La pasión según Carol Rama

Instinto, pasión, ira, violencia, tristeza, fetichismo, melancolía y rabia fueron las razones citadas para pintar por Carol Rama, artista italiana de producción difícilmente clasificable y lenguaje altamente personal y subversivo que, a lo largo de sus cerca de setenta años de carrera, transitó por los principales movimientos de vanguardia del s XX siempre en los márgenes de la historiografía oficial.

Rama, nacida en 1918 en Turín, se sirvió de la representación de la sexualidad como estrategia de resistencia a lo hegemónico y sus orígenes fueron autodidactas. Si en los treinta realizó acuarelas a partir de simplificadas anatomías, ya en los cincuenta se introdujo en el arte concreto y cultivó la abstracción, más adelante empleó recursos del bricolaje y materiales reciclables o neumáticos usados que remitían a los principios antijerárquicos del Povera y al canto a lo pobre del Informalismo, y en sus últimos trabajos regresó a la figuración sin desprenderse del uso libre de la forma. El nexo común de su obra variada lo encontramos en la mujer, en el análisis transgresor de la “condición femenina”, y en su frecuente expresión pictórica del dolor que le provocaron el fallecimiento temprano de su padre y los problemas psiquiátricos de su madre. Hoy la asociamos a menudo al llamado sensurrealismo, el arte visceral-concreto, el porno brut y la abstracción orgánica y se establecen paralelismos entre su obra y la de otras contemporáneas que recurrieron al cuerpo como medio simbólico de aludir a nuestras aspiraciones y frustraciones, como Cindy Sherman, Kara Walker, Sue Williams, Kiki Smith y Elly Strik.

Habitual de la Bienal de Venecia, en la que ha participado en seis ocasiones, recibió en 2003 el León de Oro y desde el próximo 31 de octubre protagoniza en el MACBA barcelonés “La pasión según Carol Rama”, una antología que recupera su figura de cara al gran público tras años de olvido, derivados quizá de la potencia expresiva del relato feminista contenido en sus trabajos.

Hoy la asociamos a menudo al llamado sensurrealismo, el arte visceral-concreto, el porno brut y la abstracción orgánica

Comisariada por Teresa Grandas y Beatriz Preciado, la exhibición plantea la obra de Rama como contra-archivo de las grandes corrientes artísticas del siglo pasado y como representación alternativa de la sexualidad, sobre todo de la femenina: ya desde sus primeras piezas, además de dejar patente una original gramática visual, optó por mostrar el cuerpo de la mujer desde un enfoque vital y activo, fuese amenazante, mutilado, violentado o deseante.

Se sirvió de las tonalidades potentes y casi carnales del Fauvismo para, aplicándolas en la lengua o en órganos sexuales, subrayar la resistencia del cuerpo tanto a instituciones como a ideologías dominantes: hasta 2006 no dejó de presentarnos cartografías de un deseo físico sin reglas, vinculado al inconsciente y no a la tradición.

Han participado en la organización de esta muestra el Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris (donde podrá verse el año próximo), el Espoo Museum of Modern Art, el IMMA dublinés y GAM, la Galleria Civica d’Arte Moderna e Contemporanea de Turín.