El Mediterráneo fue el protagonista temático de la pasada edición de ARCOmadrid, contando con una sección comisariada propia en la que participaron diecinueve galerías (El Mediterráneo: Un Mar Redondo) y, en paralelo a la Feria, el Instituto Italiano de Cultura abrió en su sede en la capital una triada de exposiciones, protagonizadas por artistas jóvenes o consagrados, también con el Mare Nostrum como hilo conductor. Bajo el título genérico de “El mar entre tierras”, plantean desde diferentes enfoques la diversidad y la riqueza de las culturas que se han desarrollado, a lo largo de los siglos, en sus orillas y también hasta qué punto sus aguas han dado forma a límites o no límites, desde una perspectiva geográfica y simbólica.
La primera de esas exhibiciones es una colectiva que acoge trabajos de tres artistas representados por la sala Studio Trisorio napolitana: se trata de Marisa Albanese, Umberto Manzo y Roselena Ramistella. En “Cuerpos y paisajes meridianos”, sus respectivas producciones, dispares en cuanto a técnicas y lenguajes, se ponen en relación a partir de algunas de sus temáticas comunes: el cuerpo y el paisaje. El imaginario mediterráneo, lo sugestivo de su clima y de la naturaleza en torno al mar están presentes en trabajos que aquí se asocian con las teorías vertebradas por Franco Cassano en su ensayo El pensamiento meridiano, en el que formulaba el italiano que es en el mar donde se descubre que la frontera no es un lugar donde acaba el mundo, sino aquel donde los diferentes se tocan y el partido de la relación con el otro se convierte en difícil y verdadero.
Las migraciones, los desplazamientos en su sentido más amplio, sus consecuencias en forma de discriminaciones y los lazos entre individuos y lugares vienen centrando la obra de Albanese, autora de instalaciones, vídeos, esculturas y dibujos. Predominan en ellos las tonalidades matéricas o blancas, de las que se sirve para construir un discurso ético que desafía prejuicios racistas y nos invita a adoptar una visión más rica de la otredad y de los vínculos entre geografías y sociedades.
Manzo, por su parte, investiga en torno el cuerpo y la memoria a partir de óleo, grafito, emulsiones fotográficas, cera dispuesta sobre papel o lienzo y pegamentos vegetales. Considera a sus proyectos archivos del recuerdo y suele estratificar sus dibujos y disponerlos sobre bastidores para generar después en sus superficies siluetas que remiten al clasicismo, rostros de perfil y paisajes antropomórficos que parecen estrechar lazos entre pasado y presente como caras de una misma moneda.
Por último, Ramistella es fotógrafa y su trabajo parte de investigaciones socioantropológicas: en sus imágenes presenta a mujeres, hombres y animales en convivencia armónica; incluso sus rostros, intensos, convergen con los paisajes que ella fotografía durante sus viajes.
En colaboración con otra galería italiana de actividad fundamental en Turín, Giorgio Persano, Giuseppe Lana, artista que reside y trabaja entre Londres y Catania, expone en Madrid parte de sus Pasajes, un extenso proyecto en el que nos habla, como Albanese, de los desplazamientos de masas obligados o voluntarios; de la relación de estos últimos con la libertad individual y de las problemáticas que generan en cuanto a sanciones políticas, controversias religiosas o defensa de las fronteras; también de la gradual adaptación de los individuos a sus nuevos lugares de residencia. La obra de este autor guarda estrecha vinculación con su propia biografía y con el análisis histórico, pero en este caso convierte a un mosquito en metáfora de las implicaciones sociales del fenómeno de las migraciones: siempre transitan en masa, constantemente buscan zonas nuevas donde asentarse, habitualmente del sur al norte, establecen enormes colonias y tratan de adaptarse a los cambios climáticos; por tanto, sus movimientos tienen mucho que ver con la supervivencia.
Las obras que componen Pasajes están concebidas como constelaciones que, en la muestra, interactúan y entran en conflicto con elementos lumínicos, convertidos aquí en obstáculos, físicos y sensoriales, de la libertad de nuestros pasos. Hacen clara referencia a las barreras impuestas a los desplazados.
Por último, podemos contemplar en el Instituto Italiano un proyecto que Michelangelo Pistoletto ideó hace algo más de dos décadas y que presentó en la Bienal de Venecia, que justamente en 2003 le concedió su León de oro. Se trata de Love Difference – Movimiento Artístico para una Política InterMediterránea y está compuesto por una gran mesa reflectante con la forma de la cuenca del Mediterráneo, rodeada de sillas procedentes de cada uno de los países que bordean el mar. Alrededor de ella, primero en Venecia y después en otras ciudades del mundo, se vienen desarrollando diversas actividades.
Colaboran en esta última muestra Cittadellarte – Fondazione Pistoletto y, de nuevo, la Galería Giorgio Persano; se acompaña de la proyección del vídeo inédito Michelangelo Pistoletto. Ieri, oggi e domani, producido por Recontemporary (Turín).
“El mar entre tierras”
c/ Mayor, 86
Madrid
Del 25 de febrero al 22 de abril de 2023
