Hace algo más de un año, después de que participase en las jornadas A SECAS. Artistas andaluces de ahora en el CAAC sevillano y en la entonces feria Casa Leibniz, fichábamos a Mercedes Pimiento; nos habíamos fijado en la contundencia expresiva que lograba en obras en las que utiliza los justos medios materiales y ningún ornamento para repensar nuestras formas de ocupar y transformar los espacios y de relacionarnos con ellos. También ha jugado, en ocasiones, con los tiempos, con las distancias entre las ruinas de lo pasado y los cimientos de lo que queda por venir a partir de esas urbanizaciones inviables, que quedaron a medio camino en su proceso de construcción y que nunca serán habitadas.
Utiliza Mercedes todo tipo de formatos y materiales (fotografías, dibujos, instalaciones o esculturas elaboradas con los frágiles y efímeros azúcar, cartón, tiza o jabón) a la hora de hacer hincapié en las zonas de sombra y las debilidades de nuestra época en constante cambio, que a la vez que nos empuja constantemente al deseo de novedades, situándonos siempre a la expectativa, nos niega las certezas. En sus manos, lo que parece sólido, como el alabastro, puede mostrársenos tan moldeable como la cera gracias al efecto de la luz.
A esos elementos les concede Mercedes una poética esencial y propia, por su capacidad de evocar contextos íntimos y habituales y porque, en la utilización que hace de ellos, pueden generar reflexiones sobre los límites entre lo natural y el artificio y sobre ese “ciclo de la vida” de los materiales, que no deja se ser construcción humana dada, de planificación, construcción, elaboración y ruina.
El próximo 2 de junio esta joven artista sevillana regresará a la Galería Javier Silva de Valladolid -donde en 2015 presentó su primera individual- para exponer “Los paisajes invisibles”, un nuevo cuerpo de trabajo, a medio camino entre lo escultórico y lo instalativo, en el que no abandona su principal línea de estudio: las connotaciones políticas y sociológicas del paisaje. Entiende Mercedes que este, como cualquier producto cultural, es político y que desempeña un papel relevante tanto en la conformación de identidades individuales y colectivas como en la representación y transmisión del poder.
Ella se fija en los paisajes a los que menos atención prestamos: aquellos que, por motivos diversos, escapan a nuestra percepción porque los procesos de construcción de nuestra mirada han apuntado hacia otros espacios. Entiende que, como ocurre en la formación de nuestra opinión, solo miramos los paisajes que deseamos ver, aquellos que no nos generan incomodidad o que se adaptan a determinados “regímenes de visibilidad”. El resto permanecen ignotos, casi vírgenes aunque los tengamos muy cerca y sean incluso urbanos. Ellos también son, pese a nuestra indiferencia, “resultado de la acción colectiva y la proyección cultural sobre la naturaleza”.
“Mercedes Pimiento. Los paisajes invisibles”
GALERÍA JAVIER SILVA
c/ Renedo, 8-10 47005
Valladolid
Desde el 2 de junio de 2017
