La piel translúcida

66 obras de la Colección Iberdrola se exponen en CentroCentro

Madrid,
Axel Hütte. Island Fog, 2002
Axel Hütte. Island Fog, 2002

Bajo el comisariado de Javier González de Durana, CentroCentro expone, hasta el próximo 7 de junio y por primera vez en Madrid, 66 piezas de la Colección Iberdrola, uno de los fondos privados más destacados y desconocidos de nuestro país. Es especialmente rico en fotografía contemporánea y en los últimos años se ha reordenado y ampliado estructurándose en tres bloques correspondientes a las fases cronológicas de desarrollo de Iberdrola como empresa.

Un primer bloque consta de piezas de arte vasco fechadas entre fines del s XIX y comienzos del XX, una etapa que coincide tanto con el nacimiento de la compañía, en Bilbao en 1901, como con la llegada de la modernidad cultural a España; el segundo se nutre de obras de creadores españoles fechadas entre la década de los cincuenta y nuestros días, un periodo de crecimiento y consolidación de Iberdrola, y por último, una tercera sección se compone de trabajos en vídeo y fotografía de artistas internacionales de hoy, piezas adquiridas por la firma en paralelo a su expansión.

Anselmo Guinea. Playa de Bakio, 1881
Anselmo Guinea. Playa de Bakio, 1881

Los responsables de la Colección Iberdrola aseguran que la adquisición de piezas no sólo se realiza atendiendo a su calidad y al prestigio de su autor, sino también prestando atención a los lazos estéticos, conceptuales, temáticos o formales que podrían establecerse entre los nuevos trabajos y los ya atesorados, con la intención de generar a partir de ellos un tejido que paulatinamente vaya enriqueciéndose en cuanto a interpretaciones y matices.

Haciendo alusión a esa noción de tejido se ha preparado también la muestra que acaba de abrirse en CentroCentro, sede habitual de exhibiciones dedicadas a colecciones privadas españolas. En palabras de su comisario, la selección concreta (de obras) realizada para su presentación en CentroCentro indaga sobre dos aspectos paralelos, pero complementarios. En un sentido concreto y real, la dermis como órgano que desde la superficie corporal comunica profundos sentimientos y estados de ánimo, y en un sentido amplio y metafórico, el arte como piel-signo que esconde un cuerpo-significado que el observador debe desentrañar a la vista de aquella desde su experiencia y conocimiento personales -esto es, desde su propia piel.

De las 66 obras que forman parte de “La piel translúcida”, que ya pudo verse en Bilbao y Valladolid, dos pertenecen al primer bloque de la Colección Iberdrola y corresponden a movimientos post-impresionistas y vanguardistas y 29 dan testimonio de la evolución del arte español desde los años cincuenta a través de piezas de Zuloaga, Regoyos, Chillida, Oteiza, Tapies, Antonio López o Miquel Barceló. El resto son fotografías datadas desde los setenta y realizadas por autores españoles y extranjeros, entre ellos Thomas Ruff, Candida Höfer, Mapplethorpe, Tillmans, Axel Hütte, Sugimoto o Struth.

 

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