Romero, Rogelio López Cuenca (que ahora exhibe en el Reina Sofía) y también Federico Guzmán. Junto a él y otros colectivos puso en marcha, de nuevo por invitación, un proyecto sobre el original y la copia que invitaba a reflexionar en torno a los derechos de los artistas y el acceso a la cultura. En la ría de Portugalete instaló la isla del Copyright; nuevas reflexiones, aguas mediante, también llegaron a la frontera hispano-lusa y al MEIAC, con Além da Agua, una propuesta sobre las peculiaridades y fragilidades de los territorios de frontera, y forma parte de la misma sala otro de sus trabajos, colaborativos, sobre el sentido de la autoría: el dedicado a los Libros Plúmbeos del Sacromonte, planchas de plomo grabadas con textos en latín, caracteres extraños y dibujos igualmente difíciles de descifrar que llegaron a interpretarse como un quinto evangelio revelado en árabe por la Virgen para divulgarse en España. Favoreció esa lectura Alonso Castillo, que buscaba así reclamar la valoración del cristianismo árabe en España. Los colores y las letras P presentes en la pieza expuesta reivindican Palestina, como alguno de sus trabajos finales.

Regresó a la reflexión sobre las identidades fijas y estancas y el reconocimiento de la sexualidad abierta en 51 géneros, nueva acción en San Sebastián en 2005 en la que buscó resignificar ropas y habitos tradicionalmente asociados a hombres y mujeres, como el afeitado y el maquillaje, y también en fotografías que tomó de sí mismo en su casa, jugando con su reflejo en espejos para omitir a nuestra vista su rostro o su sexo. Sus mismos títulos ya invitan a no crear taxonomías.

Concibió su propia biografía como elemento performativo, criticó lo que el matrimonio gay implicaba de normativización e institucionalización del sentimiento y también condujo nuestra mirada hacia el drama de la inmigración en proyectos como Ósmosis: recubrió una patera de papel de plata y, junto a ella, se vistió de nuevo con un traje de espejos del que, al iluminarse, brotaban rayos, al modo de un faro acogedor.

CentroCentro también recuerda ¡Mapuch! EH, su propuesta para La Rábida, en la que con una sencilla performance reivindicó el legado de ese pueblo sometido y su lenguaje y Tránsito, encargo de una Hermandad de Loja y acción en la que cubría su cabeza con ropa interior femenina, hablando de él mismo vistiéndose de otros. Relacionó el término, en ese caso con un origen religioso, con su combate continuo contra lo binario y con lo que media entre el hombre y la mujer, lo legal y lo ilegal, la enfermedad y la salud. El pregón que pronunció para la ocasión es uno de sus textos claves.

Cierran la muestra piezas visuales basadas en juegos de palabras llenos de crítica y simbolismo que los espectadores pueden arrancar y llevarse, imágenes de su única exhibición en una galería, serigrafías sobre la Intifada y algunas de sus últimas acciones. También ordenadores desde los que podemos acceder al archivo-web, en proceso, del trabajo de Benlloch (el físico se encuentra en Sevilla). De él forman parte textos inéditos y otros que no lo son, pero no se habían reunido hasta ahora.

La exposición se acompaña, asimismo, de la publicación Mirar de frente, que reúne los ensayos, conferencias, artículos y pregones que escribió desde 1983 hasta su muerte.

 

“Miguel Benlloch. Cuerpo conjugado”

CENTROCENTRO. PALACIO DE CIBELES

Plaza de Cibeles, 1

Madrid

Del 14 de junio al 6 de octubre de 2019

 

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