La trama dorsal de Prudencio Irazabal

Helga de Alvear muestra sus series recientes

Madrid,

Desde que inició su formación en Sevilla y Barcelona, y en las últimas décadas en que ha residido en Nueva York, Prudencio Irazabal nunca ha abandonado la pintura. Vertebra su producción un discurso teórico maduro: ha indagado en el devenir histórico de esta disciplina, en las posibilidades y también los límites de sus materiales y en las esencias de este medio: superficies, luces, colores, texturas y, desde luego, percepción visual.

Su obra siempre ha destacado por su contenido simbólico e implicaciones espirituales, pero también por el placer visual que suscita, derivado seguramente tanto de la depuración formal que identifica el lenguaje personal del autor como de la profundización en su propia identidad que ha llevado a cabo en relación con sus investigaciones en la historia del arte.

Prudencio Irazabal. Sin título 6H3, 2022
Prudencio Irazabal. Sin título 6H3, 2022

Desde los años ochenta, etapa de especial vitalidad en la creación española, comenzó el de Puentelarra a entender que fuera posible que la pintura sea y ocurra autónomamente respecto a su artífice: de los análisis de soportes, materias, superficies y densidades que efectuaba nacerían imágenes de colores planos y pigmentos oscuros que enfrentaba a su propia oxidación. Más adelante, y ahondando en una voluntad ya presente de prescindir de lo superfluo, continuó explorando las reacciones y comportamientos de los materiales en el tiempo, cuestionándose en el camino la relación del propio medio pictórico con sus soportes: fundía superficies y tonalidades hasta convertir aquellas prácticamente en piel en la que las capas se transparentaban, siendo aparentemente traspasadas por la luz.

Más adelante, hacia mediados de los noventa, podemos decir que sus pinturas ganaron independencia respecto a las telas: capas gruesas de pigmento se exponían como si se tratara de pura materia y el color asomaba, estratificado, en los bordes o bien surgía en el mismo lienzo sometido a una suerte de cortes perpendiculares. Pese a superponerse numerosas aplicaciones de pigmento, los planos frontales resultan evidentemente monocromos, no dejando de acentuarse transparencias en su materialidad.

Fue entonces cuando la delicadeza ganó la partida en el trabajo de Irazabal, presentando sus lienzos una profundidad imbricada claramente en el grosor de la tela, sin mayores artificios, y convirtiéndose sus cuadros en ejercicios de despliegue sensorial con dimensiones tanto materiales como intangibles. Los colores, aunque definidos, se extienden en nebulosas inaprensibles y, en ocasiones, se aprecian entre ellos manchas blancas opacas que, en medio de esa inmaterialidad evocada, acentúan la sensación de una densidad oculta tras el primer plano.

Prudencio Irazabal. "La trama dorsal". Galería Helga de Alvear
Prudencio Irazabal. “La trama dorsal”. Galería Helga de Alvear

Hasta el 21 de mayo, su galería en Madrid, Helga de Alvear, nos enseña las series recientes La trama dorsal e Intenciones a dos partes, ambas centradas en esas conexiones entre lo que se evidencia y lo que se nos oculta, lo que resuena y lo apenas perceptible, e incluso entre lo accidental en la pintura y lo alumbrado con intención.

En la primera serie, La trama dorsal, las imágenes de mayor formato se construyen a partir de superficies horizontales sobre las que el artista parece trabajar haciendo visibles, por la vía del claroscuro, relieves palpitantes al otro lado de la tela (son dos los planos que nos apelan, con algo parecido a dos voces simultáneas). Le interesa al vasco la contención de la línea, que en puridad solo está presente en los bordes para, en el interior, convertirse, únicamente, en frontera inestable del color.

En cuanto a Intenciones a dos partes, inspira este conjunto de pinturas Invenciones a dos partes de Bach: el artista hace suyas las reglas del contrapunto barroco en el manejo único de dos colores no subordinados, un solo instrumento para aplicarlos y la sistematización del desarrollo cromático anclando gestos y formas en laterales de la misma dimensión. Estos trabajos nacen de la superposición de dos tonos traslúcidos que crean evidentemente un tercero, que a su vez da lugar a una progresión o tejido continuo de transiciones cromáticas.

Prudencio Irazabal. Sin título 5T6, 2021
Prudencio Irazabal. Sin título 5T6, 2021
Prudencio Irazabal. Sin título 6H2, 2022
Prudencio Irazabal. Sin título 6H2, 2022

 

 

Prudencio Irazabal. “La trama dorsal”

GALERÍA HELGA DE ALVEAR

c/ Doctor Fourquet, 12

Madrid

Del 31 de marzo al 21 de mayo de 2022

 

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