Maider López y el aleteo de la mariposa

El MARCO de Vigo revisa sus proyectos de los últimos años

Maider López. Desplazamiento, 2016. Foto: cortesía MARCO Vigo/Enrique Touriño
Maider López. Desplazamiento, 2016. Foto: cortesía MARCO Vigo/Enrique Touriño
Maider López. 366 Sillas, 2007. Foto: cortesía MARCO Vigo/Enrique Touriño
Maider López. 366 Sillas, 2007. Foto: cortesía MARCO Vigo/Enrique Touriño

Quienes desde el pasado 10 de junio visitan la planta baja del Museo de Arte Contemporáneo de Vigo se topan con un duplicado de medio metro de altura de sus paredes. Tenemos la  sensación, cierta, de que estas se han desplazado (en concreto 217 cm frontalmente y 415 cm lateralmente), y de encontrarnos, por tanto, ante itinerarios de circulación distintos a los acostumbrados, ante nuevas perspectivas nacidas de un aparente obstáculo.

El conjunto compone la intervención específica Desplazamiento de la artista  Maider López, con una amplia trayectoria a sus espaldas en lo que a trabajos en espacios públicos se refiere, y “Desplazamiento” es también el título de la exposición que compendia su obra reciente, abierta en el museo gallego hasta el 18 de septiembre, tras su paso, hasta febrero de este mismo año, por el Koldo Mitxelena de San Sebastián.

La muestra da cuenta de propuestas en las que López ha trabajado tanto en paisajes como en espacios urbanos cuestionando acciones e ideas que nos resultan cotidianas y en las que, por esa razón, no reparamos habitualmente: propone la artista vasca repensar nuestro entorno, las situaciones sociales y los contextos en los que nos movemos, en definitiva, las reglas del juego.

Se exhibe en MARCO una selección de proyectos realizados en los últimos diez años que enlazan con la intervención site-specific de la que hablábamos al principio por proponernos un desplazamiento, entendido en su significado literal, es decir, como movimiento nuestro o de algún objeto respecto al lugar que previamente ocupaba. Ante esa acción existen, en los trabajos de López, dos posibles resultados: la creación de una situación de extrañamiento o el nacimiento de un nuevo lugar mental en el que las creencias preestablecidas han de ser, sino abandonadas, al menos sí confrontadas.

Ante el desplazamiento se originan en la obra de López dos posibles resultados: la creación de una situación de extrañamiento o el nacimiento de un nuevo lugar mental

En la obra de Maider López tiene una presencia destacada el humor, y en muchos casos se hace necesaria también la participación activa de personas procedentes de ámbitos diversos, a veces ajenas al contexto artístico. A partir de su experiencia, podemos comprobar cómo transformaciones sutiles, alteraciones suaves en el estado de las cosas, pueden dar lugar a cambios de alcance.

Maider López. Desplazamiento, 2016. Foto: cortesía MARCO Vigo/Enrique Touriño
Maider López. Desplazamiento, 2016. Foto: cortesía MARCO Vigo/Enrique Touriño

En palabras de la comisaria de la exposición, Fulya Erdemci, a través de detalles de la vida cotidiana, de los espacios que nos rodean o de las relaciones triviales y ordinarias entre las personas, en sus proyectos vamos entendiendo la estructura y el orden de las cosas y nos hacemos conscientes de su fragilidad, comprendiendo que fácilmente podrían ser de otra manera.

Maider López. 65 lápices, 2016. Foto: cortesía MARCO Vigo/Enrique Touriño
Maider López. 65 lápices, 2016. Foto: cortesía MARCO Vigo/Enrique Touriño

 

Maider López. Piscine Saint-Georges, 2014. Foto: cortesía de la artista
Maider López. Piscine Saint-Georges, 2014. Foto: cortesía de la artista

Entre los proyectos presentes en “Desplazamiento” destacan 65 lápices, por el que una pared de MARCO se ha cubierto con ellos, generando un dibujo abstracto a gran escala que nos permite medir el lugar en el número de lápices empleados y el tiempo invertidos en realizar la acción; Cámaras de vigilancia, instalación que copia y multiplica las cámaras de seguridad preexistentes en el centro dando visibilidad a este dispositivo tan actual y presente que ha devenido invisible, o la videoinstalación Piscine Saint-Georges, de 2014. En aquella piscina, construida en 1926, invitó Maider a nadar a 86 personas en convocatoria pública. Si normalmente las piscinas son espacio de diversión y descanso, en este caso la masificación y la falta de coordinación entre nadadores hacían de este lugar, pensado para el entretenimiento, casi un suplicio.

Tampoco faltan en MARCO Making Ways (2013), sobre los contrastes entre el trazado urbano de Estambul a cargo de Karaköy y los modos de cruzar la calle de los habitantes de la ciudad, que generan rutas que escapan a la legislación, o Polder Cup (2010): en la fachada del centro Witte de With holandés instaló la artista un banner que anunciaba la organización de un campeonato de fútbol en los pólderes, las superficies terrestres ganadas al mar de Rotterdam. Los campos incluían los accidentes del trazado de la zona, como canales con agua, lo que obligaba a articular nuevas estrategias y reglas de juego adecuadas a la nueva situación; reglas que, por cierto, replicaban funcionamientos sociales planteando alianzas o enemistades en base a escenarios concretos.

Algunas de las obras expuestas podemos contemplarlas en mesas de procesos, donde también está disponible la documentación de cada proyecto.

Maider López. Ataskoa, 2005. Foto: cortesía de la artista
Maider López. Ataskoa, 2005. Foto: cortesía de la artista

 

Maider López. Polder Cup, 2010. Foto: cortesía de la artista
Maider López. Polder Cup, 2010. Foto: cortesía de la artista

 

Comentarios