El año 2020 lo estrenó la Galería Juan Silió abriendo su sede madrileña, en la calle Doctor Fourquet, de la mano de un proyecto de Miguel Ángel Tornero inspirado en la cosecha de la aceituna en Jaén: “Quemar ramón”, que contaba con trabajos en los que ampliaba sus recursos formales anteriores además de incorporar simbolismos relativos a los procesos de crecimiento y renovación del paisaje (y, por extensión, de las personas).
En Baeza, de donde es originario este artista, y en las provincias olivareras del sur, una vez finalizada la cosecha de la aceituna, hacia febrero, se podan los olivos para favorecer los nuevos brotes de cara a la siguiente temporada. A continuación es costumbre quemar las ramas y hojas sobrantes amontonadas, lo que en Andalucía llaman el ramón, y de ese proceso de poda, quema y cura, cotidiano y a la vez ritual, daban cuenta las piezas expuestas de Tornero: en ellas se subrayaba cómo lo necesariamente violento (la poda) puede ser imprescindible para la cura y cómo las fases teóricamente improductivas del trabajo en el campo acaban resultando igualmente necesarias. También incidía en la complejidad, hoy por muchos desconocida, de la labor y las decisiones del agricultor; en el poderío visual de los paisajes horizontales y monótonos del campo jienense y en la importancia de respetar los tiempos, los procesos: tomar la calma necesaria, aguardando también que madure el fruto de la espera.
Aquella vez Tornero optó por no exponer fotografías autónomas, sino únicamente collages de imágenes, volcando en ellos el personal acercamiento al paisaje natural en el que se había embarcado previamente desde la libertad y la intuición. Se fijó en la tierra cultivada campo adentro y en el olivo omnipresente, generador del aceite que es motor de vidas y culturas aún hoy, y eligió hacerlo esquivando el filtro protector y supuestamente objetivo de una cámara.
Este verano, algunos de aquellos trabajos y otros realizados posteriormente en esa senda, abriendo nuevos caminos, forman parte de la tercera muestra que el artista presenta en el espacio de Juan Silió en Santander: “Pavesas de aquello”.
Consta tanto de collages fotográficos centrados en los olivos y en su voluptuosidad natural como de recientes imágenes de collage sobre cartón, además de una serie de collage sobre papel en la que el aceite sobre la estraza y los restos de materiales sobrantes durante el proceso creativo dialogan orgánicamente. En estas propuestas, buscó el andaluz escapar de las limitaciones y de cualquier posible compromiso con lo real para trabajar, no con instantáneas, sino con materiales y con memorias, con las texturas, colores y sensaciones de lo cotidiano e incluso de lo pringoso: el papel de estraza utilizado para envolver churros, las aceiteras que dejaban las manos pegadas, la tierra áspera cuando está seca, la gama de tonalidades infinita de las aceitunas y las hojas, el pan suave regado por ese aceite como por oro líquido, la escarcha gris del campo cuando amanece…
Destacan en la muestra santanderina las series La noche en balde (2017), representación fragmentada y directa de zonas rurales baldías y pobladas por cardos y pitas, a partir de recortes y composiciones orgánicas, o el propio trabajo Quemar ramón (2020), referido como decíamos a la poda del olivo y la quema de sus restos y ejecutado con cartones pintados.
Contemplaremos igualmente el vídeo que Tornero llevó a cabo para la muestra “Percorrer o Tempo”, dedicada al Camino de Santiago: se titula Yo no sé lo que busco eternamente, en alusión a un poema de Rosalía de Castro, y lo llevó a cabo en plena pandemia, cuando la ruta apenas la recorrían peregrinos y era difícil el acceso a muchos monumentos significativos. Pese a la excepcionalidad, aquella fue para Tornero una oportunidad de encontrarse de forma más cruda, y menos mediada, con el paisaje, y quizá también consigo mismo.
Miguel Ángel Tornero. “Pavesas de aquello”
c/ Sol, 45 Bajo
Santander
Del 15 de junio al 6 de agosto de 2022
