Marisa González, Premio Velázquez de Artes Plásticas 2023

La bilbaína Marisa González es una de las artistas pioneras en nuestro país en el ámbito de la investigación de las relaciones entre arte y nuevas tecnologías desde que en 1971 cursara en Chicago un Máster en el Departamento de Sistemas Generativos dirigido por Sonia Sheridan. Cuatro años más tarde, presentó en el Washington Projects for the Arts su primera videocreación y, desde entonces, ha mostrado en múltiples exposiciones individuales y colectivas proyectos a medio camino entre el low tech y el high tech, transitando entre los sistemas de reproducción mecánica y el vídeo.

La serialización de sus trabajos deriva de su empleo de programas informáticos para investigar sobre asuntos como la clonación, la fragmentación o la multiplicación de lo real; en algunos de ellos, atrapa azarosamente imágenes o las captura con un rigor casi científico pretendiendo invitar con ellas al espectador a contemplar la belleza de la simplicidad.

Aproximadamente desde hace dos décadas viene gestándose un cambio notable en su producción: ha adoptado un tono más comprometido socialmente y ha apostado por el reflejo de las transformaciones sociales, urbanas y económicas propias de la actual sociedad global en documentos que tienen carácter testimonial. También son características de su obra reciente las referencias recurrentes al drama de la violencia sobre las mujeres, al posible valor combativo del lenguaje, la recuperación de la memoria histórica, los transgénicos o los usos posibles de edificios abandonados. Y es igualmente común en sus proyectos últimos la búsqueda de soluciones para responder tanto a problemas actuales como a las eternas preguntas sobre qué es el arte y qué rol puede desempeñar en el mundo de hoy.

La autora ha sido hoy galardonada con el Premio Velázquez de Artes Plásticas de este año, dotado con 100.000 euros, en palabras del jurado por “su amplia trayectoria como artista multimedia, pionera en la utilización de nuevas tecnologías desde los años 70 hasta la actualidad”, y por su labor como “espigadora incansable de archivos, documentos y arqueologías industriales, siempre comprometida frente a las desigualdades sociales y las amenazas ecológicas en nuestro mundo globalizado”.

Comenzó trabajando con fotocopiadoras a principios de los setenta, y más tarde con faxes, ordenadores y vídeo. En esa simbiosis entre el arte y la tecnología, y teniendo como método el ensamblaje de diferentes técnicas, ha generado un nuevo lenguaje codificado por ella misma, atendiendo a la reproducción de las imágenes, el empleo del fragmento y su repetición, que entiende como valores clave de lo contemporáneo.

El jurado que la ha premiado, presidido por Isaac Sastre de Diego, director general de Patrimonio Cultural y Bellas Artes del Ministerio de Cultura y Deporte, ha estado compuesto por Gloria Reguero Mélida, presidenta de la Unión de Artistas Contemporáneos de España y artista; Luis Fernández-Galiano Ruiz, doctor arquitecto y catedrático de Proyectos en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid; Álvaro Rodríguez Fominaya, director del MUSAC; Claude Bussac, directora de Estudios Artísticos de la Casa de Velázquez; Rocío de la Villa, profesora titular y catedrática de Estética de la Universidad Autónoma de Madrid; Cristiana Collu, directora de la Galleria Nazionale d’Arte Moderna e Contemporánea de Roma; y Emiliano Valdés Melendreras, comisario jefe del Museo de Arte Moderno de Medellín (MAMM).

Marisa González en su estudio

Comentarios